Jesús Pozo - De cuerpo presente
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- Libro:De cuerpo presente
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2011
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De cuerpo presente: resumen, descripción y anotación
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De cuerpo presente es un viaje, entre lloros y risas, por la España funeraria, que despertará en los lectores toda suerte de emociones.
Se dice que ante la muerte todos somos iguales. Sin embargo, algunos viven más cerca de ella a lo largo de su existencia. Son los enterradores, hombres y mujeres de pocas palabras y muchos saberes a quienes nunca estaremos suficientemente agradecidos; hombres y mujeres que viven con naturalidad y orgullo un oficio duro cuya realidad supera muchas veces la ficción más elaborada.
Un sepulturero escritor, una mujer pionera en estas lides, los miembros de la familia que durante más de medio siglo se ha encargado del cuidado del Cementerio Naval Británico de Rubiáns o un «arqueólogo» discreto, entre otros, nos cuentan sus historias del más acá, sus variopintas anécdotas a pie de tumba, los favores que les solicitan los familiares de los difuntos o el día a día de sus hijos en los alrededores de los camposantos.
Jesús Pozo
Vida, anécdotas y curiosidades de 13 sepultureros
ePub r1.0
Titivillus 23.08.16
Jesús Pozo, 2011
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A Nieves,
que, como nos dejó escrito Miguel Hernández,
«besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo».
Y por estar ahí siempre, viva, dando sombra.
JESÚS POZO GÓMEZ (Almería, 1961), periodista, fotógrafo, guionista y productor cultural, dirige la revista Adiós -dedicada íntegramente a la muerte- y es presidente de la Fundación Inquietarte, una organización que trabaja en la investigación, la actuación y la reflexión sobre igualdad y violencia machista, medio ambiente e inmigración, apoyando e impulsando a jóvenes creadores, fundamentalmente mujeres, en disciplinas artísticas como el cine, la música, la fotografía, el diseño, la poesía y el teatro.
Asesor de políticos, empresarios y altos cargos de la Administración en temas de comunicación, ha documentado y producido entrevistas para prestigiosos profesionales de radio y televisión. Trabajó en Radio Cadena Española, La Voz de Almería y Cambio 16 en su primera etapa periodística, para luego, entre los años 1991 y 1995, pasar a dirigir Diario 16 Valencia y Diario 16 Murcia.
Paco Belmonte
EL SEPULTURERO ESCRITOR
B elmonte comenzó a trabajar en el cementerio de San Justo tras la muerte del Moñi. Recuerda que su padre se encontraba muy alicaído, porque se supone que un compañero enterrador debe morir de viejo, no de un infarto con sólo cuarenta y dos años. Ese día cambió la vida de Paco gracias a que terminó la del Moñi.
Todo vino rodado. Le propuso a su padre ocupar la vacante del difunto y presentó como aval el que con trece años ya había barrido los patios junto a su abuelo, primer enterrador de la dinastía Belmonte. Luego le recordó que a los dieciséis había colaborado en el cementerio para sacarse unos dinerillos en verano y que, además, conocía a todos sus futuros compañeros.
Paco debió de ser uno de los primeros becarios de la historia funeraria española. Su padre se lo llevaba al cementerio a que aprendiera a regar, a limpiar los patios, a sacarle brillo a los panteones… y a trajinar con el abuelo entre las tumbas. El abuelocompañero, como lo recuerda ahora el nieto; el compañeronieto que acabaría sepultando poco tiempo más tarde y con sus propias manos a su compañero-abuelo, primero de la familia funeraria más importante del barrio madrileño de Carabanchel.
La pena es que todo apunta a que los Belmonte dejarán de pisar el cementerio de San justo y Pastor de Madrid con la tercera generación, porque, a primera vista, parece que la hija de Paco no va a seguir en el oficio. «Mi niña, a veces, cuando vuelvo del trabajo, me pregunta si he tenido muchos entierros ese día. Yo no tengo problemas en que venga al cementerio. Creo que un niño debe venir y saber lo que ocurre… que las personas se mueren… que lo entiendan». Pero nada indica que una cuarta generación de los Belmonte vaya a dejar oír sus pasos en San Justo ni en ningún otro camposanto.
