Declaración
Un grupo de trabajadores de la salud mental y otras disciplinas afines, chilenos y especialistas de otros países se reunió en Chile con el fin de analizar la relación entre crisis política, violencia represiva y daño psicológico. El propósito de este encuentro fue avanzar en la formulación de respuestas a los problemas de salud mental generados por la represión política. Durante el trabajo fue posible constatar la extensión y gravedad del daño psicológico sobre las personas, familias, adultos, adolescentes y niños que pueden reconocer como causal o desencadenante la pérdida de los valores, de derechos fundamentales del ser humano y de las normas democráticas.
La experiencia histórica señala que la condición patógena así generada y las manifestaciones del daño persistirán aun con la supresión de la violencia, más abierta y directa. El sistema vigente impone un modelo económico, político y social que conlleva una violencia que le es inherente, y que se pretende institucionalizar progresivamente.
Para los participantes es consustancial a la condición de equilibrio y bienestar psicológico, la posición de un sujeto –como protagonista de su historia, personal y social, posición de la que está despojado o excluido–, en el proceso actual en Latinoamérica. El criterio de salud implica la conciencia sufriente de este despojo y no una adaptación pasiva y asintomática, por tanto, la búsqueda activa de espacios de enriquecimiento psicológico y social.
Un sistema autoritario represivo establece sus valores como dogmas estáticos con exclusión de lo heterogéneo, de lo diferente, que es definido como extraño y peligroso. Un sistema democrático construye sus propios valores, siempre cambiantes y en un movimiento inacabado y de significaciones múltiples.
Las conductas personales y grupales que promueven uno y otro modelo difieren significativamente. El primero se caracteriza por empobrecimiento, alienación y pasividad, terror, tortura, ejecuciones y desapariciones, exilio, cesantía, hambre, marginación social y falta de libertad, lo que afecta no solamente a las víctimas y a sus próximos, sino que se convierte en un referente colectivo de sumisión. Más allá de las declaraciones explícitas y de las imágenes que los responsables quieren crear cómo resultado, se observan efectos que pueden llegar a ser duraderos y que pueden hipotecar la creatividad y la riqueza histórica de la sociedad afectada.
El falseamiento y ocultamiento de la realidad: la manipulación de las conciencias, el consumismo y la arbitrariedad, las dificultades para organizarse, la censura en el ámbito de la cultura son factores patógenos que dañan la salud mental y el desarrollo pleno de los seres humanos. En un pueblo donde se convive cotidianamente con la muerte, el miedo, el hambre y el dolor, la víctima que se pretende aislar y castigar resulta ser la sociedad entera, y los efectos observados son más graves en niños porque ocurren en un período decisivo de su desarrollo y formación.
El trabajo compartido en este encuentro, la experiencia clínica de estos años tanto en Chile como en el exilio, han permitido constatar que se estaría frente a un régimen que ha aplicado sistemáticamente la violencia represiva en forma intencional, planificada y calculada, para producir el daño antes mencionado.
Por otra parte, en un sistema democrático que otorga a los grupos humanos la posibilidad de generar sus propios valores, y construir en forma colectiva el destino común, puede ser fuente de salud. Es por ello que la libertad es un prerrequisito esencial de salud mental. La tarea de la salud mental no es ocultar el dolor y el sufrimiento, sino revelarlo y participar en la transformación de las condiciones que lo generan.
La práctica terapéutica forma parte de la dramática social y por tanto está determinada por el marco económico y social. La nor malización de síntomas o el aplacamiento de los mismos –bajo la ilusión de una cientificidad neutral– es pues una ideología que favorece el orden vigente.
Desde esta perspectiva bajo el régimen actual, las funciones de los trabajadores en salud mental han estado y siguen estando seriamente limitadas. Por tanto, esta reunión definió que la perspectiva de salud mental implica la integración del conocimiento de los fenómenos subjetivos en la comprensión de la realidad social. Solo asumiendo las complejidades y multideterminaciones de la realidad puede lograrse una práctica transformadora de ella.
Se estableció, además, la necesidad de compartir y difundir conocimientos y experiencias, para que las posibilidades de detectar, analizar y emprender acciones destinadas a transformar esta situación, rebasen el ámbito restringido de la psicoterapia. En consecuencia, se estableció que es necesario propiciar el trabajo interdisciplinario para enfrentar el diagnóstico y prevención de los problemas observados y su solución definitiva.
Finalmente se planteó que es una precondición del pleno desarrollo de la persona y de la sociedad chilena la recuperación de la historia y la tradición cultural del pueblo, la supresión de los tratos crueles y degradantes, el término del exilio que fractura la continuidad histórica de las personas y el país, el esclarecimiento de las situaciones de desaparecimientos y ejecuciones de personas, la generación de canales de participación democrática, el acceso de todos y cada uno al trabajo, la salud, la cultura y la recreación.
En el seno de la sociedad chilena se han desarrollado progresivamente y con gran ímpetu las más diversas formas de respuesta a la situación de crisis política. En estas formas de respuesta, se inscribe la tarea de los trabajadores de la salud mental. El esclarecimiento del daño psicológico y social y las formas de reparación que se requieran ahora y en el futuro, constituyen el elemento central de esta tarea.
Lecturas de psicología y política
Crisis política y daño psicológico
Colectivo chileno de trabajo psicosocial – Edición de Elizabeth Lira
Ediciones Universidad Alberto Hurtado
Alameda 1869– Santiago de Chile
– 56-228897726
www.uahurtado.cl
ISBN libro impreso 978-956-357-085-4
ISBN libro digital 978-956-357-086-1
Registro de propiedad intelectual Nº 273363
La primera edición de este libro fue realizada en 1982, sin pie de imprenta, en Santiago de Chile y fue declarada como publicada en México por un colectivo chileno de trabajo psicosocial, para evitar la censura y represalias.
Esta publicación es patrocinada por el Programa Memoria y Derechos Humanos de la Universidad Alberto Hurtado, programa interfacultades creado en 2016 para la colaboración en la investigación interdisciplinaria sobre la memoria de las actuaciones en la defensa de los derechos humanos de miles de personas.
Este libro fue sometido al sistema de referato ciego
Dirección Colección Psicología
Elizabeth Lira
Dirección editorial
Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva
Beatriz García-Huidobro M.
Diseño de la colección, portada y diagramación interior: Francisca Toral R.
Imagen de portada
Fotografía de Lotty Rosenfel – Se agradece la generosa autorización de la artista
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
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