FRANCISCO JIMÉNEZ S.J.
VOCACIONES
EN UN SIGLO HERIDO
ESTUDIO CRONOLÓGICO
DE LA PREOCUPACIÓN POR LAS VOCACIONES
SACERDOTALES EN EL MINISTERIO
DE ALBERTO HURTADO S.J.
BIBLIOTECA JESUITA DE CHILE
ESTUDIOS
FRANCISCO JIMÉNEZ S.J.
VOCACIONES
EN UN SIGLO HERIDO
ESTUDIO CRONOLÓGICO
DE LA PREOCUPACIÓN POR LAS VOCACIONES
SACERDOTALES EN EL MINISTERIO
DE ALBERTO HURTADO S.J.
VOCACIONES EN UN SIGLO HERIDO
Estudio cronológico de la preocupación por las vocaciones sacerdotales
en el ministerio de Alberto Hurtado S.J.
Biblioteca Jesuita de Chile
Estudios
© Francisco Jiménez S.J.
Ediciones Universidad Alberto Hurtado
Alameda 1869 · Santiago de Chile
mgarciam@uahurtado.cl · 56-02-8897726
www.uahurtado.cl
ISBN libro impreso: 978-956-9320-67-5
ISBN libro digital: 978-956-9320-68-2
Registro de propiedad intelectual Nº 236151
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Comité editorial
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Lucero de Vivanco
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Editora ejecutiva
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AMDG
ÍNDICE GENERAL
, por Claudio Rolle
, por Samuel Fernández
BREVE CRONOLOGÍA DE LA VIDA
DE ALBERTO HURTADO S.J
CAPÍTULO I
CONTRA LA CRISIS, MÁS SACERDOTES (1936-1940)
CAPÍTULO II
UN ESPECIALISTA EN JÓVENES (1941-1944)
CAPÍTULO III
EL LUGAR DE LA IGLESIA EN EL MUNDO MODERNO (1945-1952)
EPÍLOGO
¿EL PROBLEMA MÁS GRAVE?
1. La publicación de Vocaciones en un siglo herido de Francisco Jiménez S.J. en la sección “Estudios” de la Biblioteca Jesuita de Chile tiene un valor especial para este proyecto editorial llevado adelante por la Universidad Alberto Hurtado y el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica. Esto debido a que este nuevo libro no solo recoge una monografía cuidadosamente elaborada y en diálogo con el mundo presente, sino también articula una línea de entrelazamiento entre las dos secciones de la Biblioteca. En efecto en la sección “Fuentes” se ha puesto en marcha una reedición de los textos que Alberto Hurtado publicó durante su vida, en volúmenes que han sido cuidadosamente revisados para superar erratas y que se presentan con el propósito de dialogar con la sociedad de hoy y de mañana. Ahora el estudio de Francisco Jiménez S.J. hace una contribución significativa para la mejor y más rica comprensión de la abundante producción intelectual y espiritual del primer santo chileno, proponiendo un modo de acercamiento a Alberto Hurtado y al mundo que él vivió, y una forma de interpretación de su obra que está estrechamente ligada al método de estudio e investigación elegido Jiménez siguiendo la vida del “padre Hurtado” y sus contemporáneos.
Como se percibe desde el título mismo, la lectura que Francisco Jiménez S.J. hace de la obra de Alberto Hurtado se ocupa del tema de las vocaciones sacerdotales, y del sacerdocio en un sentido más amplio, mediante una atenta lectura de los numerosos y variados textos que Hurtado escribiera desde el inicio de su tarea como sacerdote y hasta su muerte sobre estos temas, iluminados con la particular atención que Jiménez da a los datos contextuales tanto del medio chileno como de la vida de la Iglesia universal, ofreciéndonos la posibilidad de comprender mejor la reflexión y la acción de Alberto Hurtado. Hay en el estudio de Jiménez una disposición especialmente viva para facilitar una aproximación a los escritos de Hurtado, sean los privados como los públicos, dentro de los valores y las sensibilidades de ese Chile del tercio central del siglo XX, mostrándonos las etapas de desarrollo de un pensamiento en torno a la cuestión de las vocaciones sacerdotales y las dificultades que el mundo moderno planteaba en ese terreno. La interpretación que Jiménez hace de la vida y obra de Hurtado se sostiene en una atractiva periodización del trabajo y la reflexión de este último entre su retorno a Chile en 1936 y su muerte en 1952, proponiéndonos tres etapas que ordenan este acucioso estudio, lo que representa una contribución que ayuda al conocimiento y la comprensión del pensamiento del santo jesuita.
A las alegrías y las esperanzas, a las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de su tiempo, pone Alberto Hurtado una atención especial que no solo prefigura en varios aspectos la obra del Vaticano II, sino determina su forma de mirar los desafíos de su hora en la tierra. Casi como si hubiese sabido que su vida sería breve —no alcanza a cumplir los veinte años como sacerdote— y consciente de tener por delante una tarea de evangelización nueva, que se debate en su interior entre la dimensión de reacción frente a los males de su propio tiempo y las falencias del catolicismo chileno y la energía y confianza con que percibe la acción de los jóvenes en quienes pone enormes esperanzas; el “padre Hurtado” escribe, opina, predica, escucha, reza y actúa como un sacerdote carismático y capaz de tocar los corazones de quienes lo conocieron. En el orden de su discurso, como muy bien destaca Jiménez, la preocupación constante por el sacerdocio hace posible una lectura de su pensamiento, de su mirada sobre su época y brinda un rico panorama sobre la sensibilidad religiosa de la sociedad chilena en el siglo XX y de los cambios que comenzaba a vivir la Iglesia católica y que poco después de diez años de la muerte de Alberto Hurtado se harían evidentes en el Concilio Vaticano II. Con esa voluntad de comprender en el adecuado contexto, el autor de este estudio ha sabido resistir a lo que el mismo llama “la trampa hagiográfica” buscando establecer un diálogo con la experiencia del pasado de Chile y Alberto Hurtado a través de la mediación de los documentos de este sacerdote jesuita y de los que dan cuenta de los grandes temas de su tiempo.
La opción del autor ha sido la de realizar una aproximación a Alberto Hurtado con una perspectiva biográfica, guiada por el impulso de comprender una inquietud central de este carismático formador de jóvenes y servidor de la sociedad a través de su ministerio. Esa inquietud se relaciona con la centralidad de la preocupación por las vocaciones sacerdotales que según Jiménez tiene en Hurtado “al menos, un origen triple: 1°. una concepción eclesiológica del sacerdocio ministerial propio de su época; 2°. el profundo amor que Hurtado profesó a su propia vocación sacerdotal; y 3°. la necesidad de responder a la crisis generada en la Iglesia ante la modernidad y la secularización, necesidad que Hurtado vivió como apremiante” .
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