Jules Evans - Filosofía Para la Vida
Aquí puedes leer online Jules Evans - Filosofía Para la Vida texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2012, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
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- Libro:Filosofía Para la Vida
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2012
- Índice:3 / 5
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Filosofía Para la Vida: resumen, descripción y anotación
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Filosofía Para la Vida — leer online gratis el libro completo
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Mi enorme gratitud a todos los que han sido cogidos por banda, acorralados, acosados y entrevistados para este libro, mi blog o varios artículos en el transcurso de los últimos cinco años. Me ha llenado de estupefacción y de emoción lo amable y paciente que llega a ser la gente. Gracias a Neil Ansell, Dan Ariely, Julian Baggini, John Bargh, Roy Baumeister, Aaron Beck, Alain de Botton, Christopher Brennan, Jesse Caban, Havi Carel, David M. Clark, Rhonda Cornum, Tom Daley, Michel y Pamela Daw, Paul Doran, Rob Lewis, Arthur Adler y también a todos los que participan en Philosophy In Pubs; a Albert Ellis y Debbie Joffe Ellis, Louis Ferrante, Maurice Glasman, Stephen Greenblatt; a todo el personal de How the Light Gets In, a Richard Heimberg, Dougald Hine, Tom Hodgkinson y la Idler Academy; a Ryan Holiday, Leo Iermano, Ben Irvine, William Knaus, Kristjan Kristjansson, Kalle Lasn, Richard Layard, Charles Leadbetter y el equipo de Demos; a Darian Leader, Tim LeBon, Alaisdair Lees, Steven Leysen, Anthony Long, Martha C. Nussbaum, Antonia Macaro, Ian Mason y a la School of Economic Science; también a Deb Beroset Miller y al Foro Landmark, Edgar Mitchell, Michael Perry, Ronald Pies, James Randi, Roberta Galluccio Robertson, Donald Robertson, Oliver Robinson y al Scientific and Medical Network; gracias a Charles Seaford y a la New Economics Foundation, Jeremy Scott, Keith Seddon, Martin Seligman, Sophia Elizabeth Shapira, Nancy Sherman, David Steven y a todo el personal de Global Dashboard; Rory Stewart, Stefan Streitferdt, Sam Sullivan, Andrew Taggart, Charles Taylor, Jean Vanier, Harriet Warden y a la School of Life; gracias a Richard Weber, Brett Wheat Simms, Uri Wernik, Erik Wiergardt y Amielle Moyer, y Philip Zimbardo. Muchas de estas entrevistas están colgadas en su integridad en mi página web, www.philosophyforlife.org, algunas en formato de vídeo.
Para escribir este libro me he inspirado en muchos otros, pero en especial en La filosofía como forma de vida, de Pierre Hadot; La terapia del deseo: teoría y práctica en la ética helenística, de Martha Nussbaum; Tras la virtud, de Alasdair MacIntyre, y The Philosophy of CBT, de Donald Robertson. También me han ayudado los libros de Mark Vernon y su excelente blog. Mi amor por la historia de las ideas lo descubrí a través de los ensayos de sir Isaiah Berlin, sobre todo de The Magus of the North; de Una edad secularizada, de Charles Taylor; de El proceso de la civilización, de Norbert Elias, y de los artículos de Tom Wolfe y los documentales de Adam Curtis. Retrocediendo aún más, de sobra está decir que este libro sería muy delgado sin las obras originales de Epicteto, Marco Aurelio, Lucrecio, Platón, Aristóteles y todos los maestros sobre cuyos hombros me apoyo.
Gracias a mis profesores y tutores, sobre todo a Hilary Stallibrass, Gilly Howarth, Lesel Dawson y muy en especial a David Evans; también a mi madrina, Elizabeth Archibald, por todo su cariño y su apoyo a lo largo de los años. Muchas gracias a Thomas Dixon y al Centre for the History of the Emotions de Queen Mary, Universidad de Londres, por haberme ayudado y respaldado tantísimo en los últimos dos años. Un choque de puños a Filip Matous por invitarme a bordo del London Philosophy Club, una experiencia de lo más gratificante. Estoy agradecido a los lectores de mi blog, que con el paso de los años me han hecho llegar sus opiniones y su apoyo. Gracias a todos los editores que me han hecho encargos, sobre todo a Mary Wakefield y Tatiana Doudar. Gracias a mis amigos por apoyarme en los malos tiempos y aceptarme en los locos. Todo mi afecto a los diversos compañeros de piso que me seguían la corriente cuando iba por ahí pontificando: Joe, Benny, Marcus, Masha, Lou, Jack, Harry, Olly, Monica y Colin. ¡Qué tiempos! Por su ayuda y sus consejos sobre el libro, gracias a Louisa Tomlinson, Harry Glass, Ed Dowding, Richard Orange, Toby Guise y Oliver Robinson, y en especial a Jonty Claypole, Sebastian Ling y Joseph Drury por sus consideraciones, siempre inteligentes y valiosas. Considero una gran suerte tener un hermano como Alex Evans, que es para mí una fuente constante de estímulo. Gracias también a mi extensa familia por su ayuda y sus consejos.
