AGRADECIMIENTOS
Mi más sincero agradecimiento a las siguientes personas por haber aceptado hablar conmigo para la redacción de este libro, algunos de los cuales tuvieron que soportar mi técnica entrevistadora más de una vez: Tim Abbott, Mike Alway, Tom Atencio, Dave Barker, Jeff Barrett, Steve Beckett, Dave Bedford, Laurence Bell, Richard Boon, Rebecca Boulton, Mark Bowen, Cally Calloman, Cerne Canning, Chris Carter, Jimmy Cauty, Andy Childs, Edwyn Collins, Nick Currie, Dai Davies, Pete Donne, Bill Drummond, John Dyer, James Endeacott, Joe Foster, Marc Geiger, Lesley Gilbert, Dave Harper, Simon Harper, James Horrocks, Mick Hougton, Robin Hurley, Gareth Jones, Nicki Kefalas, Martin Kelly, James Kyllo, Bob Last, Andrew Lauder, Jeannette Lee, Jason Macphail, Johnny Marr, Grace Maxwell, Alan McGee, Nathan McGough, Stephen McRobbie, Daniel Miller, Martin Mills, Mark Mitchell, Paul Morley, Stephen Morris, Joe Moss, Liz Naylor, Vaughan Oliver, Mike Pickering, Judith Riley, Malcolm Ross, Ivo Watts-Russell, Richard Russell, Jon Savage, Peter Saville, Richard Scott, Tina Simmons, Paul Smith, Mike Smith, Seymour Stein, Alexis Taylor, Richard Thomas, Peter Thompson, Geoff Travis, Cosey Fanni Tutti, Gary Walker, Colin Wallace, Russell Warby, Ben Wardle.
Todas las entrevistas las llevó a cabo el autor, exceptuando las de Tony Wilson y Martin Hannett, que proceden del archivo de Jon Savage.
Para el resto del material citado, las fuentes son las siguientes: página 97: «Están ocurriendo importantes acontecimientos en Postcard Records de Glasgow...», Ian Cranna, The Face, número 19, noviembre de 1981; página 128: «sentido comercial de caja de ritmos», Cynthia Rose, Design After Dark: The Story of Dancefloor Style, Thames & Hudson, 1991; página 139: «En primer lugar no teníamos intención de escaquearnos», Claude Bessy, Slash, editorial, vol. 3 #5 (último número), verano de 1980; página 163: «Las colocamos como antídoto...», Morrissey entrevistado por Dave McCullough, Sounds, 4 de junio de 1983; página 175: «Nada te espolea tanto como la cólera...», Morrissey entrevistado por Bill Black, Sounds, 19 de noviembre de 1983.
Mi agradecimiento a las siguientes páginas web: factoryrecords.org, por su incomparable índice de números de catálogo de Factory; passionsjustlikemine.com, por su lista de conciertos de los Smiths; caughtbytheriver.net, por proporcionarme una infraestructura de anécdotas y muchas cosas más.
Quiero dar las gracias al personal de la British Library, sobre todo al de la colección de publicaciones musicales, que resultó ser indispensable en mi investigación.
Gracias a mi agente Jonny Geller de Curtis Brown por su consejo, paciencia y aliento.
Gracias a mi editor Lee Brackstone, cuya comprensión y disfrute del tema, junto con su energía y entusiasmo, han resultado un apoyo constante.
Gracias a todos los empleados de Faber and Faber, sobre todo a David Watkins, Paula Turner, Ruth Atkins, Sarah Christie, Lisa Baker, Hannah Griffiths y Stephen Page.
Quiero dar especialmente las gracias a Jon Savage por su técnica telefónica a la hora de infundirme moral y por permitirme acceder a su archivo, gracias al cual he podido escuchar las voces de algunos de los que ya no están con nosotros. A la hora de ayudarme a organizar mis ideas también han resultado de un valor incalculable una serie de diálogos (a menudo bastante unidireccionales) y conversaciones con: Sarah Chilvers, Sam Davies, Owen Hatherley, Robin Turner, Ben Thompson, Alexis Petridis y Steve Yates.
Gracias a Domino Records por enseñarme los altibajos de la independencia, sobre todo a Laurence Bell, Jacqui Rice, John Dyer, Harry Martin, Bart Mcdonagh, Jonathan Bradshaw, Fiona Ghobrial, Colleen Maloney, Mark Mitchell, Paul Esposito y Dan Papps.
