NICOLAS-EDME RÉTIF DE LA BRETONNE (Sacy, 1734 - París, 1806) es un autor casi desconocido en nuestro país; incluso en Francia lo era hasta hace escasas décadas, cuando fue redescubierto con gran éxito, en parte por obras de contenido erótico como Le Pornographe (1769), Le Paysan perverti (1775) y La Anti-Justine (1798) y, sobre todo, por su gran obra, escrita a lo largo de más de 30 años, Las noches de París, de la que Las noches revolucionarias (1793) es su última parte.
Hijo de una familia campesina, aunque acomodada, ejerció el oficio de impresor en París mientras escribía sus primeras obras. A pesar de su escaso éxito inicial, acabó abriéndose un hueco en el mundo literario e intelectual parisino llegando a ser, al final de su vida, uno de los escritores franceses más afamados.
Epílogo
Adiciones
D esde el final de la impresión, los acontecimientos se han sucedido con rapidez. Se sabe que los rebeldes de la Vendée, tras ser derrotados en Mortagne y en Cholet, se han trasladado a la isla de Noirmoutier, donde han sido acogidos por sus pérfidos habitantes… Pero, expulsados de Beaupréau y de Ancenis, ya no les queda sino este refugio, donde están obligados a quedarse, de manera que la Vendée está perdida. Ese país fértil, pero habitado por gentes supersticiosas y groseras, fáciles de engañar, ya no es sino un montón de ruinas y de cenizas. Los contra-revolucionarios han perdido pues Lyon y la Vendée: Burdeos acaba de manifestar su patriotismo más ferviente. Nuestro ejército del norte, tras repeler al enemigo de los alrededores de Maubeuge, lo está persiguiendo impetuosamente, mientras otra columna, que ha tomado Turnes, avanza hacia Nieuport y tal vez tome también Ostende… Por el lado del Rin, se está intentando reparar la derrota causada por la traición de un oficial.
Los veintidós diputados acusados están en el tribunal revolucionario desde hace tres días (hoy es sextidi, día 6 de la primera década del segundo mes, es decir: 27 de octubre según el antiguo calendario). Ayer, quintidi, Vergniaud ha dado un discurso muy vehemente de cinco cuartos de hora; pero, al no haberlo podido escuchar, desconozco su contenido.
Continúan produciéndose las afluencias anticívicas de personas en las puertas de las panaderías; se diría que hay una clase de gente empeñada en obtener el pan de forma penosa.
El general Gartaud ha logrado, el 22 de octubre (antiguo calendario), una ventaja considerable sobre los rebeldes de Toulon: seis naves inglesas han resultado dañadas a cañonazos y están en carena. Ha matado a aproximadamente trescientos de sus hombres. Así que estamos a punto de retomar esta importante plaza, eterno oprobio para los traidores que gobiernan en Inglaterra.
El rey de Prusia ha abandonado a su ejército, que ha dejado bajo el mando de Brunswick, para ir a ponerse a la cabeza de las tropas con las que pretende robar una parte de Polonia.
Cobourg ha visto romperse sus líneas frente a Maubeuge: «Si los republicanos franceses me fuerzan en este punto, yo mismo me hago republicano». Pues ha sido forzado, y aún retiene prisioneros, el muy cobarde, a los cuatro diputados que recibió de manos de Dumouriez.
