Alberto
JIMÉNEZ URE
El despotismo
[De todos los siglos]
[NOTICIA]
Escritor venezolano nacido en Tía Juana [Campo Petrolero del Edo. Zulia, 1952], publicó con Monte Ávila Latinoamericana Cuentos escogidos, con la Universidad de Costa Rica Abominables y con la Editorial Alfadil de Caracas Perversos [1995, 2002, 2004, trilogía de compilaciones antológicas personales de narraciones breves]. Espera por la aparición de su antología máxima de cuentos, intitulada Absurdos. Es autor de casi una decena de novelas, entre las que destacan Aberraciones, Adeptos, Dionisia, Facia, Desahuciados, Alucinados, Decapitados y Escorias. Tiene volúmenes de poemas: Lucubraciones, Luxfero, Revelaciones, Dictados contrarrevolucionarios.
Aparte de El Despotismo, también es autor de Pensamientos Dispersos [Gobernación del Estado Mérida, Venezuela, 1988], Epitafios [Reflexiones, Asociación de Escritores de Venezuela, Mérida, 1990], Inquisiciones [conversaciones con políticos, intelectuales y académicos. Universidad de Los Andes , 1992] Pensamientos [ Universidad de Los Andes , 1995], Pensamientos Profanos [ Universidad de Los Andes , 2009] Libre pensamiento Perpetuus [Anotaciones brevísimas, Universidad de Los Andes , 2010] Proscritos [Apotegmas, aforismos y axiomas para la decisión de un editor]
Hace tres décadas, fue miembro fundador de la Revista de Arte y Literatura Punto de Fuga [en Mérida, Venezuela] de la Revista Aleph universitaria [Mérida, Venezuela] de la Oficina de Prensa de la Universidad de Los Andes [a la cual está adscrito desde 1977, hoy en situación estatutaria de retiro] y del Consejo de Publicaciones de la citada institución académica venezolana.
La mayoría de los textos de JIMÉNEZ URE (novelista, cuentista, articulista, ensayista y pensador «profano» frente al Método Filosófico ) insertos en este breve libro fueron publicados por el escritor en los diarios El Impulso [Barquisimeto, del cual ha sido colaborador durante más de veinte años] El Nacional [Caracas, de cuya extinta Página A-4 Editorial fue uno de los colaboradores] El Universal [Caracas] El Globo [Caracas] Frontera [Mérida] Más recientemente en El Nuevo País [Caracas, a partir de 2009] y Pico Bolívar [Mérida] Puede hallarse abundante información respecto a su labor intelectual en los principales servidores de la Website [GOOGLE/ALTAVISTA/GEOCITIES, HOTMAIL, STARMEDIA, etc.]
Sobre « El despotismo » de Jiménez Ure
[Pórtico I]
«No existe peor servidumbre que la que generan las ideologías totalitarias, esas que prometiendo el paraíso en la tierra van erigiendo cárceles de hierro y concreto en las que intentan encerrar no sólo a los justos, sino, y lo que es infinitamente más criminal, al alma libertaria de los que buscan la verdad, lo bueno y lo bello»
Por Luis DE SAN MARTÍN [*]
El primer e imborrable recuerdo que tengo de Alberto Jiménez Ure se remonta a principios de los Años Ochenta (XX), cuando con nueve años y mi hermano Leo con siete, nos regaló un extraordinario ejercicio de « literatura fantástica » en la sala de un apartamento en Barquisimeto . Sólo años después comprendí que era un alarde de imaginación e histrionismo de un para entonces joven escritor, aunque, eso sí, en aquel momento quedé convencido de que esos duendes que se escondían en el cuarto deambulaban por allí esperando un despiste para llevarnos a esa dimensión en la que viven los unicornios, las sirenas y los troles. No aparecieron y para nosotros fue un verdadero alivio.
