Silvina Heguy - Viaje al fin del Amazonas

A todos los que después de asombrarse por cómo había llegado hasta ahí estuvieron dispuestos a recibirme y contar sus historias para este libro. A Álvaro Ybarra Zavala, por las fotos y cada kilómetro compartido en esa travesía. Este trabajo es parte de un proyecto periodístico que juntos comenzamos en 2012 y aún seguimos. Su ensayo fotográfico “Historia de una tierra herida” cuenta los efectos sobre la salud, la sociedad y el medio ambiente del modo actual de producción agropecuaria en el mundo.

A Marco Lima, quien nos guió por la selva, nos cuidó y nos divirtió con sus ocurrencias y, por sobre todo, nos dio su amistad.

A Andreia Fanzeres, con quien me reencontré después de aquella beca de Avina en Cartagena de Indias.

Al cacique Manoel, por las historias contadas.

A Ricardo Kirschbaum, quien cuando le propuse hacer una nota sobre la selva amazónica me dijo “Adelante. Será una excelente tapa para la revista Viva”.

A Ana Laura Pérez, quien insistió hasta convencerme de firmar el contrato para este libro. A su lectura y edición y también a la de Mercedes Sacchi.

A Bárbara, Geno y Adita, por estar siempre. A Aputina, Juan, Milo, Pedro y, en especial, a Toto y a Rami, por devolverme en una tarde de julio al mundo de los mapas y las aventuras. A mis amigos, por acompañarme desde hace años y en este proceso de viajes y escritura que fue parte del duelo por la muerte de mi mamá y mi papá. A ellos les dedico este libro. Y también, y especialmente, a la memoria de mi abuelo, Victoriano Vicente Galán, quien fue para mí el primer gran viajero.

Buenos Aires, 25 de febrero de 2016

Brum, Eliane, “Belo Monte: a anatomia de um etnocídio”, Madrid, El País, 1.º de abril de 2014.

Cohen, Rich, “On the Road to El Dorado”, The New York Times, 26 de febrero de 2009.

Fawcett, Percy Harrison, A través de la selva amazónica. Exploración Fawcett, Santiago de Chile, Editora Zig-Zag, 1953.

Grann, David, The Lost City of Z: A Tale of Deadly Obsession in the Amazon, Nueva York, Doubleday, 2009.

Lévi-Strauss, Claude, Tristes trópicos, Buenos Aires, Paidós, 2010. Nobre, Antonio Donato, “El futuro climático de la Amazonía. Informe de evaluación científica”, São José dos Campos, ARA, 2015.

Schlesinger, Sergio, “Dois casos sérios em Mato Grosso. A soja em Lucas do Rio Verde e a cana de açúcar em Barra do Bugres”, Mato Grosso, Formad, 2013.

Silveira, Ema María; Bruske, Joemir Alfredo, Manoki, Histórias sagradas, Curitiba, Cravari Geração de Energia, 2011.

Wallace, Scott, “Last of the Amazon”, National Geographic 211, enero de 2007, págs. 40-71.

—, The Unconquered. In Search of the Amazon’s Last Uncontacted Tribes, Nueva York, Crown, 2011.

Watson, Fiona y Corry, Stephen, Disinherited. Indians in Brazil, Londres, Survival International, 2000.

WWF, “Amazon Species Report 2010-2013”, Londres, 2013.

La fiscal Thais Santi se mudó desde la capital de cemento y líneas rectas de Brasil al corazón de la selva amazónica en 2012. Fue, en realidad, trasladada desde Brasilia para investigar las denuncias que rodeaban a la hidroeléctrica Belo Monte, la tercera en el mundo por su tamaño. Una década antes habría sido casi imposible acceder a esa zona atravesada por el río Xingú. Un paraíso terrenal que mutó en infierno. Su nuevo despacho era una precaria oficina en Altamira. A los 36 años, y con experiencia en casos difíciles, contó que le llevó más de un año entender lo que veía, y otro, procesar la información para poder elaborar la denuncia de lo que ella considera un etnocidio.

El efecto que Thais experimentó con lo que vio es común cuando cualquier extraño se acerca a la complejidad de la Amazonía. La naturaleza es única en el sentido más amplio de esa palabra. Es también extraña. Pero lo que está sucediendo desde hace por lo menos diez años es igualmente difícil de comprender con un simple vistazo.

El debate sobre lo que ocurre es complejo, y quizás uno de los aspectos más interesantes para entenderlo es el que aprendió Thais y le contó, en diciembre de 2014, a la periodista brasileña Eliana Brum cuando la entrevistó.

“Existen dos posiciones sobre Belo Monte”, dijo en el reportaje que se publicó en la versión en portugués del diario español El País. “De un lado, está la del gobierno, con una decisión política de construir grandes emprendimientos, enormes, brutales, en la Amazonía. De usar los ríos amazónicos, los recursos más preciosos, los que faltarán en el futuro, para producir energía. Esta posición puede ser cuestionada por la academia, por la población, por los movimientos sociales. Pero es una posición que se sustenta en la legitimidad del gobierno […] Ahora, una vez adoptada esa política, hecha la elección, el respeto a la ley no es una opción. Lo que está sucediendo en Belo Monte es que, tomada la decisión, que ya es cuestionable, el camino para su implementación es tomado por el gobierno como si también fuera una elección, como si pudiese optar entre respetar o no las normas. Eso es lo brutal”.

Finalmente, la lección que aprendió Thais fue la siguiente: “Belo Monte es un etnocidio en un mundo en el que todo es posible”. Una síntesis que atraviesa cada uno de los temas de la agenda de problemas de la Amazonía. Como si su condición de territorio virginal sirviera de pase libre para su apropiación, para su explotación y degradación. Incluso por parte de quienes deben protegerla.

En ese retorno a la etapa anterior a la existencia de la ley (o quizás a un abandono que nunca se produjo), lo que queda librado a los intereses de los más poderosos —en su versión de latifundista local o multinacional— es un territorio cuyo peso es determinante para el equilibrio del funcionamiento actual y futuro del planeta. Y deja la fuerza como única posibilidad de solución del conflicto diario. A quinientos años de la llegada de los conquistadores, en este territorio, que ocupa gran parte del mapa de América del Sur, sigue vigente el viejo truco de los espejitos de colores para extraer las riquezas de las tierras indígenas. Con mecanismos más sofisticados, son otros los objetos que se ofrecen para después lanzar campañas cargadas de racismo y de prejuicios contra las comunidades originarias. También están los colonos que llegaron engañados por la dictadura militar y después de lograr sobrevivir al abandono y las falsas promesas tienen derechos sobre lo que, consideran, ya es parte de sus vidas. La solución no es fácil, pero sí urgente. Quizás un buen comienzo sea un debate sincero y dejar atrás la ley de la selva, o comenzar a aplicarla, pero en el buen sentido. Como lo hacían sus primeros habitantes, en armonía y respeto.

Soja en lugar de selva. Cerca de Santarem, en el Estado de Pará, un campo sembrado es la llamada frontera de la deforestación que avanza sobre la región entre los ríos Amazonas y Tapajós.

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Incendio intencional. Quemar la selva es la primera etapa para el avance de la explotación agraria sobre la selva. El terreno sobre el río Branco luego fue utilizado para criar ganado.

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Monumental. La represa hidroeléctrica de Belo Monte será la tercera más grande del mundo, se construye en el corazón de la cuenca amazónica y está rodeada de denuncias por corrupción, por sus graves consecuencias en el medio ambiente y porque el aumento de la población trajo enfermedades desconocidas para las comunidades originarias y delitos como la trata de mujeres. La foto es de febrero de 2014.