Se ha establecido el nuevo calendario de la República, cuyo primer mes comienza el 22 de septiembre del antiguo calendario, que se convierte así en el 1.º de la primera década del año II de la República, dicho de otra manera: el 1.º de vendémiaire. Ya se sabe que yo ya había propuesto una reforma de los años y de los meses en mi obra Les nuits de Paris. Ahí proponía comenzar el año el 21 o 22 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. Proponía igualmente cambiar los nombres de los meses e igualarlos, etc. Los nombres que propuse eran primobre (del 22 de diciembre al 22 de enero), duobre, triobre, quartile, quintile, sextile, septembre (del 22 de julio al 22 de agosto), octobre, novembre, décembre, unzobre y douzobre (este último, del 22 de noviembre al 22 de diciembre). Los nombres atribuidos por el nuevo calendario son más afortunados. Son vendémiaire (del 22 de septiembre al 22 de octubre), brumaire, frimaire, nivôse, ventôse, pluviôse, germinal, floréal, prairial, messidor, thermidor y fructidor. Puesto que los meses se han dividido en décadas, que sustituyen a las semanas, los días de la década también han sido rebautizados: primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonodi y décadi, que es el día de descanso… Ayer, sextidi, 6 de brumaire, han redoblado los tambores para obligar a abrir a las tiendas que los partidarios del antiguo domingo tenían cerradas.
Tan sólo me queda referir el juicio de los veintidós diputados que han sido presentados ante tribunal revolucionario. Los veintidós traidores han sido condenados a muerte, ayer nonodi (30 de octubre, según antiguo calendario) a las diez y media de la noche y han sido ejecutados hoy al mediodía. Valazé, uno de ellos, se ha matado al escuchar la condena. Los demás se han alzado enfurecidos y han tirado sus assignats. Hoy han caminado hacia el cadalso con aparente alegría; nueve de ellos van cantando en el primer coche. Carra muestra una sorpresa estúpida; Sillery y Fauchet tienen confesor; Vergniaud intenta decir algo en el momento de la ejecución, pero los tambores se lo impiden. Así es como han acabado los que no avanzaban con rectitud y franqueza en el sentido de la Revolución.
Se anuncia, el primer décadi de brumaire a las ocho, la toma de Mons y que los preparativos para entrar en Toulon se aceleran.
¡Viva la República y viva la Montaña!
Título original: Les Nuits Révolutionnaires
Nicolas-Edme Rétif de La Bretonne, 1793
Traducción: Eric Jalain
Retoque de cubierta: diego77
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Nota del editor
H emos omitido ciertos pasajes del original de Rétif de la Bretonne, casi siempre de historias de tono costumbrista o autobiográfico, o bien comentarios a asuntos de actualidad poco o nada relevantes para el hilo principal de la narración y que hacen, creemos, algo fatigosa su lectura, como ciertos fragmentos dedicados a la crítica teatral de la época. Lo hemos decidido así, sin pretender faltar al respeto al autor, puesto que el objetivo esencial de esta edición es presentar a los lectores en español una crónica vivida y contemporánea, pero también accesible, de la Revolución Francesa. Hemos indicado dichas omisiones en el texto, en todos los casos, con la siguiente marca: […].
El lector curioso que quisiera asomarse a dichos pasajes, puede consultar las siguientes ediciones: Les Nuits Révolutionnaires, ed. Livre de Poche, Paris 1988, o también la obra completa del autor editada por Henri Bachelin (ed. Slatkin Reprint, Paris 1930-1932).
Notas
[1] Los jardines del Palais-Royal, durante algunos años de esa época también conocido como el Palais-Égalité (de hecho, Rétif, a lo largo de la obra, utiliza indistintamente ambas denominaciones para referirse a él), fue uno de los lugares neurálgicos de la Revolución, lo que explica este subtítulo. Construido en el siglo XVII por orden del Cardenal Richelieu, se convirtió en la residencia parisina de los duques de Orléans. Felipe de Orléans, regente durante la minoría de edad de Luis XV, estableció la Corte en este palacio. Su nieto y heredero, Felipe José de Orleáns, más conocido como Felipe Igualdad («Philippe Égalité» en francés, de ahí el nuevo nombre del palacio), por sus ideas ilustradas y su inicial postura pro-revolucionaria, abrió los jardines de su palacio al público. Se estableció ahí un teatro e incluso tiendas y bares, convirtiéndose en un lugar muy popular. A lo largo de la Revolución, era punto de encuentro de asambleas y de conspiradores, así como de prostitución y de juego. Era un lugar en constante ebullición, muy frecuentado por ello por Rétif, como iremos viendo a lo largo de la obra.