Con el tiempo, el querido Alberto fue madurando su prosa literaria y la vena periodística se le manifestó con tal fuerza que se convirtió en co-fundador de la Oficina de Prensa de la Universidad de Los Andes , dependencia que tuve el placer de dirigir hasta hace muy poco. Yo era de los que no dejaba de leer sus columnas semanales en El Impulso, porque su pasión por la literatura se había ya transformado en compromiso crítico con la realidad que lo rodeaba. Ese compromiso del que les hablo es el que lo lleva a embarcarse en este libro telúrico denominado « El despotismo » , un ejercicio de erudición y claridad moral de alguien que asumió el más importante dictado de la ilustración: atreverse a pensar por cabeza propia.
Ser un libre pensador no es ser un charlatán de cafetín dispuesto a aparentar conocimiento para impresionar a la galería, es ser, ante todo, un ciudadano honesto con lo que sabe y con lo que tiene que saber. Un libre pensador es la condición necesaria de una buena persona que se niega a dejar de ser político en el sentido filosófico del término. Alberto comprendió que si los habitantes de la « Polis » quieren seguir disfrutando de las libertades y derechos civiles deben asumir responsablemente el deber de participar en el debate político cotidiano, porque cuando los que siendo formados y competentes se apartan de él se les abren las puertas a los truhanes, oportunistas, demagogos y mediocres de toda calaña.
La libertad de expresión es la manifestación concreta de esa libertad esencial, íntima del libre pensamiento y mientras existan personas como Alberto estamos convencidos de que no morirá, aun cuando el influjo del despotismo establecido pretenda domesticar, perseguir y despreciar a los insumisos como él, quien ante el oscurantismo de la propaganda lucha por encender la luz del conocimiento verdadero. No existe peor servidumbre que la que generan las ideologías totalitarias, esas que prometiendo el paraíso en la tierra van erigiendo cárceles de hierro y concreto en las que intentan encerrar no sólo a los justos, sino, y lo que es infinitamente más criminal, al alma libertaria de los que buscan la verdad, lo bueno y lo bello.
El verdadero humanista ve con desconfianza al poder, porque no hay nada más humano que la tensión permanente entre la tiranía y la libertad y sólo imponiendo límites, mediante la crítica, los intelectuales preservan el libre y fecundo juego de las ideas. Alberto entendió que su libertad depende de la contribución que haga para desenmascarar a estos felones que escondiéndose detrás de las ansias de justicia del pueblo infligen el peor daño que la sociedad venezolano haya padecido en toda su historia republicana: la inoculación del odio entre hermanos y la promoción del estéril y esclavizante culto a la personalidad. Alberto Jiménez Ure , con este libro, grita los argumentos de los que quieren vivir en una libertad perpetua.
[*] Doctor en «Periodismo», y «Ciencias de la Comunicación» por la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Es magister en «Filosofía» y profesor de la Universidad de Los Andes (Venezuela), institución en la cual ejerce el cargo de «Director General de Medios» (organismo adscrito al Rectorado).
Sobre «El despotismo»
[Pórtico II]
Por Luis BENITEZ [*]
Querido y admirado amigo mío:
Estuve leyendo, y releyendo, el ensayo que tuviste la generosidad de enviarme y realmente no pude contener las ganas de escribirte sobre la fuerte impresión que me ha causado tu escrito:
« Contiene una pasión que ya te conocía (sabes que soy uno de tus privilegiados lectores, desde hace mucho) pero además, es impresionante la exactitud y la profundidad con las que manejas los conceptos y las ideas, así como tu muy notable capacidad de exposición »
Ya conocía tus capacidades en esos sentidos, pero dado que hace un tiempo algo largo que no te leía, me impresionó vivamente cómo ha madurado tu prosa ensayística, cuando ya antes deslumbraba por su mérito. El conjunto del trabajo es impresionante, pero tiene para mí sus picos más altos -permíteme que te lo señale, desde mi subjetiva lectura- en secciones tales como Fenomenología de la Libertad, los agudos párrafos que le dedicas al Totalitarismo y a la Naturaleza Humana (que posee, esta última, un valor filosófico de gran peso, pese a su brevedad relativa); finalmente, los aforismos agrupados en la sección Pensamientos Políticos, configuran un remate ideal para un corpus tan poderoso como el que los precede.
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