AA. VV. - Los sumerios

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Título original: Los sumerios

AA. VV., 1985

Editor digital: Titivillus

ePub base r2.1

Entrega n.º 23 de la colección Cuadernos Historia 16 dedicado a los sumerios.

AA. VV.

Cuadernos Historia 16 - 023

ePub r1.0

Titivillus 06.12.2019

C UANDO hace ya algunos decenios, la civilización de Sumer fue calificada como cuna de la Historia humana, esta aseveración pudo parecer a primera vista incluso arriesgada, dadas las obvias dificultades que entrañaba tal concepción. Sin embargo, no resulta demasiado alejada de una realidad que es preciso tener en cuenta ante todo: con Sumer nace la vida civilizada, y es precisamente este carácter el que sitúa a esta misteriosa civilización en los mismos umbrales de nuestro desenvolvimiento cronológico.

La incierta procedencia de los primeros pobladores sumerios que se asentarían sobre el espacio físico donde desarrollarían su propia y refinada civilización aportaría ya de forma inicial elementos suficientes para esta consideración enigmática. La zona regada por los grandes ríos Tigris y Eúfrates, centro de sucesivas y brillantes civilizaciones serviría de marco físico para la sumeria, que sin embargo obtendría un especial significado para el futuro. Sería ella la primera que, en la historia del mundo, utilizaría la escritura como instrumento de comunicación.

Figuras orantes de Tell Asmar (Museo de Bagdad).

Este carácter, que convierte a Sumer en un fundamental hito en el desarrollo humano, vendría determinado por la utilización de las formas cuneiformes de escritura. Realizadas estas formas de escritura sobre tablillas de barro endurecido, ofrecen hoy a las generaciones sucesivas la posibilidad de acceder al conocimiento de unas formas de vida hasta entonces absolutamente ignoradas. Este hecho es el que podría justificar una consideración de la civilización sumeria como la que sería capaz de elevar a un material como el barro hasta elevados niveles de significación cultural.

Sometidas las diversas vicisitudes, como a lo largo de los artículos que integran el presente Cuaderno puede observarse, la civilización sumeria desarrollaría asimismo actividades artísticas de diverso orden mediante la utilización de toda clase de materiales. Pero esta comunidad humana, verdadera iniciadora de la Historia en el sentido más pleno de la expresión, quedaría como una cultura que haría del barro instrumento cultural de primer orden, tanto en el plano arquitectónico como en el escultórico, pero por encima de todo en función del papel ejercido por el mismo en el ámbito de la escritura, con lo que las formas de vida humanas hasta entonces existentes penetraban dentro de los umbrales de la verdadera civilización.

Contenido

Este Cuaderno se halla integrado por un conjunto de trabajos realizados por expertos conocedores de la cuestión, que tratan de aproximar la realidad sumeria al lector por medio de una consideración concreta de cada uno de los elementos fundamentales de aquella civilización.

En primer lugar, el profesor Gómez-Tabanera estudia la misma naturaleza y evolución del pueblo de Sumer, su estructura como agrupación humana generadora de una cultura particular, los condicionantes de su existencia, la naturaleza de sus creaciones y, finalmente, la importancia de su legado a la posteridad.

Más adelante, el profesor Díaz Esteban penetra en el ámbito de Sumer como cultura creadora de las primeras formas de escritura; es decir, de las iniciales manifestaciones que el hombre ha dejado sobre un modo de comunicación que superaba al oral y gestual, hasta entonces los únicos utilizados. Este trabajo sirve de esta forma como útil constatación de la trascendencia que en la Historia humana ha tenido la civilización sumeria.

En tercer lugar, el profesor Blanco Freijeiro trata del universo estético de Sumer, centrado en la región de Mesopotamia, centro de irradiación de tantos conglomerados de creencias y culturas y germen al mismo tiempo de parte del pensamiento hoy denominado occidental. En este plano, las formas arquitectónicas, escultóricas y pictóricas creadas por la civilización de Sumer sirven como adecuados instrumentos de conocimiento de este fundamental período de la historia de la Humanidad.

Por José M. Gómez-Tabanera

Historiador

C ON los inicios del tercer milenio a. C., en la Baja Mesopotamia, el país situado entre los ríos Eufrates y Tigris, conocido en la historia humana con el topónimo de Summer o Sumeria, alcanza a partir de la arribada al mismo de las primeras técnicas metalúrgicas un singular florecimiento que se exteriorizará con la aparición de pequeños reinos, incluso ciudades-estados, a partir de la hegemonía lograda por ciertos poblados, entre los que podríamos recordar aquí a Eridu, Ur, Uruk, Nippur, Kish e incluso Babilonia, y que trascendiendo en su grandeza pasarán a la Historia. Se da la circunstancia de que en el momento álgido de sus respectivos destinos cada uno de ellos se nos presenta gobernado por un rey o autócrata, que además del poder temporal asume como gran sacerdote los poderes religiosos de la comunidad.

La importancia de estas ciudades-estados, a las que quizá quepa considerar algo así como pioneras de las altas culturas a florecer en el Próximo Oriente o Asia Anterior, es patente. Más acento si se tiene en cuenta que con su aparición el hombre parece haber superado la llamada revolución neolítica y ha entrado en la que ya cabe denominar revolución urbana.

¿Quiénes son los artífices de tal metamorfosis? Son, indudablemente, las primeras gentes civilizadas; es decir, que conocen y viven, realizándose, bien o mal, en una vida «civil» (de cives, ciudadanos), en sus ciudades-estado, si consideramos como tal las macromoléculas urbanas en que se agrupan y que no tienen nada que ver con las aldeas sirio-anatólicas que las han precedido en el tiempo. Estos primeros «civilizados» son los sumerios y las gentes de Accad, y que tras inventar la primera escritura pictográfica pondrán las bases, con su conciencia semiótica, a la escritura cuneiforme. Estupendos arquitectos, sus colosales creaciones, tanto templarias como palaciales, darán asimismo pie a la elaboración de las ciudades aún vigentes en nuestro universo, pese a llevar transcurridos más de cinco milenios. Así, la de la Torre de Babel. Los sumerios se nos presentarán asimismo como los sagaces creadores de una religión politeísta original, que partiendo de la aceptación de un «universo demoníaco» y de «poderes superiores» conocerá una muy larga supervivencia, pese a las grandes vicisitudes por que tendrá que atravesar Caldea, hasta que el viejo Mundo elija en Occidente, y como opción para el futuro, lo que llamamos Clasicismo.