1969/5
A Hugo Gernsback in memoriam
REVISTA BIMESTRAL DE CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA
A cargo de:
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AÑO 1969/5
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Apartado de correos 4018
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Portada:
Font-Diestre
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Depósito Legal: B. 6.900 - 1968
Septiembre-Octubre 1969. Número 11
© 1969, Ediciones Dronte
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Miembro del Círculo de Lectores de Anticipación
Distribuidor exclusivo para todos los países de habla castellana
EDITORIAL POMAIRE, S. A.
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Barcelona-15
EDITORIAL
SE PIENSA
por Martin Pitt
por James H. Schmitz
por Hugo Gernsback
SE DICE
SE ESCRIBE
NOVELA CORTA
por Domingo Santos
CUENTOS
por Derek Lane
por John Baxter
por André Carneiro
por George Clayton Johnson
por Christine Renard y Claude F. Cheinisse
por Romain Yarov
CLÁSICO
por Jean Rameau
ARTE FANTÁSTICO
por José Baqués
ILUSTRACIONES DE
Miguel Albiol
Carlos Giménez
Jordi París
Adolfo Usero Abellán
PORTADA DE
Enrique Torres
HUMOR DE
Chas Addams en New Yorker
Virgil Partch en Drink and be Merry
Busino en True
Glen Zulauf en Planète
Anónimo en Uranella
Editorial
¿QUÉ HAS HECHO TÚ POR LA S. F.?
Me acuerdo de cuando, hace tres años, empecé a recibir fanzines, primero franceses, luego americanos. Hasta entonces yo había sido un aficionado «de los de siempre» a la ciencia ficción, y ya tenía una respetable colección de obras nacionales y extranjeras; pero la llegada de los fanzines fue como una renovación. Fue el pasar de la ciencia ficción considerada como un mundo estático, en el que la única comunicación se producía en forma unilateral: el escritor escribía un libro y los lectores loleían, a un universo dinámico, en el que sus lectores también se ponían en comunicación —a través de esos fanzines— con los autores y aún entre ellos.
No era una diferencia simple, de matiz. Era una alteración total de las bases sobre las que había creído asentado el mundo de mis aficiones. Me encontraba como el físico al que le arrancan las rígidas y cómodas leyes newtonianas para sustituírselas por las resbalosas premisas einstenianas.
Al cabo de un tiempo, ya me movía por ese nuevo universo como pez en el agua. Dejando atrás la crisálida del lector solitario, me movía entre los enjambres de mariposas-fans que revoloteaban de fanzine en fanzine.
Lo mismo —sin tanto simbolismo bucólico— es lo que está ocurriendo en estos días al aficionado español. Cada día, al levantar una nueva piedra, o al apartar un estante de libros, aparece escondido un fan, hasta entonces lector dedicado a los solitarios placeres de la letra impresa, que tras el inicial asombro del «¡No-estoy-solo-en-el-mundo!» hace suyo el ideal común y se pone a colaborar con el resto del fandom.
Esto ha sido algo totalmente inesperado para mí. Sí, ya sabía que debían de haber más fans de los que conocía, y hasta tenía relación con un puñado de ellos: los núcleos pioneros de Barcelona y Madrid, ese —para seguir la denominación americana— Primer Fandom constituido por los Buiza, Garci, Frabetti, Montalbán... Pero de esto a esperar que en tan corto plazo iba a surgir un Segundo Fandom, con una entidad tan vigorosa como el C. L. A., y un faneditor tan prolífico como Jaime Rosal del Castillo... No francamente, el estado de cosas de hace tres años no lo dejaba imaginar.
Pues el fandom se propaga —como todos los grupos que cuentan con proselitístas activos— en una especie de «cascada» que hace que cada nuevo fan busque atraer a otros, y estos a su vez algunos más, con lo que el crecimiento se hace en una forma tremendamente rápida; ayudado por el hecho de que el terreno que se siembra no es virgen, sino que ya está plagado de fans en estado «durmiente» que sólo necesitan de una insinuación para salir de su inmovilismo.
Y este editorial pretende ser eso precisamente: la insinuación a tantos y tantos lectores que —la comparación de nuestras cifras de venta con el número de aficionados adheridos al C.L.A. nos lo dice— no pasan del estadio primero de leer nuestras páginas y guardarlas luego cuidadosamente en sus bibliotecas. Tan sólo el 10% de los lectores de nuestro país pertenecen activamente al fandom.
Sí, ya sé que se me puede objetar que se trata de una cifra muy alta, que ninguna otra clase de literatura tiene un porcentaje tan alto de lectores «dedicados», que... Pero —aunque parezca intransigente— yo no quiero aceptar tales argumentaciones. Para mí, la ciencia ficción es una literatura distinta a las demás, es absorbente, y es, por tanto, natural que sus lectores sean fans, mientras que no lo es el que lo sean los del género oeste o policíaco.
Por ello, el 10% aún me parece poco.
¿Por qué?
Porque quiero lo mejor para la ciencia ficción española. Quiero más fans no para aumentar el tiraje —me estoy dirigiendo a personas que ya compran mi revista— sino porque creo que hay mucho que hacer por la ciencia ficción en nuestro país, y que tan sólo se puede hacer si todos arrimamos el hombro. El C.L.A. arrimará el hombro, Nueva Dimensión arrimará el hombro, los «viejos» del Primer Fandom lo arrimaremos también, pero aún hacen falta más hombros.
Hacen falta más hombros para romper el hermetismo estúpido de tantos órganos de opinión que no consideran, o consideran negativamente, a nuestra literatura. Hacen falta más hombros para lograr que nos importen películas de verdadera ciencia ficción. Hacen falta más hombros para poner en marcha la primera HispaCon, o sea la primera Convención Española de ciencia ficción. Hacen falta
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