Miguel Bonasso - Don Alfredo
Aquí puedes leer online Miguel Bonasso - Don Alfredo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1999, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
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- Libro:Don Alfredo
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1999
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Don Alfredo: resumen, descripción y anotación
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Toda obra aparentemente individual es siempre colectiva. Detrás de un libro de este tipo hay un ejército de colaboradores. En primer lugar, quiero reconocer el esfuerzo riguroso y apasionado del equipo de periodistas que trabajó conmigo en la investigación y en la organización del banco de datos, tareas que no cesaron hasta hace unas horas, cuando incorporé las últimas informaciones frescas al Epílogo. Sin Ana de Skalon, Paloma García, Daniel Enz y Andrés Klipphan, este libro sencillamente no existiría. Tampoco habría visto la luz sin las «fuentes»: las mujeres y los hombres que se atrevieron a contar sus historias, a entregar documentos, a sugerir hipótesis, a ofrecer las pistas que debíamos seguir. A veces corriendo riesgos muy concretos en relación con sus vidas y sus trabajos. Fuentes que constituyen una muestra del mosaico social y político de los argentinos. Desde los más altos niveles del poder hasta los escalones más humildes de la pirámide social. Amigos y enemigos de Alfredo Yabrán hablaron o aportaron documentos sin condicionar su colaboración. Algunos no tuvieron inconveniente en ser nombrados, otros prefirieron esconderse bajo el manto protector de las Gargantas, numeradas o no, que habitan el relato. A todos, sin excepción, mi sincero agradecimiento. Incluso a quienes puedan disentir con este trabajo, con el retrato que tracé de ellos o con mis reflexiones sobre los hechos que los tuvieron como testigos o protagonistas.
Se suele decir que el ambiente de los periodistas es mezquino y competitivo, pero yo encontré generosidad y entrega en los colegas a los que tuve que acudir permanentemente. La mezquindad fue la excepción y no la regla. La inmensa mayoría de mis compañeros de la prensa me brindó sus archivos, sus anotaciones, sus grabaciones y sus descubrimientos sin esperar nada a cambio, por la pura pasión de ayudar a desentrañar los enigmas que rodearon la vida y la muerte de Alfredo Yabrán. (Incluso hubo aportes de algún profesional que se ubica en las antípodas de mis posiciones ideológicas). Citaré a todos los que no tienen inconveniente en ser nombrados, y si se me escapa alguno le ruego que lo atribuya con benevolencia a una falla de mi memoria y no me considere un ingrato: Leo Álvarez, Carla Castelo, Gerardo Young, Lorena Maciel, Hernán Brienza, Edi Zunino, Gabriel Michi, Susana Viau, Darío Schvarzstein, Olga Wornat, Juan Salinas, Raúl Kollmann, Roberto Caballero, Felipe Yapur, Julio Villalonga, Enrique Aschieri, Alberto Ferrari, Miguel Rodríguez Arias, Roberto Bardini, Manuel Lazo, Daniel Tirso Fiorotto, Fabián Agosta, Violeta del Río, Ernesto «Cune». Molinero, Myriam Pasarello, Stella Calloni, Román Lejtman (y su equipo de producción), Carlos Manuel Acuña, José Luis Ayala, Roberto Baschetti, Alejandro García, Adolfo Morales, Gustavo Cirelli.
Gracias también a los colegas que me precedieron con libros y artículos que me sirvieron para aclarar algunos aspectos centrales de esta investigación, como Horacio Verbitsky, Carlos Dutil, Ricardo Ragendorfer, Daniel Santoro, Rogelio García Lupo, Daniel Otero, Oscar Balmaceda y Antonio Fernández Llorente. A Franco Caviglia le agradezco la generosidad inusual de haber puesto en mis manos el original de su propio libro sobre Yabrán antes de darlo a la imprenta.
