Josefo Leonidas - Los escandalosos amores de los filósofos
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- Libro:Los escandalosos amores de los filósofos
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- Año:1965
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Los escandalosos amores de los filósofos: resumen, descripción y anotación
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Se cree que su nombre es JOSÉ LEÓN MONARDES.
A los profesores de Filosofía, como aporte a su espantosa labor, en la cual pueden emplear este libro como texto de enseñanza, ya que, para ese fin, es tan inservible como los actualmente en uso.
Epílogo
Lector, desde la profundidad
de estas páginas veinticinco
siglos te contemplan.
Casi todo el mundo imagina a los filósofos como viejos barbudos, graves, correctos, sobrios, de costumbres ascéticas, respetados por todo el mundo y a quienes no se les entiende ni jota.
¡Craso error!
Entre los filósofos se muestra la fauna humana con tanta variedad como en un club deportivo o en un partido político. Entre los filósofos hay hombres sencillos y buenos como Spinoza; libertinos arrepentidos como San Agustín, y otros que jamás se arrepintieron, como Rousseau; oportunistas como Leibniz; héroes como Sócrates; locos agresivos como Nietzsche; perezosos superlativos como Descartes; políticos hábiles como el Papa Gregorio el Grande; ególatras como Empédocles; niños prodigio como Marx; chupamedias como Maquiavelo; comunistas utópicos como Tomás Moro; clérigos como Tomás de Aquino; comefrailes voraces como Erasmo y Bertrand Russell, y uno que otro tonto grave que corresponde al concepto corriente del filósofo, como Kant y Hegel.
Bueno, ¿y entonces qué diferencia hay entre los filósofos y los que no lo son?
El origen de la diferencia entre el filósofo y el que no lo es hay que buscarlo en la educación infantil. Todos los niños son curiosos y ametrallan a sus padres con preguntas, pero solo algunos padres tienen respuestas para todo:
—Papito, ¿de dónde están colgadas las estrellas?
—Las sostienen los ángeles, mijito.
—Papito, ¿por qué llueve?
—La lluvia la manda San Isidro, mijito.
—Papito, ¿por qué hay terremotos?
—Los terremotos son castigos de Dios, mijito.
—Papito, ¿por qué era revolucionario O’Higgins?
—Porque era patriota, mijito.
—Papito, ¿por qué es revolucionario Fidel Castro?
—Porque es un bellaco, mijito.
Los niñitos que tienen padres tan sabios satisfacen su curiosidad y nunca más se formulan tales preguntas. Esos niñitos jamás llegan a ser filósofos.
Otros niñitos, en cambio, reciben respuestas diferentes, como un mexicanito que salió a pasear con el papá y la mamá. Al niñito todo le llamaba la atención y todo lo preguntaba.
—¿Qué es eso, papito? —No sé, mijito.
—¿Y eso otro, papito? —No sé, mijito.
La madre reprendió entonces al niño:
—Mijito, no moleste a su papito.
—No importa, mujer —dijo el padre—; deja que el niño se instruya.
Ese niñito quedó con la curiosidad insatisfecha, y con el tiempo, de tanto buscarle una respuesta a lo que quería saber, llegó a ser filósofo.
Título original: Los escandalosos amores de los filósofos
Josefo Leonidas, 1965
Ilustraciones: Themo Lobos
Retoque de cubierta: Skynet
Editor digital: Skynet
ePub base r2.0
Introducción
¿Qué es un filósofo?
Los filósofos son hombres que hacen del pensar un oficio, que tratan de vivir de eso. En realidad tiene sus ventajas como profesión, pues no cansa: se puede trabajar tendido en la playa o sentado en un bar. Pero se gana poco. Para ser filósofo hay que estar cesante o ser millonario.
Pero no se crea que los filósofos pueden pensar en cualquier cosa. Nada de eso. Sus pensamientos tienen que referirse a Problemas de la Filosofía. ¿Y esta qué es? Ardua tarea sería explicarlo, así es que nos limitaremos a señalar la etimología de esa palabra. Filosofía deriva de las raíces griegas «filo», que significa «amante» y «sofía», esto es, «saber». En este caso, como en tantos otros, el origen etimológico no es suficiente para aclarar el concepto, pero algunas luces da.
