Richard M. Weaver - Las ideas tienen consecuencias
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- Libro:Las ideas tienen consecuencias
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1948
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Las ideas tienen consecuencias: resumen, descripción y anotación
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«He aquí un libro más sobre la disolución de Occidente. Mi intención al escribirlo era alcanzar dos objetivos poco habituales en la cada vez más abundante literatura sobre el tema. En primer lugar, analizar dicho declive, no basándome en la analogía sino en la deducción. Quien esto escribe considera que le mundo es inteligible y los hombres son libres, y que las consecuencias que actualmente nos abruman no son fruto de una necesidad biológica o de cualquier otra índole, sino de decisiones que no han sido dictadas por la inteligencia. En segundo lugar, tengo la osadía de proponer, si no una solución general, al menos sí un atisbo de solución, desde la convicción de que los análisis científicos no valen nada cuando van acompañados de impotencia moral». Richard M. Weaver.
En este libro que ha devenido en clásico, Richard M. Weaver diagnostica las enfermedades de nuestro tiempo y nos ofrece un remedio realista. Las catástrofes de nuestro tiempo son el resultado, no de la necesidad, sino de decisiones poco sabias. Una cura, sostiene, es posible. Subyace en el correcto uso de la razón humana, en la renovada aceptación de la realidad, y en el reconocimiento de que las ideas —como las acciones— tienen consecuencias.
«Este libro profundamente poético no solo inició el renacimiento de la filosofía conservadora en los Estados Unidos, sino que, en este proceso, nos proporcionó las claves para entender las enfermedades que acosaban a la comunidad nacional; claves de entendimiento que son tan actuales hoy en día como cuando fueron publicadas por primera vez. Las ideas tienen consecuencias es uno de los pocos auténticos clásicos en la tradición política americana». Robert Nisbet.
Richard M. Weaver
ePub r1.0
Titivillus 28.04.16
Título original: Ideas Have Consequences
Richard M. Weaver, 1948
Traducción: Ana Nuno
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
[1] «¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio y la abominación de la desolación que entregan el Santuario y el ejército para ser pisoteados?», Daniel, 8:13.
[2] «Ah, mi querido Sulzer, él no conoce esa maldita raza».
[3] En The Collected Poems of W. B. Yeats, con permiso de Macmillan Company editores. [N. del T.: Los versos citados pertenecen al poema «The Second Coming», publicado originalmente en 1921 en Michael Robartes and the Dancing]
[4] Describo aquí el materialismo que subyace a la principal corriente del pensamiento socialista, pero es justicia señalar que hay otras corrientes que no discurren por el mismo cauce. Por ejemplo, la «pobreza socialista» del poeta francés Charles Péguy. Y no hay que olvidar que el general alemán Von Blomberg, en conversación con Hermann Rauschning, era capaz de identificar el socialismo con la disciplina prusiana. «El espíritu de Prusia siempre ha sido socialista —decía— porque ese espíritu está hecho de pobreza y disciplina. Poseerlo significa ser duro con uno mismo y con los otros, pero sobre todo con uno mismo. El espíritu prusiano es sinónimo de felicidad en el trabajo y satisfacción cumpliendo órdenes. Significa vivir y morir laborando» (en Hermann Rauschning, Men of Chaos, Putnam’s Sons, Nueva York, 1942).
[5] Norman Thomas vertió en forma de dilema esta cuestión al preguntar si estaba justificada la decisión de Roosevelt de involucrar al pueblo estadounidense en la Segunda Guerra Mundial en contra de su voluntad y sin su conocimiento. En caso de ser afirmativa, la respuesta daría por sentado que el líder no se limita a ejecutar los deseos de las masas, sino que es una entidad aparte. Con lo que vuelve a plantearse la vieja dicotomía entre gobernante y gobernados.
[6] El autor se refiere al concepto de educación liberal medieval, es decir los estudios dirigidos a adquirir conocimientos generales y destrezas intelectuales, en contraposición a los «profesionales», dirigidos a aprender alguna ocupación manual. (N. del E.)
[7] George Santayana, al ser entrevistado en Roma tras su detención por tropas estadounidenses, declaró que Mussolini había hecho por la ciudad lo que los dos Napoleones por París, pero que «definitivamente no era un caballero».
[8] Véase
[9] Constant Lambert, Music Ho!, Faber and Faber, Londres, 1937.
[10] La música de Ravel ofrece el equivalente de la pintura de Cézanne, de quien hablaré al final de este capítulo; tras un periodo de ensimismamiento temático, por así decirlo, Ravel regresó a la «claridad conceptual y la sobriedad formal».
[11] Robert Goffin, Jazz, Doubleday, Nueva York, 1945.
[12] Willard Huntington Wright, Modern Painting, Dodd Mead and Company, Nueva York, 1910.
[13] Libertad de expresión, libertad de confesión, derecho a no padecer necesidades y derecho a no estar sujetos al miedo. (N. del E.)
[14] Otra pregunta, diferente pero más importante, es la siguiente: ¿cuántas personas serían hoy capaces de reconocer una auténtica tragedia? Sobre la incapacidad del público contemporáneo para identificar una tragedia, ver Robert B. Heilman, «Melpomene as Wallflower», Sewanee Revíew, invierno, 1947.
[15] Coincide con otras observaciones que hemos hecho la de que los gustos radiofónicos no son los mismos en las ciudades que en el campo. Un informe oficial de la Oficina Económica de Agricultura ha detectado que, si bien para los habitantes de las ciudades «los espectáculos cómicos y las variedades son mayoritariamente los favoritos, por lo general los habitantes de zonas rurales se inclinan por programas de una índole más seria, como los informativos y las noticias económicas, la música y los sermones religiosos».
[16] En su novela Las bostonianas, que merecería ser más conocida, Henry James envía a un personaje dotado de la mentalidad «sureña» a vivir en los ambientes del norte, con resultados que confirman la tesis de Page.
[17] Un antropólogo me comentó en una ocasión que algunas tribus negras del África occidental tienen un símbolo para el hombre blanco, que consiste en una figura sentada en una postura de absoluta rigidez en la cubierta de un barco de vapor. La silueta inflexible y recta es toda una declaración de principios: el artista primitivo ha sabido captar el rigor contra natura del hombre blanco, en lo que para él sin duda es un ominoso contraste con la adaptabilidad sinuosa del nativo.
[18] O. W. Holmes fue juez de la Corte Suprema de Estados Unidos durante treinta años (1902-1932). (N. del E.)
[19] Es difícil no sacar la conclusión de que la costumbre, instaurada por el New Deal, de inspeccionar la historia fiscal de individuos y grupos opuestos al gobierno es una manifestación de la tendencia a excomulgar económicamente al disidente.
[20] Literalmente, significa «sincronización», «hacer igual». Uno de los objetivos de la llamada «política» del Glelchschaltung fue difundir un tipo específico de doctrina y pensamiento para todos, eliminando el individualismo. Se utiliza para describir el proceso mediante el cual el régimen nazi estableció un sistema de control totalitario sobre el individuo. (N. del E.)
[21] Véase
[22] Andrew D. White, Fiat Money Inflation ín France (1896).
[23] El ejemplo más llamativo es el equivalente español de gran empresa: sociedad anónima.
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