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Dios le ayudará por Max Lucado
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Traducido por: www.thecreativeme.net (Ernesto Giménez) Director de Diseño: Justin Evans
Copyright © 2013 by Max Lucado
Originally published in English under the title:
God Will Carry You Through
Published by arrangement with Thomas Nelson a
division of Harper Collins Christian Publishing, Inc.
Copyright © 2017 por Casa Creación
Todos los derechos reservados
Library of Congress Control Number: 2016961555
ISBN: 978-1-62999-046-0
E-book: 978-1-62999-050-7
Impreso en los Estados Unidos de América
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E s el tema central de la Biblia: Dios acude en ayuda de sus hijos. El rescate de Isaac en el último minuto de una muerte certera en manos del obediente Abraham. Los hijos de Israel rescatados de la esclavitud en Egipto. Saulo convirtiéndose en Pablo, siendo librado de una trayectoria de odio y violencia. Y todos los redimidos, liberados de la destrucción gracias al regalo de un Salvador.
Una tras otra, estas historias de cuidado celestial y de rescate divino cautivan nuestra imaginación y nos ayudan a confiar cada vez más en que ese mismo Dios actuará de la misma manera por nosotros. En estas historias antiguas, nuestro Padre celestial demostró su poder a través de aguas que se dividieron, nubes que dirigían, luces que cegaban, curaciones milagrosas, y fuegos que no se apagaban.
El mismo Dios que intervino para cambiar la historia se preocupa por nuestras luchas, miedos, lágrimas y esperanzas. ¿Estamos enfrentando problemas financieros, problemas matrimoniales, o una crisis de salud? Saldremos adelante. No será fácil, rápido, o sin dolor, pero Dios nos dará la victoria. Confiemos en Él.
Es mi oración que las experiencias aquí narradas de hermanos y hermanas que enfrentaron problemas y que necesitaron de ese poder que dividió el mar Rojo, le animen al enfrentar sus propias luchas.
En sus propias palabras, estos viajeros de la vida comparten sus experiencias “como la de José” y las maneras en que Dios los acompañó a través de ellas.
Él puede hacer lo mismo por usted.
—Max Lucado
Saldremos de esto.
No dejaremos de sentir dolor.
No será rápido.
Pero Dios usará esta situación
para nuestro bien.
No seamos tontos o ingenuos.
Pero tampoco nos desesperemos.
Con la ayuda de Dios,
saldremos de esto.
Saldremos de esto
A veces pensamos que no saldremos de la situación que nos aqueja, y es normal. Nos da miedo de que no se nos quite la depresión, de que los gritos no se acaben, de que el dolor nunca nos deje... Nos preguntamos: ¿Se aclarará alguna vez este oscuro panorama? ¿Se aligerará esta carga? Nos sentimos estancados, atrapados, encerrados. Predestinados al fracaso. ¿Jamás saldremos de este pozo?
¡Sí lo haremos!
La liberación es a la Biblia lo que la samba es al Carnaval: es constante, sonora, y está en todas partes. Liberación:
del pozo de los leones para Daniel,
de la prisión para Pedro,
del estómago del gran pez para Jonás,
del acecho de Goliat para David,
de la tormenta para los discípulos,
de la enfermedad para los leprosos,
de la duda para Tomás,
del sepulcro para Lázaro,
y de los grilletes para Pablo.
Dios nos hace pasar:
por el mar Rojo, hacia tierra firme (Éxodo 14:22).
por el desierto (Deuteronomio 29:5).
por el valle de sombra de muerte (Salmo 23:4).
y por las muchas aguas (Salmo 77:19).
Por es una de las palabras favoritas de Dios:
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).
No dejaremos de sentir dolor.
¿Ya derramamos nuestra última lágrima, o recibimos nuestra última ronda de quimioterapia? No necesariamente. ¿Se convertirá nuestro desdichado matrimonio en un matrimonio feliz en un abrir y cerrar de ojos? No es probable...
¿Garantiza Dios la ausencia de dificultades y la abundancia de fuerzas? No en esta vida. Pero él se compromete a recomponer nuestro dolor para un propósito superior.
No será rápido.
José tenía diecisiete años cuando sus hermanos lo abandonaron. No los volvió a ver sino hasta que tuvo unos treinta y siete años. Dos años más pasaron para poder ver a su padre.
A veces Dios se toma su tiempo:
Ciento veinte años para preparar a Noé para el diluvio.
Ochenta años para preparar a Moisés para la obra que debía llevar a cabo.
Dios llamó al joven David para que fuera rey, pero lo devolvió al campo a pastorear ovejas. Llamó a Pablo para que fuera un apóstol, y luego lo aisló en Arabia durante unos tres años. Jesús estuvo en la tierra durante tres décadas antes de construir cualquier cosa que no fueran mesas y muebles. ¿Cuánto tiempo le llevará a Dios con nosotros? Él puede tomar su tiempo. Nuestra historia no es redimida en cuestión de minutos, sino en lo que dura una vida.
Pero Dios usará nuestra situación para nuestro bien.