A continuación veremos quiénes han sido y qué han hecho esos hombres que, parodiando la máxima que dice: «Primero hay que vivir y después filosofar» (Primum vivere, deinde, filosofare), han creado, esta otra: «Primero hay que filosofar y después trabajar» (Primum filosofare, deinde pelare il ajum).
[1] ¡Cómo ha crecido Asia desde entonces! Uno mira hoy un mapa y advierte a simple vista que Asia es en la actualidad el continente más grande. Resulta difícil imaginar que hace veinticinco siglos era tan chico que lo llamaban Asia Menor.
[2] La democracia griega tenía ese pequeño defecto: una minoría de ricos vivía a costillas de una mayoría de pobres. Afortunadamente, las democracias modernas han superado esa falla, excepto en los hemisferios norte y sur.
[3] El padre de Pitágoras se llamaba Segundo. Por eso Pitágoras decía: «Yo fui hecho por un número».
[4] a. C.: Antes de la Crisis. Alusión a la gran crisis económica que afrontó el Imperio Romano hace unos dos mil años, en la época en que fue crucificado Espartaco por gritar en el Coliseo: —¡El César a los leones!
[5] Hijo de Teutamo el Viejo.
[6] Normalmente la llamaba «mijita».
[7] Célebre director de un diario comunista. ¿Quién no ha oído hablar de «El Siglo» de Pericles?
[8] De allí que al destierro lo llamaran «ostracismo». Esta medida la usaban cuando alguien les sacaba los choros del canasto.
[9] Filósofo griego del siglo V a. C., hijo de un pícaro boticario llamado Protargol y de la hermana menor de su madre.
[10] Rotundo proviene de «roto». Lanzar juramentos es una «rotería».
[11] ¡A que usted no se los ha contado!
[12] «Porzeusero»: pordiosero. Los mendigos griegos no pedían limosna «por amor a Dios», sino «por amor a Zeus».
[13] Al que le venga el sayo, que se lo ponga.
[14] Imperios chiquititos.
[15] El detergente favorito para este fin era la sangre. Este sistema, conocido como blood-cleaning, era como el otrora famoso jabón Copito: sacaba la mancha y dejaba el hoyito.
[16] «Eufemistas»: partidarios del eufemismo; esto es, del arte de decir groserías sin que se note.
[17] Savonarola se refería a los rumiantes de ese nombre. La prueba que propuso consistía, pues, en atravesar la jaula de las llamas en el Zoológico de Florencia. Pero le entendieron que se refería a las llamas de fuego.
[18] Bien dotada en cuanto tenía una suculenta dote; pero en cuanto a lo demás, mejor le hubieran dado la mano y guardado el resto.
[19] En el concepto de Moro, lo mismo que en él de Aristóteles y en el de algunos partidos políticos, Dios es profundamente clasista.
[20] Casi siempre lo está. De todos los continentes, Europa es el más efervescente. Sin embargo, no neutraliza la acidez ni alivia el dolor de cabeza.
[21] Coloquialmente, a los avaros en Chile se le dice «apretados». (N. de E.).
[22] Los dos premios citados son los inspiradores del Premio Chileno de Periodismo con estadía pagada en el Hotel «Capuchinos».
[23] Parece increíble que en pleno siglo XVII un país civilizado haya tenido un sistema previsional tan absurdo que permitía jubilar con diez años de servicios, pero esto está totalmente comprobado.
[24] La Inquisición se encargaba de que fuera mortal.
[25] Le encantaba esta frase, que repetía en casi todos sus artículos: «Todo el mundo cree en el derecho divino del rey. Y todo el mundo no puede equivocarse».
[26] Todos los Padres de la Patria (de todas las Patrias) han sido revolucionarios. O’Higgins fue al principio un revolucionario violento que corría a caballo, con elegante indiferencia, sobre los cuerpos de los españoles moribundos, como lo representa su estatua en la Alameda. Después pasó a ser Padre de la Patria y hoy celebramos regocijados la gracia y habilidad con que despanzurró españoles en Chacabuco y El Roble.
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