La Revolución francesa
- ¿Cuándo? La Revolución francesa comienza el 5 de mayo de 1789, con la apertura de los Estados Generales, y se acaba el 9 de noviembre de 1799, tras el golpe de Estado del 18 de brumario.
- ¿Dónde? En Francia inicialmente, aunque las ideas revolucionarias se extienden progresivamente en otros países.
- ¿Contexto? La Ilustración; el Antiguo Régimen; el ascenso de la burguesía.
- ¿Principales protagonistas?
- Luis XVI (1754-1793), rey de Francia.
- Danton (1759-1794), político francés.
- Robespierre (1758-1794), político francés.
- Gilbert du Motier de La Fayette (1757-1834), político francés.
- Mirabeau (1749-1791), político francés.
- Marat (1743-1793), político francés.
- ¿Repercusiones?
- Promulgación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y fundación del derecho civil.
- Inicios de una democracia en Francia.
- Transformación de la identidad europea.
Desde la revuelta que conduce a la toma de la Bastilla hasta el golpe de Estado del 18 de brumario, la Revolución francesa es un momento crucial para la historia de Francia. Tras acabar con el Antiguo Régimen y con su monarquía absoluta, intentará encontrar su identidad política durante diez largos años, pasando por una monarquía constitucional antes de proclamar la República. En definitiva, la Revolución logrará acabar con la realeza, abolir los privilegios feudales de la nobleza y del clero y dejar a Francia un legado de inestimable valor: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que establece el derecho a la libertad y la igualdad ante la ley y que reconoce el principio de soberanía de la nación.
A continuación, las guerras revolucionarias contribuyen a la difusión de estos principios en gran parte de Europa y a la creación de repúblicas hermanas, que son Estados creados por el Directorio (octubre de 1795-noviembre de 1799) en países acabados de conquistar. Estos conflictos, que se perpetúan en las guerras napoleónicas del Consulado (noviembre de 1799-mayo de 1804) y del Primer Imperio (mayo de 1804-marzo de 1815), contribuyen en gran medida a la transformación de las fronteras y de los Estados de Europa.
La guillotina: ideas preconcebidas
Contrariamente a la creencia popular, la guillotina no fue inventada por el doctor Joseph Guillotin (1738-1814). Aunque la historia parece haberlo olvidado, este instrumento de ejecución sumamente popular durante la Revolución y que se utilizó hasta 1977 fue creado en realidad por Antoine Louis (1723-1792), secretario vitalicio de la Academia de Cirugía. Inspirándose en técnicas conocidas, Louis perfecciona las herramientas para obtener una máquina más eficaz a la que nombra «louison». Sin embargo y a pesar de las quejas del doctor, el instrumento será rebautizado más adelante con el nombre de «guillotina», porque Joseph Guillotin, diputado del tercer estado, se encargará de promocionarla ante la Asamblea Constituyente, con el objetivo de uniformizar las penas de muerte y de reducir el sufrimiento de los condenados.
Otra idea preconcebida es la creencia errónea de que el propio Guillotin sufrió las consecuencias de su máquina. Aunque lo encarcelaron durante el Terror, lo liberaron tras la muerte de Robespierre.
Contexto
Francia bajo el Antiguo Régimen
Una sociedad llena de desigualdades
El poder bajo el Antiguo Régimen se basa en una monarquía absoluta de derecho divino que sitúa al rey como dueño incuestionable de Francia, solamente por detrás de Dios. La sociedad posee una estructura socioeconómica heredada de la Edad Media y dividida en tres órdenes: el clero, la nobleza y el tercer estado. La nobleza y el clero son los únicos estamentos privilegiados que ostentan el poder político. Respetando estas tradiciones, los privilegios, las libertades y el peso de los impuestos están repartidos de forma desigual entre los tres estamentos.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, surge una nueva categoría social: la burguesía. Procedente del tercer estado, sabe sacar provecho del enriquecimiento global del país y constituye una nueva fuerza que aspira a funciones más prestigiosas. Ante estos acontecimientos y para no perder sus privilegios, la nobleza se fortalece y se adjudica todos los altos cargos en la administración y en el ejército.
Un sistema rígido y gremial
La economía francesa, que está basada sobre todo en la producción de cereales, se encuentra con que los rendimientos son muy bajos, y esta situación no se podrá arreglar con técnicas de explotación rudimentarias. Los campesinos soportan una carga excesiva de impuestos señoriales (diezmos, impuestos reales, etc.) que tienen que pagar. Por lo tanto, las tierras garantizan la parte más sustancial de la riqueza francesa, y poseerlas representa un primer signo de fortuna y de ascenso social. La sociedad campesina, debilitada a finales del siglo XVIII, sin perspectivas de empleo estable, no tiene más remedio que irse a la ciudad para encontrar trabajo.
Bajo el Antiguo Régimen, la industria se organiza en corporaciones, cada una de las cuales posee estatutos y un reglamento propios. Con una tasa de crecimiento del 60 %, será el ámbito que contribuirá a la recuperación de la economía francesa.
La filosofía de la Ilustración
A comienzos del siglo XVIII surge un movimiento de renovación intelectual y cultural. Sus articuladores proceden mayoritariamente de la alta burguesía y de la nobleza, y quieren combatir contra la arbitrariedad y el oscurantismo y acabar con las desigualdades sociales mediante conceptos de tolerancia, de libertad y de igualdad. Se trata de Montesquieu (1689-1755), Voltaire (1694-1778), Rousseau (1712-1778) y Diderot (1713-1784).
Estos filósofos, partidarios de la libertad de comercio, cuestionan el sistema rígido del Antiguo Régimen y presentan, sucesivamente, nuevas teorías políticas: Voltaire propone que se establezca una monarquía parlamentaria; Montesquieu, por su parte, defiende la separación de los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales; por otro lado, Rousseau aborda la creación de un contrato social que privilegiaría la igualdad entre todos los ciudadanos e inauguraría la soberanía del pueblo.
Esta corriente filosófica influirá en los grandes acontecimientos de finales del siglo XVIII en todo el mundo, e inspirará la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, nacida de la Revolución francesa.
Francia en vísperas de la Revolución
La crisis del trigo
Desde 1775, el reino de Francia pasa por sucesivas crisis cerealeras. Sin embargo, los años 1788-1789 serán los peores en este sentido, a causa de las pésimas condiciones meteorológicas: en junio de 1788, se producen lluvias torrenciales que echan a perder todas las cosechas. Unos meses después, el invierno será durísimo y se alargará hasta marzo de 1789, arruinando las pocas cosechas del año. Estas inclemencias originan una escasez de trigo, cuyo precio se duplica y provoca un aumento del precio del pan, alimento básico para la población.
Propietarios de tierras y de granjas, señores y órdenes monásticas se aprovechan de estos tiempos de crisis del trigo para enriquecerse: alimentando con parsimonia el mercado del trigo, influyen en su precio. El grano se vende al mejor postor en los mercados vecinos o es almacenado por las propias religiosas. La población, que encuentra muchas dificultades para alimentarse, está agotada física y moralmente. Esta carencia de alimentos desencadena problemas importantes en toda Francia.