Gracias a todos los que compartieron los sueños de Planet Records y la tienda de Revolver Records, Bristol.
Mi más efusivo agradecimiento a Anne Hardy, Angus Mill, Anna Jebb, John Wilcox y Barbara Budd, por proporcionarme una serie de campamentos base.
Y sobre todo gracias a mi familia, a mis padres, Edgar y Joan, que escucharon gran parte de la música que aparece en este libro cuando, siendo yo un adolescente, sonaba en mi habitación, y a mi esposa Sarah y a mi hijo Elijah (que nació más o menos por la página ciento setenta) por su constante apoyo, confianza, humor y amor.
¿Qué hacía esa concha en la orilla? ¿Un oído que bebía sin cesar? ¿El qué? ¿El sonido? ¿El silencio? ¿Qué fue primero? Escucha.
R. S. THOMAS , «Preguntas»
BIBLIOGRAFÍA
- Michael Bracewell, England Is Mine: Pop Life in Albion from Wilde to Goldie, HarperCollins (1997)
- Liz Farrelly, Brain-aided Design: The Designers Republic, Laurence King Publishing (2006)
- Dave Haslam, Manchester, England, Fourth Estate (2010 edition)
- Heike Munder (ed.), textos de Sean Snyder, Wolfgang Tillmans, Sarah Morris y Michael Bracewell, Peter Saville: Estate 1–127, JRP/ Ringier (2007)
- Rick Poynor, Vaughan Oliver: Visceral Pleasures, Booth-Clibborn Editions (2000)
- Cynthia Rose, Design After Dark: The Story of Dancefloor Style, Thames & Hudson (1991)
- Jon Wozencroft, The Graphic Language of Neville Brody, vol. 1, Thames & Hudson (1988)
- Rob Young, Rough Trade: Labels Unlimited, Black Dog Publishing Ltd (2006)
1. TIME’S UP
Control de los medios publicitarios y de producción de los Buzzcocks en Spiral Scratch(archivo del autor)
E n el verano de 1975, en el aturdido y confuso punto medio de la década, la oficina de Londres de United Artists, situada en el número 14 de Mortimer Street, en el West End, era un lugar donde te podías encontrar a mucha gente. Dai Davies se había convertido en el agente de prensa de David Bowie siendo todavía adolescente, y hacía poco había regresado a Londres después de acompañar a Bowie en su gira de Diamond Dogs. Era un visitante habitual de la oficina de United Artists, que era una especie de centro de acogida por el que se dejaban caer los marginados, parias y buscavidas que comprendían el catálogo de la empresa discográfica. «La oficina era fantástica», dice. «Había una mesa grande y alargada de roble, y todo el local estaba decorado con pósters de los sesenta de Rick Griffin. Ibas allí, y en un extremo de la mesa te encontrabas con Andrew, que intentaba trabajar, y en el otro estaban Doug Smith, Jake Riviera o cualquiera que estuviera en la ciudad.»
Andrew Lauder tenía todavía veintipocos años, y poseía un conocimiento musical enciclopédico solo comparable a su avidez por el vinilo. Lauder había comenzado a trabajar en el Tin Pan Alley de Londres —Denmark Street— cuando era adolescente, y había ido ascendiendo a través del negocio musical del West End. Ahora dirigía la división británica de United Artists, una empresa discográfica estadounidense propiedad de Transamerica Corporation, una multinacional que incluía a Budget Rent-A-Car en su cartera. Con muy pocas cosas programadas para publicar en Inglaterra, a Lauder lo dejaban en paz para que dirigiera el sello tal como creyera conveniente. Mientras la empresa obtuviera beneficios, los jefes americanos de Lauder ya se daban por satisfechos, y este creó un catálogo que reflejaba su amor por los sonidos esotéricos y marginales.
«Andrew secuestró United Artists y lo convirtió en un sello independiente», dice Davies. «El director musical no tenía ni idea de música, pero se alegró de que Andrew se ocupara del trabajo después de haber conseguido un éxito con el single de Hawkwind».
Ese éxito, «Silver Machine» de Hawkwind, acompañado de una película del grupo tocando en directo en Nuneaton en lugar del compromiso de aparecer en el