Captivating History - Historia de los judíos: Una guía fascinante de la historia de los judíos, desde los antiguos israelitas hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por el dominio romano

Historia de los judíos

Una guía fascinante de la historia de los judíos, desde los antiguos israelitas hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por el dominio romano

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Introducción: En el principio...

L os pueblos y las culturas de todo el mundo y a lo largo de la historia han elaborado su propia historia de origen. La historia del origen de los judíos y de la humanidad en general se encuentra en el libro bíblico del Génesis. Aunque no todo el mundo cree en la veracidad de la Biblia, miles de millones de judíos, cristianos y musulmanes, que mantienen la narración como algo muy importante para sus respectivas religiones, tendrían que estar en desacuerdo.

Según el Génesis (o como se llama en hebreo, “Bereshit”, que significa literalmente “en el principio”), antes de la creación, la tierra estaba “sin forma y vacía” y “las tinieblas estaban sobre la superficie del abismo”. El Libro de Génesis describe cómo Dios trajo la vida a la tierra, creando toda clase de plantas y animales, antes de diseñar finalmente la mayor obra de su creación: el propio ser humano.

Para los que interpretan las escrituras literalmente, este fue el comienzo real de la historia judía. Por supuesto, los más escépticos y cínicos entre nosotros seguramente discreparán. En cualquier caso, aunque el Libro de Génesis ofrece una de las historias de la creación más famosas de todos los tiempos, la creación del propio Libro de Génesis se remonta, no a los albores del tiempo, sino a unos pocos miles de años atrás. Se cree que fue escrito por un hombre llamado Moisés.

De hecho, a Moisés se le atribuye la redacción de los cinco primeros libros de la Biblia/Torah. Se cree que Moisés compiló la Torá alrededor del año 1445 a. C. mientras la nación de Israel realizaba su éxodo de Egipto (el Libro del Éxodo es en realidad el libro que sigue al Génesis). Independientemente de cuándo fue escrito, y de si alguien lo cree o no, el Libro de Génesis intenta contar el comienzo de la historia judía.

Moisés, o quienquiera que haya relatado los acontecimientos, tuvo que retroceder en el tiempo para contarnos lo que sucedió. Después de la historia general de la creación, el libro de Génesis sigue un linaje específico de personas, que en última instancia conduce al gran patriarca bíblico, Abraham. Es Abraham quien es identificado como el padre fundador del judaísmo como religión.

Abraham era de una antigua ciudad de Oriente Medio llamada “Ur”. La ciudad de Ur se encuentra en el actual Irak, cerca de la ciudad de Nasiriyah. Según la narración del Génesis, la mayoría de los habitantes de esta región eran politeístas, es decir, creían en muchos dioses. A Abraham se le revela que solo hay un Dios. A partir de esta revelación, desarrolló las primeras cepas de la religión monoteísta que acabaría convirtiéndose en el judaísmo.

Irónicamente, se dice que el propio padre de Abraham, Taré, se ganaba la vida fabricando y vendiendo ídolos de piedra. Independientemente de la influencia de su padre, Abraham crecería y viviría de acuerdo con el lema de “No es el hombre quien hace a Dios, sino Dios quien hace al hombre”. Abraham, que ya no creía que se pudieran esculpir nuevos dioses en piedra a pedido, comenzó a revelar su nueva creencia en una deidad suprema a todos los que quisieran escucharlo.

Junto con este nuevo sistema de creencias monoteístas, Abraham recibió la misión de viajar a la tierra de Canaán (la actual Israel/Palestina). Según Génesis 12: 2-3, Dios le dijo a Abraham: “Haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan los maldeciré; y todos los pueblos de la tierra serán bendecidos por ti”.

Ciertamente, es algo bastante embriagador decirle a un hombre que “todos los pueblos de la Tierra serán bendecidos” a través de él . Pero se dice que este pacto representaba mucho más que a Abraham. Muchos teólogos han llegado a interpretar que Abraham es un doble simbólico de la propia nación de Israel. En cualquier caso, Abraham respondió a esta llamada divina y se llevó a su familia, que en aquel momento estaba formada por su mujer, Sara, y el hijo de su hermano, Lot.

Todo parecía ir bien en la tierra de Canaán hasta que se produjo una devastadora hambruna. La hambruna hizo que Abraham tomara a su esposa y al hijo de su hermano y se aventurara al sur de Canaán, en la tierra de Egipto. Abraham se las arregló para llevar consigo una gran cantidad de riqueza y, durante un tiempo, a él y a su familia les fue bastante bien. Sin embargo, según las escrituras, el drama se desencadenó cuando Sara, que en ese momento no podía tener hijos, convenció a su marido Abraham para que se acostara con su “sierva” Agar y así poder tener un hijo a través de ella.

Según las escrituras, Agar dio a luz a Ismael. Más tarde surgieron problemas cuando Sara y Abraham consiguieron tener un hijo propio, al que llamaron Isaac. Como tenía que criar a su propio hijo, Sara empezó a sentir resentimiento contra Agar e Ismael, y básicamente los echó. Un ángel intervino para ayudar a pastorear a Agar e Ismael a través del desierto y asegurar su supervivencia. Casualmente, los árabes han trazado durante mucho tiempo su linaje a partir de Ismael.

El siguiente episodio importante en la vida de Abraham fue cuando Dios decidió “probar” a Abraham ordenándole que sacrificara a su único hijo, Isaac. Abraham no tenía idea de por qué Dios haría tal cosa, pero sabía que la voluntad de Dios tenía un propósito. Así que, con gran tristeza, obedeció. Según el Génesis, fue justo cuando estaba a punto de clavar el cuchillo a su propio hijo que un ángel intervino, diciendo que todo el asunto era solo una prueba de su fe.

Más tarde, los cristianos señalaron esta parte de la Biblia y establecieron un paralelismo con la idea de que Dios estaba dispuesto a sacrificar a su propio hijo, Jesús, en la cruz. Otros han señalado que esto podría haber sido una lección objetiva para Abraham para mostrarle que el Dios de Israel no exigiría sacrificios humanos, a diferencia de los dioses que adoraban los otros habitantes de Canaán, con los que se pensaba que el sacrificio humano era bastante común.