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R ESEÑA HISTÓRICA
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La unificación de los territorios europeos no es precisamente una idea nueva, pero si el pasado conoció intentos de realización, en la mayoría de las ocasiones se trataba de una intención de hegemonía y de la voluntad de poder de un hombre. Así, sin remontarnos a la época romana, podemos citar los imperios de Carlomagno (siglo IX ), de Carlos V (siglo XVI ) y de Napoleón (siglo XIX ).
Sin embargo, otras grandes personalidades también se han pronunciado acerca de las uniones, pero estas de forma pacífica y consentida. En la segunda mitad del siglo XVII , el filósofo Leibniz se declaró a favor de una Europa unida. En 1851, Victor Hugo habla de fraternidad europea y evoca la idea de los Estados Unidos de Europa. Unos setenta años más tarde, la consciencia de los horrores de la Primera Guerra Mundial, que esquilmó a Francia y Alemania, volvió a poner sobre el tapete la idea europea. En 1923, el Movimiento Paneuropeo del conde austriaco Coudenhove-Kalergi reclama, por su parte, la creación de los Estados Unidos de Europa. En 1928, políticos franceses, americanos y alemanes (Briand, Kellogg y Stresemann) firman un acuerdo de «renuncia eterna a la guerra». Y, delante de la Sociedad de Naciones, en 1929, Aristide Briand, ministro francés de Asuntos Exteriores, vuelve a hablar de la idea de la creación de una Unión Europea. Sin embargo, con la crisis europea y el auge de las dictaduras, estos proyectos caen tristemente en el olvido.
La Segunda Guerra Mundial se declara en 1939, y algunos años más tarde, cuando se hace balance, no queda más que un campo de ruinas materiales, económicas, morales y humanas. Y una Europa que permanecerá dividida en dos durante medio siglo.
1946-1949
No obstante, es al salir de este desastre cuando, de nuevo, los políticos se dan cuenta de que sólo la unión entre los pueblos puede impedir que surja un nuevo conflicto, así como proteger la paz y la libertad, reconstruir la Europa arruinada y asegurar la prosperidad de sus habitantes.
A finales de 1946, Winston Churchill, primer ministro británico, se pronuncia a favor de la creación de los Estados Unidos de Europa, cuya primera etapa tiene que ser establecida por el Consejo de Europa. Dicho Consejo se reunirá por primera vez el 5 de mayo de 1949. El 17 de marzo de 1948, Bélgica, Francia, los Países Bajos, Luxemburgo y el Reino Unido firman, en Bruselas, un pacto de asistencia en caso de agresión: la Unión Occidental. El movimiento europeo se refuerza en 1948 con la creación de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), cuya principal función es repartir la ayuda americana del Plan Marshall entre los dieciséis Estados europeos que la han aceptado, y que permite, además, una cooperación útil entre vencedores y vencidos.
Durante esta misma época, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo firman una serie de convenciones que prevén entre ellos la supresión de las barreras aduaneras, e instituyen una coordinación de sus políticas económicas, financieras y sociales en el seno de un conjunto económico, el Benelux.
El 4 de abril de 1949 se firma en Washington el Tratado del Atlántico Norte que da lugar a la Alianza Atlántica.
1950-1954
De esta forma, la idea de una cooperación entre los países europeos se va abriendo camino. Y el 9 de mayo de 1950, Robert Schuman, ministro francés de Asuntos Exteriores, convencido por las ideas europeístas de Jean Monnet (comisario del Plan Francés), propone a una Alemania Federal recién nacida (1949) realizar en común con Francia la planificación, la explotación y el control del carbón y el acero. Esta iniciativa francesa impulsaría las bases de una auténtica cooperación europea y sería testimonio de la reconciliación francoalemana. También se adherirán a este Plan Schuman los tres países del Benelux, así como Italia. El Reino Unido se pronunció en contra.
Así, el 18 de abril de 1951, los seis países firman en París el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que prevé entre ellos la supresión progresiva de los obstáculos arancelarios y la libre circulación del carbón, los minerales de hierro y el acero. El conjunto de la producción del carbón y el acero de los Seis se situará bajo una Alta Autoridad común, presidida por Jean Monnet, cuya sede se establecerá en Luxemburgo. El tratado entra en vigor el 25 de julio de 1952.
El 27 de mayo de 1952, los representantes de los Estados miembros de la CECA firman un nuevo tratado, con el que constituyen una Comunidad Europea de Defensa (CED). Este prevé la creación de un ejército europeo común, en el que se incluirían unidades francesas y alemanas bajo la autoridad de un ministro europeo de Defensa. Sin embargo, los europeos no están dispuestos a este abandono de soberanía nacional, y Francia, especialmente, se opone a ello por un voto en la Asamblea Nacional el 30 de agosto de 1954. Mediante el Tratado de París, firmado el 23 de octubre de 1954, la Unión Occidental (alianza esencialmente militar), a la que se unen Alemania e Italia, se convierte en la Unión Europea Occidental.
1955-1961
El fracaso de la CED, sin embargo, no pone en tela de juicio la voluntad de construir Europa, y, a principios de junio de 1955, los ministros de Asuntos Exteriores de los seis países miembros de la CECA proponen reforzar la solidaridad en el sector económico, campo menos sujeto a las pasiones nacionales. El 25 de marzo de 1957, los Seis firman en Roma dos tratados fundamentales.
El primero instituye la Comunidad Económica Europea (CEE), o Mercado Común, cuyo objetivo es asegurar la supresión de las barreras aduaneras entre los Estados para permitir la libre circulación de personas, mercancías y capitales en el interior del espacio comunitario. El segundo tratado constituye la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom), que debería permitir una cooperación entre los seis países en el campo del abastecimiento y del uso pacífico de la energía nuclear. De julio a septiembre, los tratados son ratificados por los seis parlamentos nacionales. El 1 de enero de 1958 entran en vigor los Tratados de Roma, cuyas comisiones se instalan en Bruselas. El 19 de marzo del mismo año, en Estrasburgo, y bajo la presidencia de Robert Schuman, tiene lugar la primera sesión de la Asamblea Parlamentaria Europea (futuro Parlamento Europeo). Si bien el Euratom, a medio término, se encontrará con una ausencia de política industrial nuclear común, la CEE, en su voluntad de conseguir una verdadera cohesión económica, conocerá un éxito progresivo.