• Quejarse

Wenceslao Fernández Flórez - Las gafas del diablo

Aquí puedes leer online Wenceslao Fernández Flórez - Las gafas del diablo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1919, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Wenceslao Fernández Flórez Las gafas del diablo

Las gafas del diablo: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Las gafas del diablo" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Wenceslao Fernández Flórez: otros libros del autor


¿Quién escribió Las gafas del diablo? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Las gafas del diablo — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Las gafas del diablo " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Las gafas del diablo es una recopilación de 21 artículos o ensayos humorísticos - photo 1

Las gafas del diablo es una recopilación de 21 artículos o ensayos humorísticos escritos por el escritor español Wenceslao Fernández Flórez, publicada en el año 1919, y ganadora del Premio Chirel de la Real Academia Española de ese mismo año.

Según explica el autor en el prólogo, esta obra pretende reflexionar humorísticamente sobre diversas costumbres de la sociedad española, observadas a través de unas gafas que tienen la facultad de hacer ver a las personas no según su apariencia, sino como en realidad son. A diferencia del viejo cuento en el que Fernández Flórez se inspira, el diablo que nos presta las gafas no es aquél horrendo y trascendental de la tradición, sino uno de «los que conocen los viejos campesinos gallegos, viejo también, con una mirada maliciosa y una sonrisa taimada; un diablo que es como un campesino de aquella tierra, que se ríe detrás de un valladar del susto de una rapaza, que goza con burlarse de las viejas, que sabe la importancia que hay que dar a esta vida; jovial, bonachón, receloso; que ayuda al zorro a entrar en un gallinero y que, si alguna vez recibiese proposiciones para comprar un alma, la cogería, la miraría, le daría cien vueltas y concluiría por observar: —Cuando tú me la vendes, algún negocio piensas hacer a mi cuenta. No me conviene.»

Wenceslao Fernández Flórez Las gafas del diablo ePub r11 Titivillus 150718 - photo 2

Wenceslao Fernández Flórez

Las gafas del diablo

ePub r1.1

Titivillus 15.07.18

Título original: Las gafas del diablo

Wenceslao Fernández Flórez, 1919

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

APROVECHAMIENTO DEL SOLDADO CANES CASTRENSES Es muy frecuente en las Cámaras - photo 3

APROVECHAMIENTO DEL SOLDADO
CANES CASTRENSES

Es muy frecuente en las Cámaras españolas el caso de que un diputado o un senador pida al Gobierno que sean enviadas a tal o cual pueblo de su distrito fuerzas del Ejército.

Nada de esto obedece, como pudiera pensarse, a conflictos de orden público, ni mucho menos a temores de una invasión, ni a que el vecindario sea más pusilánime que en otras partes. No. Se piden soldados como se piden obras públicas cuando hay obreros con hambre, o como se piden vagones para transportar carbón cuando están amenazadas por su escasez las industrias.

Hay poblaciones que no pueden reclamar puentes porque carecen de ríos; ni carreteras, porque disponen de todas las necesarias; ni edificios públicos, porque están debidamente instalados los servicios. Sin embargo, estas poblaciones echan sus cuentas y advierten que liquidan con déficit. ¿Qué hacer? Cuando un particular atraviesa esta difícil situación, pide dinero prestado, o cose para fuera, o pone un anuncio en los periódicos diciendo que admite huéspedes estables «con o sin». Pero una ciudad no puede dar sablazos a nadie, ni puede coser para almacenes de ropas hechas. En cambio, puede admitir huéspedes, como una viuda.

¿Cómo atraer estos huéspedes?… Las ciudades suelen utilizar varios procedimientos. Uno de ellos consiste en hacer circular profusamente folletos ilustrados en los que se preconicen las bellezas de los alrededores, las truchas de sus ríos, las ruinas, las curiosidades históricas y arquitectónicas que guarden en su recinto. Depende del género de huéspedes que desee tener. Si cultiva la especialidad de viejos solitarios, pone el cebo de las ruinas. Si se dedica a recién casados, ensalza el paisaje. Para la atracción de ingleses nada puede haber como un río con truchas.

