• Quejarse

Thomas de Quincey - Confesiones de un comedor de opio inglés

Aquí puedes leer online Thomas de Quincey - Confesiones de un comedor de opio inglés texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1822, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Thomas de Quincey Confesiones de un comedor de opio inglés
  • Libro:
    Confesiones de un comedor de opio inglés
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1822
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Confesiones de un comedor de opio inglés: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Confesiones de un comedor de opio inglés" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Thomas de Quincey: otros libros del autor


¿Quién escribió Confesiones de un comedor de opio inglés? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Confesiones de un comedor de opio inglés — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Confesiones de un comedor de opio inglés " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Describiendo las surrealistas alucinaciones insomnio y visiones de pesadilla - photo 1

Describiendo las surrealistas alucinaciones, insomnio y visiones de pesadilla que experimentó mientras consumía grandes dosis diarias de láudano, el legendario relato de Thomas De Quincey sobre los placeres y los pesares del opio forjó un vínculo entre la autoexpresión artística y la adicción, y allanó el camino para futuras generaciones de escritores que experimentaron con el consumo de drogas, de Baudelaire a Burroughs.

Thomas de Quincey Confesiones de un comedor de opio inglés ePub r10 Titivillus - photo 2

Thomas de Quincey

Confesiones de un comedor de opio inglés

ePub r1.0

Titivillus 14.07.16

Título original: Confessions of an English Opium Eater

Thomas de Quincey, 1822

Traducción: Damián Alou

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

AL LECTOR Te presento en estas páginas amable lector el relato de un - photo 3

AL LECTOR.— Te presento en estas páginas, amable lector, el relato de un período singular de mi vida: teniendo en cuenta el uso que le doy, confío en que resultará no sólo un relato interesante, sino también útil e instructivo en grado sumo. Con esa esperanza lo he redactado: y ésa ha de ser mi disculpa por romper la delicada y honorable reserva que a casi todos nos refrena a la hora de exponer en público nuestros errores y debilidades. De hecho, nada repugna tanto a los sentimientos de los ingleses como el espectáculo del ser humano que impone a nuestra observación sus llagas o cicatrices morales y desgarra esa «envoltura de decoro» con que el tiempo, o la permisividad ante la fragilidad humana, puede haberlas cubierto; por consiguiente, la mayor parte de nuestras confesiones (es decir, las confesiones espontáneas y extrajudiciales) proceden de personas de dudosa reputación, aventureros o timadores: y si queremos encontrar algún acto de autohumillación gratuito procedente de aquellos que supuestamente aceptan la sociedad decente y respetable, hemos de acudir a la literatura francesa, o a esa parte de la alemana que está manchada con la sensibilidad espuria e imperfecta de la francesa. Hasta tal punto lo creo, y tanto me desasosiega que me reprochen esta manera de pensar, que durante muchos meses he vacilado sobre la conveniencia de que estas páginas, o cualquier otra parte de mi relato, apareciera en público antes de mi muerte (cuando, por muchas razones, se publicará en su totalidad): y no me he decidido a dar este paso hasta después de haber sopesado con cierta desazón los motivos a favor y en contra.

Existe un instinto natural que provoca que la culpa y el dolor se arredren ante la idea de aparecer en público: prefieren la intimidad y la soledad: incluso cuando escogen una tumba, a veces se apartan de las zonas más pobladas del cementerio, como si declinaran la compañía de la gran familia humana, y desearan (en el conmovedor idioma del señor Wordsworth)

humildemente expresar

una soledad penitente.

