• Quejarse

Carlos Montemayor - La fuga

Aquí puedes leer online Carlos Montemayor - La fuga texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2011, Editor: Fondo de Cultura Economica, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    La fuga
  • Autor:
  • Editor:
    Fondo de Cultura Economica
  • Genre:
  • Año:
    2011
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

La fuga: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La fuga" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Emiliano González (1955) ganó el Premio Xavier Villaurrutia en 1978, fue colaborador de diversas publicaciones culturales y también becario del Centro Mexicano de Escritores. Este libro reúne ensayos y traducciones literarias, principalmente del género fantástico. Son trabajos publicados entre 1971 y 1984 junto con algunos trabajos sueltos.

Carlos Montemayor: otros libros del autor


¿Quién escribió La fuga? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

La fuga — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La fuga " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

La fuga Carlos Montemayor Primera edición 2007 Primera edición - photo 1

La fuga

Carlos Montemayor

Primera edición 2007 Primera edición electrónica 2011 D R 2007 Fondo de - photo 2

Primera edición, 2007

Primera edición electrónica, 2011

D. R. © 2007, Fondo de Cultura Económica

Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D.F.

Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios Tel 55 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total o parcial - photo 3

Comentarios:

Tel. (55) 5227-4672

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

ISBN 978-607-16-0711-9

Hecho en México - Made in Mexico

La fuga

Océano Pacífico, Islas Marías, 1970

Avanzada la noche dejó de llover. El viento sopló con fuerza. Extensas nubes grises se replegaban con rapidez y a pesar del surgimiento de estrellas en el firmamento no se distinguía la extensión del mar, el universo de las inmensas aguas. El barco se mecía ruidosamente por el rugido inconstante y grave de los motores.

—Dicen que eres un gatillero, que te enfrentaste a policías y a soldados —comentó con voz impersonal uno de los presos; parecía que hablaba a otra persona, que quizás se trataba de una confesión súbita, de una confidencia.

Se volvió a mirarlo. Un remoto foco de la cubierta, a la entrada de la escalerilla que descendía al interior del barco, bastaba para que se vieran a los ojos. Muchos reclusos volvían a concentrarse de nuevo en la cubierta.

—Quiero saber qué me dices —insistió el hombre moreno.

—No eran propiamente soldados.

—¿Qué, exactamente?

—Enemigos, digámoslo así.

Algunos presos estaban discutiendo; era una riña a punto de los golpes. Llegaban a ellos las voces, los gritos. Un reo se retiró del grupo e increpó al moreno.

—Es por droga —explicó el hombre cuando los que reñían se alejaron—. Me dicen el Jarocho. Puedes llamarme así tú también.

Luego extendió el brazo.

—Aquellas son las islas. Ya estamos llegando a nuestra prisión.

Tardó en distinguir tras la masa del oleaje la silueta de la isla. Le asombró ver otra vez la tierra oscura, árboles inmóviles y remotos, acantilados, la angosta franja de la playa. Algunos soldados y presos se acercaron a la proa. El hombre moreno permanecía a su lado y habló de nuevo.

—Prefiero estar preso en las ciudades, no en
el mar.

—Yo prefiero no estar preso.

El barco rodeó la costa y se dirigió al puerto de la isla mayor, la isla María Magdalena. No muy lejos giraba la luz del faro. Conforme avanzaron, apareció el puerto de Balleto, la sombra de caseríos, los muros de una construcción blanca, algunas luces insuficientes y vagas como insectos atrapados en la isla.

Comenzaron a desembarcar los presos. Pasaba de la medianoche. Se había acostumbrado ya al olor del barco. Ahora entraba en el olor de la tierra, de la basura, de la vegetación. Se dirigieron a la comandancia. Entraron en las oficinas. Un oficial empezó a revisar los documentos.

—¿Tú eres Ramón Mendoza?

—Así es.

El oficial sudaba en abundancia. Le devolvió los documentos; estaban húmedos.

—Vas a trabajar primero con los peones de Campo Nayarit. Después te mandaremos a otro lugar.

El guardia abrió la puerta. La habitación era asfixiante. Muchos mosquitos lo atacaron en la nariz, en los brazos. En el rincón vio un catre de lona; parecía una piedra junto a las paredes sucias y enmohecidas.

