Corinne Bouteleux
El extraordinario mundo
de los fantasmas
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
Traducción de Sonia Afuera Fernández.
Ilustraciones de Isabel Jarrige.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-374-7
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
Introducción
La palabra fantasma evoca siluetas etéreas y blanquecinas que frecuentan los cementerios, una noche sin luna… El simple sonido de esta palabra nos produce escalofríos. En general, el «mundo de los vivos» siente a un tiempo atracción y repulsión hacia el «mundo de los muertos». El ser humano siempre se ha sentido fascinado por el fenómeno de los espectros y, al mismo tiempo, tiene miedo de él. Extrañas manifestaciones… de las que hay que desconfiar. ¿Viven estas entidades en ambientes inquietantes? Parecen adoptar las formas más inverosímiles, aparecer en los lugares más increíbles y frecuentar los lugares más variados. Asimismo, pueden frecuentar los lugares más comunes y asustar a visitantes desconocidos.
Suele ser cierto que los fantasmas no se manifiestan de la misma forma a las personas que se los encuentran. Algunos se presentan con frecuencia para anunciar catástrofes, otros evocan a seres que no han podido encontrar reposo en el Más Allá, seres atormentados por la lujuria, los remordimientos, una sed de justicia o la necesidad de volver a vivir indefinidamente la tragedia en un mismo escenario. También aparecen en los lugares en los que han vivido algo intenso. Entre los fenómenos clásicos, la aparición de una persona, o incluso de un animal, fenómeno que suele darse en el mismo lugar siempre, visible por una sola persona o por varios individuos demostraría que se puede tratar tanto de espectros que se intuyen como de personajes de indudable presencia. ¡Guau! ¿Quiere esto decir que, en el «ambiente», persiste una emanación procedente de estos lugares frecuentados? Ya podemos echarnos a temblar…
¿Fenómeno subjetivo? No seamos como los racionalistas, mostrémoslo como un hecho a la vez intangible e innegable. Sería demasiado fácil y ridículo hablar de alucinaciones, porque en este caso ya podemos dejarlo correr y no volver a hablar del tema. Hay que protegerse de los fantasmas, ya que pueden tener apariencia humana o ser «invisiblemente» discretos. Normalmente van vestidos con lo que llevaban en la época en que vivían en la Tierra, como en las novelas. ¿Es eso una prueba evidente? ¿Es suficiente? En ocasiones son transparentes, nebulosos, están rodeados de una especie de halo; otras veces se podría creer que todavía siguen «vivos», por lo denso y material de su aspecto. Algunas veces parecen entrar por una puerta y cruzar la habitación dirigiéndose hacia otra puerta, por la que desaparecen tan silenciosamente como han entrado. ¿Es eso una alucinación? Otras veces se «materializan» de forma repentina y se «disuelven» del mismo modo, pasando a través de las paredes. Hay fantasmas que caminan sobre el suelo como los vivos, pero en otros casos parecen flotar en el aire, con sus piernas invisibles… Entre los testimonios históricos notorios y singulares de nuestros contemporáneos se puede «resolver» este laberinto, situado entre el truco y la realidad de los hechos. Hay que añadir a esta cuestión las hipótesis científicas de las investigaciones «paranormales», que rechazan o confirman la existencia de fantasmas…
Después de profundizar en el apasionante mundo de los fantasmas, un test le permitirá evaluar su «esfera racional e irracional». ¡Hágalo sin tardar! Cuando hablamos de fantasmas, hablamos también de espiritismo: ¿le apetecería una pequeña sesión de mesa giratoria? Las ciencias esotéricas simbolizan el «campo» de los misterios, al que se añaden otros «fenómenos», como el de Uri Geller, el de la transcomunicación, el de la NDE, de los efectos Kirlian, etc. Así pues, abramos la puerta sin hacer ruido: el chirrido podría hacer sobresaltarse a algunas criaturas en la sombra, dispuestas a aterrorizarnos.
¿Cómo los definimos?
El diccionario define el término fantasma como «imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos» (Diccionario de la Real Academia Española). Esto es, el espíritu —se supone— separado del cuerpo o, dicho de otro modo, el alma de una persona muerta. Esta definición es muy limitada… Profundicemos un poco más en el tema.
¿De dónde procede el término fantasma?
Esta palabra procede del griego phantasma, que quiere decir «aparición, visión, fantasma, espectro», de la familia de phainein, «aparecer». En el siglo XII se introduce en Francia con el significado de «falsa ilusión», que se refiere a la aparición sobrenatural de una persona muerta y, por extensión, todo «ser imaginario». Hasta el siglo XVI , el término significó «fantasma», y luego, en el siglo XVII , se empleaba para hacer referencia a una «persona o animal esquelético». En el siglo XIX , la ciencia médica separó las dos palabras: fantasma sólo designaba una «imagen debida a una alucinación», y su uso se limitaba al significado de «producción de la imaginación que permite escapar de la realidad». El término marca la oposición entre «imaginación» y «percepción real». Este valor se confirmará con el psicoanálisis. En los adjetivos podemos darnos cuenta de que el puente entre fantástico y fantasmal es estrecho… También se utilizan estas palabras para calificar lo que es «blanco», «transparente», «invisible»…
A continuación, veremos los diferentes nombres existentes para designar a un ser fantasmagórico.
El fantasma
El término fantasma es el que se utiliza con mayor frecuencia cuando se habla de representación post mortem de una persona. Se suele constatar que el fantasma aparece donde ha habido una tragedia, como puede ser un asesinato, un ahogado o cualquier otro acontecimiento grave durante su vida terrenal.
Puede regresar por otras razones: pena de amor, venganza… Es de color blanquecino o transparente. Su identidad y el motivo de su presencia no siempre suelen ser conocidos.
Por definición, el fantasma es el cuerpo de un ser muerto con la apariencia que tenía en vida, ya sea con atuendos que se atribuyen a los fantasmas (cadenas, sudario…) como de forma evanescente con la última ropa que llevaba antes de morir, o situado entre los vivos y haciéndose pasar por uno de ellos.
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