Gracias al increíble equipo de Rider Books, sobre todo a Judith Kendra, Alice Latham, Amelia Evans, Katie Johnson y Caroline Newbury. Gracias a mi agente, Jonathan Conway, por su ingenio, sensatez y consejos sobre tendencias. Gracias a Literary Consultancy por ponerme en contacto con mi editora, la maravillosa Sue Lascelles, que me consiguió un contrato y me ayudó a montar este libro: ¡te debo una! Por último, gracias a mi madre y a mi padre, Juliet y Jeffrey Evans, por su amor, su apoyo, su entrega y su buen humor. Este libro está dedicado a ellos, con todo mi amor.
Una nota sobre la traducción: he procurado evitar el uso de términos griegos o romanos siempre que me ha sido posible, aunque un término como el de «psique», muy próximo a su origen griego, me ha parecido preferible a otros como mente, personalidad o alma. (De hecho, se podría decir que aúna las tres cosas, y lo considero más útil y completo que las otras opciones). En general he usado traducciones decimonónicas de los textos antiguos, por estudiosos del clasicismo como George Long y Benjamin Jowett, debido a que pueden consultarse gratuitamente en internet.
BUFET FILOSÓFICO
EPICÚREOS:
Leche, aceitunas y queso
PITAGÓRICOS:
Pan y miel (prohibidas las alubias)
HERACLITANOS:
Hierba
PLATÓNICOS:
Mezze a compartir
PLUTARQUIANOS:
Ensalada César
ARISTOTÉLICOS:
Pulpo diseccionado
ESTOICOS:
A los estoicos se les pide que prescindan del almuerzo y no monten una escena.
¿Peca Sócrates de exceso de optimismo sobre la razón humana?
En este primer apéndice quiero volver al capítulo 1 y analizar más a fondo el argumento de que Sócrates y su progenie se pasaron de optimistas en su valoración de la racionalidad humana. Los filósofos griegos de la Antigüedad señalaron que es posible conocernos a nosotros mismos, cambiarnos y volvernos más sabios y felices mediante la práctica diaria de la filosofía. Es la esperanza en torno a la que giran la filosofía antigua y la terapia cognitiva, pero ¿es verdad?
Está claro que en los últimos veinte años la idea ha recibido un vapuleo considerable. Varios psicólogos, como Daniel Kahneman, John Bargh y Dan Ariely, han alegado que si bien es verdad que los seres humanos están dotados para la conciencia, la autorreflexión y la elección racional, estas son facultades muy débiles y limitadas. Según estos especialistas, el hombre tiene dos sistemas de pensamiento: un sistema consciente, reflexivo y «lento» y otro intuitivo, emocional y «rápido». Usamos el sistema «lento» para algunas tareas de alto nivel, como las matemáticas, los planes de futuro, las negociaciones y el autocontrol emocional, pero utilizamos mucho más el sistema automático-emotivo, porque es más rápido y consume menos energía. Kahneman, Bargh, Ariely y otros han demostrado que gran parte de nuestro pensamiento es automático, y que a menudo, creyendo tomar decisiones conscientes y racionales, lo que hacemos en realidad es seguir impulsos o sesgos automáticos. No sabemos qué hacemos, ni por qué lo hacemos. Nuestro sistema consciente cree llevar el timón, pero no es así. Más que el timonel de nuestra alma, es un pasajero inerme.
Hasta aquí coincido plenamente. También estarían de acuerdo los griegos de la Antigüedad: es evidente que no creían que el hombre naciera como un ser perfectamente racional y autónomo. Platón hizo hincapié en que nuestra mente contiene sistemas racionales e irracionales, y en que suele ser el sistema irracional el que manda. Del mismo parecer era Aristóteles, que indicó que la parte irracional de nuestra psique «lucha y resiste» contra la parte razonadora. Por eso, cuando nuestra razón quiere llevarnos por un lado, nuestra mente irracional nos lleva por el otro. Para Epicteto, la mayoría de los actos humanos eran del todo irracionales. A sus alumnos les decía: «Actuamos al azar y a la ligera. (…) me parece una cosa, y al punto hago lo que me parece». Ni el propio Sócrates, pese a que sea lícito decir que fue más optimista que cualquiera de sus descendientes, dejó de insistir en que la mayoría de los seres humanos van por la vida como sonámbulos, sin parar nunca a preguntarse por qué hacen lo que hacen. Los griegos eran muy pesimistas sobre la condición humana en su estado natural. Aun así, se mostraron cautamente optimistas sobre la posibilidad de que a los seres humanos se les pudiera enseñar a ser más racionales, más conscientes y más filosóficos en sus reacciones.
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