Otro procedimiento lo constituyen las fiestas. Por regla general, las fiestas en una ciudad que entienda su negocio duran entre quince días y un mes, y su programa suele ser el siguiente:

Día primero, «Gigantes y cabezudos»; día segundo, paseo «de moda» en la calle principal del pueblo; día tercero, corrida de toros; día cuarto, fuegos artificiales; día quinto, paseo de moda; día sexto, corrida de toros; día séptimo, fuegos artificiales. Y así en este orden, hasta el último día, en que vuelven a salir los gigantes y los cabezudos.

Otras ciudades montan una timba y se dejan de tonterías. Son las que logran mayor éxito.

No obstante, los huéspedes que se pueden atrapar por estos procedimientos son flor de un día. Alegres, bulliciosos, espléndidos, se van apenas llegados, dejando un buen recuerdo y una buena cantidad de pesetas que no saca de apuros a la ciudad. Su eficacia no rebasa estos límites: engordar prodigiosamente a todas las chinches de todas las fondas, agotar todas las tonterías de mal gusto que venden los comercios con un letrero que dice «recuerdo de la ciudad de X», y no dejar en el pueblo un solo pescado podrido ni un solo cerdo con «trichinochis» sin devorar. Aparte esto, apenas son útiles esos bullangueros visitantes.

Muchas ciudades prefieren el huésped fijo. Y para procurárselo apelan al ministerio de la Guerra. Unas piden una compañía, otras un batallón, otras un regimiento… El concepto en que se apoyan es el de que, en tiempo de paz, los militares no tienen verdaderamente nada que hacer, y ya que no se dedican a función social alguna, deben ser considerados como un lastre de riqueza que, hábilmente distribuido, conserve el equilibrio económico del país. La divisibilidad y la manejabilidad de ese elemento permite como ninguno un reparto pronto y fácil.

No somos nosotros enemigos de ese procedimiento; por el contrario, admiramos su espíritu y creemos que los pueblos y aun las aldeas deben apelar a él sin reparos, cada uno en su justa medida, sin abusar. Por ejemplo, una ciudad de cincuenta mil almas podía pedir: «Las trabas que impone la guerra a la exportación nos producen grave quebranto, que tan sólo se remediaría con el envío inmediato de un regimiento de caballería. Rogamos a vuecencia que todos los jefes, oficiales y subalternos estén casados y tengan numerosa familia.» Las aldeas podrán dirigirse al ministro de la Guerra en telegramas como éste: «Perdida cosecha centeno en el lugar; urge envío diez soldados, dos cabos y un sargento para remediar crisis».

¿Qué le importa al ministro que los millones que suponen las pagas del ejército se gasten aquí o allá? No siendo de absoluta necesidad estratégica que se gasten en lugares fijos, puede atenderse con ellos a remediar muchas necesidades. La teoría es irrebatible.

Claro está que lo que no tiene justificación es la pretensión de algunos pueblos que piden que las tropas lleven uniformes decorativos y cascos de metal y gollerías por el estilo. Algunos alcaldes escriben a los diputados diciéndoles:

«Consíganos usted dos escuadrones, pero que sean bonitos; si puede ser, que traigan chaquetilla de húsar, de esas que se llevan atadas y no se ponen nunca; y que traigan también lanzas con banderitas y un perro mascota.»

Esto no. Esto es ya demasiado. Debemos atender una necesidad; pero no fomentar un vicio. Lo mejor, para evitar abusos, sería que entendiese en esos traslados de fuerzas el excelentísimo señor comisario de Abastecimientos.

Ahora podrán reclamar los municipios, además de batallones y compañías de soldados» traíllas de perros.

De acuerdo con la Sociedad de fomento de las razas caninas, el Estado Mayor Central ha redactado un proyecto de bases para la organización del empleo de los perros en servicios nacionales en tiempo de guerra.

Según ese proyecto, habrá perros sanitarios, perros de centinela, perros mensajeros, perros escuchas, perros patrullas, perros de tifo, perros de custodia y «perros para aplicaciones varias».

Los hombres hemos procurado siempre la complicidad de los animales en nuestras luchas. Los elefantes abrieron más de una vez brecha en un ejército combatiente; los toros furiosos, lanzados contra filas de adversarios, colaboraron en la bélica ansia humana; el poema indio nos habla de los monos que auxiliaron a Brahma en la victoria. Últimamente, el único animal que utilizaba el hombre en sus guerras era el caballo.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Las gafas del diablo»

Mira libros similares a Las gafas del diablo. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Las gafas del diablo»

Discusión, reseñas del libro Las gafas del diablo y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.