—Tienes tres horas para dormir. El primer pase de lista es a las cuatro de la mañana.

El guardia se retiró. Los mosquitos eran insistentes. Cerró los ojos. Sentía aún el barco, el bamboleo del mar, el cansancio de más de veinte horas de surcar el océano para llegar a las islas. No podía pensar en nada ni concentrarse. Cuando se acostó en el catre de lona sintió un olor rancio, ácido. Tenía la camisa empapada por el sudor. El calor era excesivo. Volvió a cerrar los ojos. Los mosquitos seguían acosándolo, pero dejaron de importarle. Seguía sintiendo el oleaje del mar, el olor grasoso y ácido de la cubierta del barco.

Oyó el estrépito de pasos y risas frente a la puerta. Se incorporó, agitado. Volvió a oír la corneta a lo lejos, convocando al pase de lista. Se puso de pie, mareado por el sueño. Tenía los brazos y las manos cubiertas de ronchas por la picadura de los insectos. Sintió deseos de orinar. Salió del cuarto. En la oscuridad de la madrugada muchos pasaban junto a él. Empezó a despertar conforme caminaba, conforme olía el sudor de los otros cuerpos. La sensación del bamboleo del mar no había desaparecido del todo. Sentía hambre.

La neblina cubría una parte del monte que se elevaba detrás de los caseríos. Decenas de presos se formaban cerca del muelle, en el embarcadero de Balleto, esperando la orden para partir a pie al campamento de Campo Nayarit. Los soldados aguardaban las instrucciones de los guías. Alguien se acercó a él por la espalda.

—También me incluyeron aquí —dijo el Jarocho tendiendo la mano para saludar—. Cuenta conmigo.

La neblina se disipaba gradualmente, conforme el sol ascendía. Pero el calor sofocaba todo, los cuerpos, la respiración, la somnolencia, la sed. Muchos perros ladraban cerca de las filas de presos. No entendía por qué había tantos perros ni de dónde brotaban. Varias parvadas de pelícanos y gallaretas volaban flotando en la brisa y de vez en cuando volvían a posarse en el largo muelle de Balleto o en la cubierta del barco que aún estaba anclado, meciéndose suavemente, gris, enmohecido, casi frágil.

—Los compañeros creen que eres muy peligroso, gatillero.

El Jarocho se había quitado la camisa. Sudaba copiosamente por la frente, por el cuello corto y vigoroso; los hombros y el pecho prominente estaban perlados de sudor. Se rió su enorme rostro moreno y brillante.

En Campo Nayarit repartieron a los reos por cuadrillas y les ordenaron recoger herramientas de trabajo para el desmonte. Cuando se retiraban las primeras cuadrillas oyó las voces. Eran opacas, enronquecidas. Trató de avanzar con rapidez, pero los reos formaban una masa compacta alrededor de aquellas voces que ahora parecían transformarse en ruidos guturales, bestiales, sin articular nombres ni palabras. Se arrojó sobre los reos para abrirse paso. Cuando llegó junto al Jarocho estaban ya varios guardias del penal. El Jarocho respiraba agitadamente y tenía el cuello enrojecido, con las venas hinchadas. Uno de los hombres que había reñido la noche anterior en la cubierta del barco sangraba por la boca y la nariz; de vez en cuando escupía una pequeña masa oscura y densa como si quisiera desprenderse de un sabor o de un bocado indeseable. El otro compañero del herido se hallaba con uno de los custodios del penal.

—¿Con qué lo golpeaste? —preguntó el custodio.

—Con el puño —contestó secamente el Jarocho.

—Dice este hombre que con una piedra —insistió.

—No necesito de piedras para poner en orden a estos pendejos.

—¿Con qué te golpeó? —preguntó al hombre que sangraba—. Dime, habla.

El hombre tenía la mirada en el suelo. Volvió a escupir una masa roja y oscura.

—Habla, ¿te golpeó con el puño?

El hombre asintió con la cabeza, sin hablar.

—Yo no busco dificultades, pero no quiero que se metan conmigo —aclaró el Jarocho.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «La fuga»

Mira libros similares a La fuga. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «La fuga»

Discusión, reseñas del libro La fuga y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.