A Página/12, el diario que integro desde su fundación, mi reconocimiento por su paciencia para tolerar mis ausencias y un agradecimiento especial a su archivo, conducido por el afable y eficiente Aarón Cytrinblum. Otro tanto para los archivos de Noticias y TEA, que se abrieron a nuestros constantes requerimientos. Idem a toda la planta periodística de la revista Análisis de Paraná, que apoyó con entusiasmo nuestra tarea. Y a la empresa Video 2000, que copió numerosos documentos televisivos. En la oscura e ingrata tarea de transcribir decenas de entrevistas, hubo tres jóvenes colegas de TEA que, además de tener buenos oídos y dedos ágiles, supieron ser discretas: Lorena Paeta, María Cibeira y Laura Gavilán, coordinadas por la ubicua Paloma García, que también lidió —con encomiable obsesividad— con nuestro banco de datos.
En Pinamar, el periodista Alberto Viñas hizo mucho más que buscar información y brindarme sus bien pobladas carpetas; también fue el nexo —vía Internet— con todos los que colaboraron en esta empresa.
Por último, hay alguien negro, peludo y analfabeto, que no aportó datos ni ideas, pero acompañó mis cavilaciones junto al mar: el entrañable perro callejero que responde al nombre de Poncho.
A mis cuates:
Jorge Denti, Francis Pisani, Luis Javier Solana,
Paco Ignacio Taibo II, Marco Tropea y Jan van der Putten
A Carlos Dutil, in memoriam
© 1999, Miguel Bonasso
Colaboraron en la investigación:
DANIEL ENZ
PALOMA GARCÍA
ANDRÉS KLIPPHAN
ANA DE SKALON
ePub base r1.0
El hombre recibe el aviso de la misteriosa Central y emprende la fuga hacia la tierra de la que salió pobre treinta años antes. Es el empresario más rico del país, pero sus miles de millones de dólares no le sirven: el Poder le ha soltado la mano. Lleva apenas un bolso, un maletín y un escurridizo teléfono satelital por el que debería llegar la señal salvadora y en el que sólo escucha el balbuceo de la muerte. Viaja a encontrarse con su destino, acompañado por un fiel ayudante, que maneja la 4 x 4 por los caminos de Entre Ríos.
Así arranca la saga de Don Alfredo, acompañando la intimidad de Yabrán en las horas que precedieron al enigma de una muerte que para muchos argentinos sigue siendo un montaje alucinante; la última de sus estratagemas. Y este relato terminal, helado y sórdido como la más dura de las novelas negras, discurre en paralelo con la revelación de una vida que el protagonista siempre quiso mantener en el mayor de los secretos; la increíble parábola del «turquito ambicioso» que vendía helados en el pueblo de Laroque y llegó a convertirse en un Estado dentro del Estado.
Con el ritmo y la riqueza de los mejores thrillers, la apasionante investigación de Miguel Bonasso responde a las inquietantes preguntas que se dispararon junto con el escopetazo de San Ignacio: ¿Quién era realmente Alfredo Yabrán? ¿El mafioso que describen sus enemigos o el padre tierno, el amigo leal, el visionario genial que describen sus seguidores? ¿Por qué estaba rodeado por un aparato de antiguos represores? ¿Cómo hizo para edificar su imperio en tan poco tiempo? ¿Fue el testaferro del «botín de guerra»? ¿Cuál era su verdadera relación con Menem? ¿Por qué lo persiguieron Cavallo y Duhalde? ¿Qué lugar ocupa su debacle personal en la declinación del menemismo? ¿Qué papel jugó el Departamento de Estado en su caída? ¿Ordenó realmente el asesinato de José Luis Cabezas o fue víctima de una conspiración urdida en los sótanos del poder?
Miguel Bonasso
ePUB r1.0
GONZALEZ01.05.13
El hombre no conocía la expresión colombiana «volver sobre sus pasos», pero estaba llevándola a la práctica desde abril. Desde que los jueces de la Cámara rechazaran el hábeas corpus de Ríos y él se sintiera asfixiado por un cerco de abogados, periodistas y políticos. La cosa sería ahí nomás, en su tierra, en esa estancia todavía fría y deshabitada que había armado, juntando dos campos, para sus tres hijos. Afuera, la llanura se combaba como si buscara la orilla de un río invisible y más allá del césped inglés y las palmeras del casco nuevo, el monte vecino le sugería que la fuga seguía siendo posible, contradiciendo la sentencia que ya se había autodictado. Cada tanto el hombre espiaba sus posesiones a través de los ventanales de la sala de juegos y hasta se permitía fastidiar al pobre Leo con una presunta broma:
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