Y en general, y en interés de todos nosotros, bien está que sea así: tampoco querría yo, por voluntad propia, desdeñar sentimientos tan saludables; y tampoco querría menoscabarlos de palabra ni de obra. Pero, por una parte, como la acusación que hago en mi contra tampoco equivale a una confesión de culpa, es posible que, de ser así, el beneficio que extrajeran los demás del relato de una experiencia adquirida a un precio tan elevado pudiera compensar, con exageradas creces, cualquier violación de los sentimientos a que me he referido y justificar haber roto esa regla general. La debilidad y el sufrimiento no implican necesariamente culpa. Se acercan o alejan de las sombras de esa oscura alianza en proporción a los probables motivos y perspectivas del infractor, y las paliaciones, conocidas o secretas, de la infracción: en proporción a la fuerza que tuvieron las tentaciones en un primer momento y a la resistencia que, con actos o esfuerzos, se presentó hasta el final. Por mi parte, puedo afirmar, sin quebranto de la verdad ni el pudor, que mi vida ha sido, por lo general, la de un filósofo: desde mi nacimiento fui una criatura intelectual: e intelectuales han sido en el sentido más elevado mis actividades y placeres, incluso en mi época de colegial. Si consumir opio es un placer sensual, y si debo confesar que me entregué a él hasta un exceso todavía no confesado por ningún hombre, no es menos cierto que he luchado contra su fascinante sometimiento con un celo religioso, y que finalmente he conseguido algo que jamás he oído atribuido a ningún otro hombre: desembarazarme de casi todos los eslabones de esa cadena maldita que me sujetaba. Se puede deducir con toda justicia que esa reconquista de mi voluntad compensa cualquier autocomplacencia que hubiera podido cometer antes. Y tampoco quiero insistir en que, en mi caso, la reconquista de voluntad fue incuestionable, mientras que la autocomplacencia se abre a la incertidumbre de la casuística, pues ese nombre puede extenderse a actos destinados al mero alivio del dolor o restringirse a otros dirigidos simplemente a provocar el placer.

No reconozco ninguna culpa, por tanto; y si lo hiciera es posible que escribiera igualmente este acto de confesión, a fin de que pueda ser de utilidad a todo tipo de comedores de opio. Pero ¿quiénes son? Lector, lamento decirte que son muy numerosos. Es algo de lo que quedé convencido hace algunos años, al calcular el número existente en un sector reducido de la sociedad inglesa (el de los hombres distinguidos por su talento o por su eminencia) de personas que, sabía yo de manera directa o indirecta, comía opio: como por ejemplo, el elocuente y benevolente…, difunto deán de…; lord…; el señor…, filósofo; un difunto subsecretario de Estado (que me describió la sensación que por primera vez lo impulsó a tomar opio con las mismísimas palabras que el deán de…, a saber, «que sentía como si unas ratas le royeran y erosionaran las paredes del estómago»); el señor…; y muchos otros, apenas menos conocidos, que sería tedioso mencionar. Ahora bien, si un solo sector, comparativamente tan reducido, podía aportar docenas de casos (y limitándome a los que yo conocía personalmente), era natural inferir que toda la población de Inglaterra proporcionaría un número proporcional. No obstante, dudé de la solidez de esta inferencia hasta que algunos hechos me demostraron que no andaba desencaminado. Mencionaré dos. 1: Tres respetables farmacéuticos londinenses, en barrios muy distantes, a los que dio la casualidad de que recientemente había comprado pequeñas cantidades de opio, me aseguraron que el número de comedores de opio aficionados (tal como yo los denomino) era en aquella época inmenso; y que la dificultad de distinguir a esas personas, que, tras haber adquirido el hábito, no podían pasar sin él, de los que lo comparaban con vistas a suicidarse, les provocaba diariamente preocupaciones y disputas. Esto tan sólo por lo que se refiere a Londres. Pero 2: (cosa que probablemente sorprenderá aún más al lector), hace unos años, pasando por Manchester, varios fabricantes de tejidos de algodón me informaron de que sus trabajadores estaban adquiriendo rápidamente la práctica de consumir opio, hasta el punto de que los sábados por la tarde los mostradores de los farmacéuticos estaban cubiertos de píldoras de uno, dos o tres granos, en previsión de la demanda de la tarde. El motivo inmediato de esa práctica era la escasez de los salarios, que en aquella época no les permitía comprar cerveza ni licores. Se podría pensar que dicha práctica cesaría con un aumento de los salarios, pero como no estoy dispuesto a creer que ningún hombre, tras haber probado el lujo divino del opio, se rebaje posteriormente a los toscos y mortales goces del alcohol, doy por sentado que

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Confesiones de un comedor de opio inglés»

Mira libros similares a Confesiones de un comedor de opio inglés. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Confesiones de un comedor de opio inglés»

Discusión, reseñas del libro Confesiones de un comedor de opio inglés y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.