Catolicismo social chileno
Desarrollo, crisis y actualidad
©Fernando Berríos, Jorge Costadoat S.J., Diego García
Editores
©Ediciones Universidad Alberto Hurtado
ISBN: 978-956-8421-28-1
eISBN: 978-956-9320-56-9
Registro de propiedad intelectual N° 182.183
Este es el segundo tomo de la colección TEOLOGíA DE LOS TIEMPOS
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
Fernando Berríos
E L TEMA DEL LIBRO
La preocupación social de la Iglesia es tan antigua como la Iglesia misma. Más exactamente, está en el corazón del Evangelio, que Jesús anuncia en primer lugar a los marginados (Lc 4,18; 7,22). Se denomina “catolicismo social” a una forma específica de respuesta de la Iglesia a la pobreza y a la injusticia social, que surgió en el siglo XIX en un contexto muy específico y que se ha prolongado como concepto hasta nuestros días. En su origen fue expresión de un profundo replanteamiento de la percepción de la realidad social por parte de los católicos, pero también, y principalmente, de las implicancias de la fe cristiana en el orden social.
El documento conclusivo de la 5a Conferencia General de los obispos de Latinoamérica y el Caribe, realizada en Aparecida, Brasil, en 2007, parte invitando a la comunidad eclesial a mirar la realidad en la que está inserta para reconocer en ella los desafíos concretos que implica, “en esta hora histórica” (n. 98), el llamado a ser discípulos de Jesucristo. En cierta forma, todo el documento —y no solo su capítulo 8, que aborda explícitamente la problemática social— es una reflexión sobre la realidad latinoamericana y caribeña como el lugar en que debe realizarse la experiencia personal y comunitaria del discipulado de Jesús, el Hijo de Dios en quien se ofrece la salvación en clave de encarnación y solidaridad de todo lo humano, excluyendo y rechazando todo aquello que se opone a este proyecto.
En tal contexto adquiere hoy una renovada significación un esfuerzo de evaluación profunda y serena de las mediaciones concretas por la cuales la Iglesia ha articulado históricamente, en nuestro continente y en nuestra nación, ese sentido de compromiso con la realidad social y cultural como camino ineludible de respuesta en la fe al llamado de Jesús. El fenómeno del catolicismo social aparece como una de las más importantes de estas mediaciones.
En 1891 el Papa León XIII promulgó la encíclica Rerum novarum, primer documento oficial del Magisterio eclesiástico sobre temas sociales. Haciéndose eco de un amplio y significativo movimiento de catolicismo social extendido por varios países de Europa durante el siglo XIX , el Papa León asumía, en representación de toda la Iglesia, la dramática “cuestión social” asociada a los procesos del capitalismo industrial y, sobre todo, a las duras condiciones de trabajo y de vida de las muchedumbres proletarias. Junto con una profunda preocupación pastoral por la difícil situación de los obreros, la naciente Doctrina Social de la Iglesia refleja también una toma de conciencia acerca de las consecuencias que estaba teniendo para la Iglesia y para la fe de los proletarios la acción concientizadora de los representantes de la “fantasía del socialismo” (Rerum novarum, n. 11). No se trataba simplemente del temor de un menoscabo en las filas del catolicismo, sino de una preocupación mucho más profunda: el pueblo cristiano debía sensibilizarse ante la “cuestión social” y contribuir, desde su visión de fe, a un orden de convivencia más acorde con las enseñanzas del Evangelio. La caridad debía expresarse en la justicia. Ya no bastaban las acciones de beneficencia hacia los pobres; había que pensar cómo restituirles su dignidad de hijos de Dios a partir del reconocimiento de sus derechos.
La recepción de esta primera encíclica social entre los católicos de Latinoamérica y de nuestra nación es un punto de especial interés histórico y teológico, porque puede revelar con elocuencia en qué medida los miembros de la Iglesia fueron reaccionando a la interpelación de la justicia desde la inspiración de su fe. El origen formal de la Doctrina Social de la Iglesia, representado por la promulgación de la célebre encíclica del Papa León XIII , debe ser considerado, en este sentido, como parte de un proceso eclesial más amplio: la evolución de la conciencia y de la sensibilidad católicas frente a la problemática de la pobreza y de sus causas.
En Latinoamérica puede sostenerse la existencia de un catolicismo social incluso previo a la encíclica de León XIII , que tuvo que responder, en un principio, a las características peculiares del contexto local, tradicionalmente más próximo a un modelo patriarcal y agrario. Pero ya a comienzos del siglo XX este marco social iría variando. En Chile ello aconteció con los procesos de grandes migraciones de origen rural y, más tarde, desde la decaída industria salitrera nortina hacia los grandes centros urbanos, en especial hacia la capital. Hablar de catolicismo social en Latinoamérica y Chile exige, por tanto, prestar atención a dichas peculiaridades y a sus antecedentes y factores constituyentes históricos. Ha habido experiencias e impulsos de índole más local y otros claramente influidos por el catolicismo social europeo, conocido por algunos personajes influyentes de nuestra historia a través de sus viajes, contactos personales y lecturas.
En su desarrollo a través del siglo XX , el catolicismo social ha tenido en Chile también momentos de crisis, relacionados principalmente con las articulaciones políticas y sociales que diversos grupos al interior de la Iglesia pensaron como las más adecuadas para encarnarlo en los tiempos que corrían. Los conflictos intraeclesiales ligados a estas crisis, así como también las críticas de fondo que la misma Doctrina Social de la Iglesia ha recibido en ciertos círculos teológicos, son también temas de interés en la presente obra.
Pero aquí se intenta, ante todo, dejar planteados estos y otros temas para una reflexión de fondo sobre las perspectivas presentes y futuras de las grandes intuiciones del catolicismo social y su legado. ¿En qué medida y desde qué categorías los cristianos de hoy podemos enfrentarnos creativamente a una problemática social nueva, distinta en sus formas a la que movió a aquellos católicos del pasado, pero a la vez tan dramáticamente semejante en sus consecuencias para los más pobres? ¿Y qué perspectivas podemos esbozar para ayudar a las futuras generaciones de cristianos a leer, interpretar y transformar situaciones de injusticia en un orden de convivencia social más plenamente humano?
E L ITINERARIO POR SEGUIR
La presente obra colectiva intenta abordar estos y otros aspectos de la problemática señalada. Es fruto de la colaboración de historiadores, sociólogos y teólogos, que desde sus respectivas disciplinas han intentado iluminar el sentido y el alcance de este aspecto central de la opción creyente cristiana. El libro tiene cuatro partes y un epílogo.