«Cuando mi padre fue a decirle a su jefe que yo quería entrar en el cementerio ya había seis o siete hombres haciendo cola». Nunca se ha cumplido mejor que aquí ese refrán tan español de «El muerto al hoyo y el vivo al bollo». Pero es que allá por 1993 también apretaba una buena crisis en España y no estaba la situación para desaprovechar un trabajo en el que el aprendizaje estaba superado… y con tan buenas referencias.
Así que, a pesar de que media cuadrilla de albañiles y otros espontáneos esperaban ser agraciados con el puesto, el padre de Paco hizo valer sus galones y ejerció sus influencias sobre el jefe. El responsable debió de pensar que era más de fiar para sustituir al Moñi un vástago de la estirpe Belmonte que un desconocido sin vocación. El puesto fue para el que tenía que ser y, salvo el paréntesis obligado de la mili, se mantiene hasta el día de hoy.
Paco Belmonte ejerce en la Sacramental de San Justo y Pastor, un cementerio privado gestionado por la Iglesia católica y construido en 1847 sobre el conocido como Cerro de las Ánimas. Para más señas, comparte pared con otro camposanto de mayor relumbrón y treinta y seis años más de solera, la Sacramental de San Isidro, San Pedro y San Andrés. En él vivían hasta el año 2009 cinco familias, que compartían calle con el panteón de una ilustre vecina, la más famosa de las duquesas de Alba, la que pintó Francisco de Goya.
Uno de esos habitantes vivos en San Isidro es José Antonio Curiel. Dejó su anterior trabajo en un concesionario de coches en el año 2000 para ocupar el mismo puesto que había tenido su padre allí mismo durante dieciséis años. Entre tumbas se están criando bien sus dos hijas. Aunque, paradójicamente, según declaró la esposa de Curiel a la Agencia EFE en 2009 con ocasión del día de Difuntos, notan cierta falta de intimidad durante la actividad del cementerio. Cuando se cierran las cancelas vuelve la tranquilidad y se puede tender la ropa y poner la televisión un poco más alta. Es también el momento para que los niños de las cinco familias se mezclen para corretear y pedalear entre tumbas.
De lo que no pueden quejarse en este cementerio de San Isidro es de ausencia de miga arquitectónica. Es una de las necrópolis que concentra mayor diversidad de estilos artísticos en los panteones que salpican el recinto: neorromántico, neogótico y neobarroco por doquier con la firma de arquitectos de renombre como Eduardo Adaro, autor del diseño del Banco de España, y de escultores como Ricardo Bellver, artista que dio forma al más famoso de los ángeles caídos, el que hoy se erige en el Parque del Retiro de Madrid.
San justo, en cambio, presume de congregar más artistas y escritores por metro cuadrado que ningún otro camposanto madrileño. Allí descansan personajes del mundo literario y artístico del siglo XIX como Adelardo López de Ayala, la actriz Rosario Pino, los hermanos Álvarez Quintero… Y el panteón de la Asociación de Escritores y Artistas reúne plumas que rivalizan en categoría: Larra, Espronceda, Núñez de Arce, Bretón de los Herreros, Zorrilla, Ramón Gómez de la Serna y Tamayo y Baus. Acabaron allí sus días los músicos Chueca y Ruperto Chapí o actores como Daniel Dicenta, Luis Escobar o Rafaela Aparicio. Además de personajes alejados de la creación literaria y musical pero igualmente peculiares: Ana Delgado Briones, más conocida como Anita Delgado, maharaní de Kapurthala; la cantante Pastora Imperio y los padres y el hermano de Camilo José Cela. El premio Nobel, sin embargo, dio con sus huesos a muchos kilómetros de distancia en Iría Flavia (Padrón, A Coruña).
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