Alfredo Pucciarelli
Ana Castellani
coordinadores
LOS AÑOS DEL KIRCHNERISMO
La disputa hegemónica tras la crisis del orden neoliberal
Pucciarelli, Alfredo R.
Los años del kirchnerismo: La disputa hegemónica tras la crisis del orden neoliberal. / Alfredo R. Pucciarelli; Ana Castellani (coordinadores).- 1ª ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2017.
Libro digital, EPUB.- (Sociología y Política)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-629-774-5
1. Historia Política Argentina. 2. Historia Económica Argentina. I. Título.
CDD 320.0982
© 2017, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.
Diseño de cubierta: Peter Tjebbes
Fotografía de cubierta: María Eugenia Cerutti
Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores Argentina
Primera edición en formato digital: septiembre de 2017
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN edición digital (ePub): 978-987-629-774-5
Introducción
El kirchnerismo y la conformación de un régimen de hegemonía escindida
Alfredo Pucciarelli
Ana Castellani
I
A punto de cumplir dos años de gestión, la abrumadora sucesión de reformas implementadas por el gobierno de la alianza Cambiemos en los diversos ámbitos de la vida social parecen estar, sin duda, dirigidas a lograr dos grandes objetivos estratégicos: desmantelar paciente e implacablemente las principales políticas públicas y modificaciones institucionales generadas por el kirchnerismo durante sus tres presidencias, y erigir, sobre sus ruinas, un nuevo régimen de dominación económico, institucional, político, cultural y regional que recupere ciertos aspectos de índole conservadora y neoliberal que caracterizaron a varios de los proyectos hegemónicos de nuestra historia reciente.
Sin embargo, en la medida en que se halla en una inestable etapa de desarrollo sin consolidación, el proyecto hegemónico conservador-neoliberal que expresa el nuevo gobierno es todavía sólo eso: un proyecto que debe recorrer un largo camino y librar arduas batallas con sus adversarios para obtener consenso mayoritario permanente y convertirse en la dirección política, moral e intelectual del conjunto de la sociedad. Es, por lo tanto, un proyecto prehegemónico, en la obligación de dirimir primacías actuales y futuras con otros proyectos equivalentes. El ámbito en que estos proyectos se insertan es, por defecto, fragmentario e incompleto, en constante cambio, y escapa a una definición que lo fije; se trata de un régimen de hegemonía escindida en el que al menos dos proyectos prehegemónicos luchan por obtener una supremacía que los convierta en núcleo central de un régimen estable y relativamente perdurable (cercano a la noción gramsciana de “hegemonía orgánica”), tal como ocurrió en nuestro país durante la década del noventa.
¿Cuándo y cómo se fue conformando ese régimen de hegemonía escindida? ¿De qué modo se delinearon los proyectos prehegemónicos que lo componen? ¿Qué formas fue adquiriendo la disputa hegemónica tras la crisis del orden neoliberal, a comienzos del nuevo siglo?
Precisamente, en este libro queremos brindar algunas pistas para encontrar las respuestas a estos interrogantes. Consideramos que la experiencia argentina durante “los años kirchneristas” debe ubicarse, esclarecerse y valorarse en el convulsionado contexto de la crisis del régimen hegemónico neoliberal de 2001 y los infructuosos intentos de salida que se ensayaron durante la presidencia interina de Eduardo Duhalde. Y que su derrotero, a lo largo de los doce años de gobierno, también se explica, en gran medida, en el marco de la disputa por la construcción de hegemonía.
La función reparadora del kirchnerismo, su capacidad para resolver la crisis de hegemonía durante la primera parte del mandato de Néstor Kirchner, el intento fallido de instalar un régimen hegemónico alternativo en el transcurso de las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner, el crecimiento de dos proyectos prehegemónicos alternativos a partir del “conflicto con el campo” en 2008 (proyectos que trataron, sin éxito, de obtener la primacía en el campo ideológico, político e institucional para construir un nuevo bloque histórico) y la conformación de un régimen de hegemonía escindida que perdura hasta la actualidad son los ejes que recorren estas páginas.
Algunas precisiones conceptuales en torno a la hegemonía
Para facilitar la lectura y la interpretación del material que se presenta a lo largo del libro, cabe realizar algunas precisiones conceptuales que nos remiten a la cuestión de la “hegemonía” en el pensamiento de Antonio Gramsci. En su versión tradicional, se entiende como la dirección moral e intelectual de un bloque de fuerzas sociales que se proyecta hacia el resto de la sociedad como garantía de legitimidad, unidad y orden de funcionamiento. Esta formulación es precisa pero excesivamente general y, por ende, requiere un arduo trabajo de especificación para adaptarlo a las necesidades de la investigación empírica, sobre todo cuando la indagación trata de capturar las características particulares de los mecanismos de reproducción social y política de los llamados “países dependientes”.
En las versiones más actuales de la teoría gramsciana, para redefinir la hegemonía se coloca en primer plano un rasgo que ya había sido señalado, aunque con mucho menor énfasis en su versión original: el de “representación” como elemento primordial de la compleja práctica social que intenta producir hegemonía. En efecto, detrás de la definición clásica se halla la noción de aquello que hace a la hegemonía posible: la producción de un consenso general mayoritario sobre una concepción del mundo social determinada.
Pero toda concepción del mundo social existe en tanto sistema complejo de representaciones y explicaciones que sólo puede ser producida, comunicada, compartida o confrontada por la existencia del lenguaje. Un lenguaje común es, a la vez, garantía de unidad y diversidad del universo social y se reconoce primordialmente por la reiteración de esa experiencia compartida. Por razones ontológicas que no podemos analizar aquí, las construcciones discursivas que ese sistema de representaciones contiene se desarrollan en medio de una contradicción irresoluble y permanente: son por naturaleza producto de una visión parcial, entendida como práctica social fragmentaria e imperfecta, que busca presentarse en la competencia frente a otras visiones de iguales características como verdad universal, es decir, en calidad de representación única de ese universo que la contiene como parte, como fracción, ante otras diversas en su contenido pero igualmente imperfectas. La pretensión de imponer un tipo de universalidad excluyente que alimenta la práctica social de unas concepciones parciales frente a otras constituye el campo principal de la práctica política hegemónica. En tanto incompletas e insuficientes, dejan espacios libres en los cuales se inscriben otros modos de concebir alternativos, pretendidamente universales y totalizantes (pero fallidos en igual medida), condicionados por la yuxtaposición de pulsiones y necesidades subjetivas que obstaculizan y deforman la percepción de la realidad exterior en forma pura.
El campo en que se despliegan, conviven, se complementan y confrontan las diferentes formas de representación fallida de lo universal, es decir, las diferentes ideologías y concepciones del mundo, es el campo de la lucha hegemónica y, en ese contexto, constituye el
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