Christopher Wylie - Mindf*ck: Cambridge Analytica. La trama para desestabilizar el mundo

A menudo, los denunciantes se sitúan como un David solitario enfrentándose con sus propias manos a un Goliat. Pero en mi caso, nunca estuve solo. Hubo muchísimas personas sin las cuales nada de esto habría sido posible. Desde abogados a periodistas, hermanas y taxistas… Muchas personas han contribuido enormemente a esta historia, y estoy muy agradecido por su consejo, resistencia, paciencia y tenacidad. Quiero dar las gracias especialmente a todas las mujeres que me han apoyado en este viaje. Han sido las mujeres las que han hecho posible esta historia.

Por defenderme, contra viento y marea, y por ser la mejor abogada que se pueda tener en el mundo, me gustaría antes que nada dar las gracias a mi brillante abogada Tamsin Allen. Tamsin, me ayudaste antes de que nadie supiera quién era yo ni lo que hizo Cambridge Analytica. Hiciste posible que me enfrentara a algunas de las personas y empresas más poderosas del mundo. Cuando tuve que viajar a Washington D. C. para testificar ante el Comité de Inteligencia del Congreso de Estados Unidos, me enteré de tres cosas sobre ti. Primero, que te da miedo volar. Segundo, que parece que no hay absolutamente nada más que pueda inmutarte. Tercero, que, incluso después de un vuelo transatlántico, el agobio del desfase horario y estar sentada conmigo durante más de cinco intensas horas en vistas del Congreso, aquella misma noche todavía fuiste capaz de bailar con la música de Jennifer Lopez en la gala Time 100.

Muchos abogados fantásticos han trabajado sin descanso entre bambalinas para protegerme y ayudar a que esta historia fuera posible. Adam Kaufmann, Eric Lewis, Tara Plochocki y todo el equipo legal de Estados Unidos de Lewis Baach Kaufmann Middlemiss PLLC: gracias por haceros cargo de mi caso con tanto optimismo, manejando sin esfuerzo alguno toda esa complejidad multijurisdiccional, y por ayudarme a pasar por todo ese proceso sin sufrir daños. Vuestro consejo ha resultado imperativo para mantenerme tranquilo y sereno en unos momentos tan caóticos. En Gran Bretaña también me apoyaron los magníficos colegas de Tamsin de Bindmans LLP, incluidos Mike Schwarz y Salima Budhani, así como un pequeño batallón de abogados y abogadas de Matrix Chambers, incluidos Gavin Millar QC, Clare Montgomery QC, Helen Mountfield QC. y Ben Silverstone y Jessica Simor QC. Martin Soames y Erica Henshilwood, de Simons Muirhead & Burton LLP, me ayudaron muchísimo cuando todavía trabajaba anónimamente con The Guardian. Su temprano consejo puso los cimientos para el resto de la historia. Todos sois abogados increíbles. Si hoy estoy aquí, sano y salvo, es gracias a vuestro trabajo.

Mark Gettleson y Shahmir Sanni, gracias por los enormes sacrificios personales que ambos habéis hecho y por compartir conmigo este loco viaje. Los dos habéis experimentado unas represalias profundamente injustas; sin embargo, decidisteis dar la alarma de todos modos. Mark, desde que te conocí, hace ya tantos años, he visto que hay pocos hombres que igualen tu elocuencia, humor, empatía e inteligencia. Shahmir, gracias por estar a mi lado desde que empezamos juntos nuestro viaje de revelación, y por decir la verdad ante el poder. Ambos hemos pasado por un infierno y hemos vuelto. Estoy enormemente orgulloso de llamaros a los dos «amigos». Y a los otros denunciantes que quieren permanecer en el anonimato, gracias por vuestra ayuda. Aunque el mundo no conozca vuestra contribución, habéis servido de mucho.

Carole Cadwalladr, gracias por creerme… y por creer en mí. Desde el momento en que te conocí, supe que eras una de las pocas personas que podían contar esta historia al mundo de tal manera que la gente tuviera que escucharla. Despertaste al mundo y sacudiste a los gigantes. Quizá yo tuviera el pelo rosa, pero tú eras la que llevabas la pluma. Seguiste adelante, a pesar de esa continua lluvia de insultos y amenazas por parte de la alt-right, las firmas de inteligencia privada y los chicos de Silicon Valley. Aceptaste colaborar conmigo por la sencilla razón de que creías en un bien mayor. Además, mereces todo el reconocimiento por tu brillante forma de ejercer el periodismo.

Sarah Donaldson y Emma Graham-Harrison: gracias por vuestro papel fundamental a la hora de contar esta historia al mundo. Vuestro trabajo, junto con el de Carole, es en gran medida el motivo por el cual puedo asegurar con total confianza que hoy no estaría donde estoy sin todas las mujeres implicadas. The Guardian y The Observer son muy afortunados de teneros a las dos. Y, por supuesto, gracias Paul Webster, John Mulholland y Gillian Phillips, por defender tenazmente esta historia frente a multimillonarios, gigantes de la tecnología, funcionarios furiosos de la Casa Blanca, agencias de inteligencia y una enorme cantidad de amenazas legales que llegaban casi a diario. Matthew Rosenberg, Nicholas Confessore, Gabriel Dance, Danny Hakim, David Kirkpatrick y el New York Times, gracias por llevar esta historia a Estados Unidos de una manera que nadie más podría haber hecho, así como por el enorme impacto que tuvo vuestro papel a la hora de hacer responsables a Facebook y a otros gigantes de Silicon Valley. Job Rabkin, Ben de Pear y Channel 4 News