Editorial Betania es una división de Grupo Nelson
© 2006 por Grupo Nelson
Una división de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América
www.gruponelson.com
Título en inglés: Facing Your Giants
© 2006 por Max Lucado
Publicado por W Publishing Group
Una división de Thomas Nelson, Inc.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional® . Usado con permiso.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, guardada en un sistema de recuperación o transmitida de ninguna manera o por ningún medio —electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de otra manera—, excepto por citas cortas en revisiones impresas, sin la previa autorización de la editorial.
ISBN-10: 0-88113-350-7
ISBN-13: 978-0-88113-350-9
Traducción: Lautaro Pinillos
Tipografía: Grupo Nivel Uno, Inc.
Impreso en Estados Unidos de América.
Denalyn y yo dedicamos con mucho gusto esta edición a Rod y a Tina Chisholm, fieles, confiables y alegres servidores. Le agradecemos a Dios por esta amistad de más de dos décadas.
Otros libros de Max Lucado:
Ficción
La historia de un ángel
La vela de Navidad
Narrativa
Acércate sediento
Aligere su equipaje
Un amor que puedes compartir
Aplauso del cielo
Un cafecito con Max
Como Jesús
Cuando Cristo venga
Cuando Dios susurra tu nombre
Cura para la vida común
Él escogió los clavos
En el ojo de la tormenta
En manos de la gracia
Experimente el corazón de Jesús
Gracia para todo momento, Vol. 1
Gracia para todo momento, Vol. 2
La gran casa de Dios
Lo hizo por ti
El regalo para todo el mundo
Mi Salvador y vecino
Todavía remueve piedras
El trueno apacible
Para estos tiempos difíciles
visite www.maxlucado.com
CONTENIDO
Es larga la lista de gente que ayudó para que este libro viera la luz. Cada uno merece una ovación de pie y una jubilación anticipada.
Los editores Liz Heaney y Karen Hill. Gracias por asistir a autores cabeza dura. Ustedes escribieron este libro.
Steve y Cheryl Green. Si el país tuviera supervisores como ustedes, todos podríamos dormir mejor. Gracias por un millón y un actos de servicio.
David Moberg y al equipo W. El estándar más alto en publicaciones.
Susan Ligon. Su devoción a los detalles sólo la excede su devoción a Cristo. Estoy muy agradecido.
Sam Moore, Mike Hyatt y la familia Thomas Nelson. Si un equipo mejor existe, no lo conozco.
Los ministros, el personal y los de alto cargo de Oak Hills. Continúen siendo un hogar para cada corazón.
La familia UpWords, Becky, Margaret y Tina. ¡Qué dones tienen y qué regalo son!
Eugene Peterson. Cada lectura de un libro tuyo me conmueve. Leap Over a Wall [Saltar una muralla] me cambió. Donde mis palabras se parecen mucho a las tuyas, perdóname; el crédito te pertenece.
Carol Bartley. Scotland Yard debería tener esta clase de detectives. Me siento intimidado por sus aptitudes editoriales.
Steve Halliday. Gracias por otra guía de estudio tan relevante.
David Treat. Sus plegarias llevaron estas palabras al cielo.
Mis tres hijas: Jenna, Andrea y Sara. Cada día más hermosas, cada día más piadosas.
Y a Denalyn. Si hubiera una ley que limitase el amor de un esposo por su esposa, tendrías que visitarme a la cárcel. Después de 25 años, todavía estoy fascinado por ti.
1
ENFRENTE A SUS GIGANTES
E L ESBELTO, imberbe muchacho, se hinca cerca del arroyo. Se humedece las rodillas. Mueve el agua para refrescar su mano. Lo E percibió. Pudo estudiar sus bellas facciones en el agua. Cabello del color del cobre. Bronceada y rubicunda piel y ojos que le hacen perder el aliento a las doncellas. Pero no buscaba su reflejo, sino rocas. Piedras. Piedras lisas. La clase de piedras que se pueden apilar cuidadosamente en la bolsa de un pastor, o que quedan niveladas contra su honda de cuero. Rocas chatas que se balancean pesadas sobre la palma y se proyectan con una fuerza de cometa estrellándose en la cabeza de un león, de un oso o, como en este caso, de un gigante.
Goliat mira fijamente hacia abajo desde la ladera. Sólo la incredulidad le reprime la risa. Él y una multitud de filisteos han convertido la mitad de su valle en un bosque de lanzas y jabalinas; una banda de rufianes con pañuelos en sus cabezas, olores corporales y tatuajes de alambre de espino ruge sanguinariamente. Goliat los dominaba a todos: mide dos metros noventa y siete de alto desde la planta de sus pies, carga setenta y dos kilogramos de armadura y gruñe como si fuera el principal evento en el campeonato nocturno de la Federación Mundial de Lucha Libre. Mide 50 de cuello, 25 1/2 de cabeza y 142 centímetros de cintura. Sus bíceps estallan, los músculos de sus muslos ondulan y en vano se jacta a lo largo del cañón. «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!» (1 Samuel 17.10) ¿Quién se anima a pelear mano a mano conmigo? ¿Quién se atreve? Ningún hebreo. Hasta hoy. Hasta David.
David recién había aparecido esa mañana. Dejó su actividad con las ovejas para entregarles pan y queso a sus hermanos en el frente de batalla. Allí escuchó a Goliat desafiar a Dios, y allí se decidió. «Tomó su cayado, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo» (v. 40).
Goliat se burla del muchacho apodándolo «esmirriado». «¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?» (v. 43). Flaco y esquelético, David. Voluminoso y bruto, Goliat. El mondadientes versus el tornado. La minibicicleta atacando a un camión de dieciocho ruedas. El perro caniche encargándose del Rottweiler. ¿Cuántas probabilidades le da a David contra su gigante?
Mejores que las que se da usted mismo contra su propio gigante.
Su Goliat no lleva ni espada ni escudo; sacude la hoja del desempleo, del abandono, del abuso sexual o de la depresión. Su gigante no desfila de un lado al otro de las colinas del Elah; anda presuntuoso a través de su oficina, su dormitorio, su salón de clases. Le trae facturas que usted no puede pagar, posiciones que no puede alcanzar, gente a la que no puede complacer, whisky que no puede resistir, pornografía que no puede rechazar, una profesión de la que no puede escapar, un pasado que no puede sacarse de encima y un futuro al que no puede enfrentar.
Usted conoce muy bien el bramido de Goliat.
David se enfrentó a uno que lo puso en alerta y lo desafió día y noche. «El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas», y así lo estuvo haciendo «durante cuarenta días» (v. 16). Usted hace lo mismo. Primer pensamiento matutino, última preocupación de la noche; su Goliat domina su día, y se infiltra en su alegría.
Primer pensamiento matutino, última preocupación de la noche; su Goliat domina su día, y se infiltra en su alegría.
¿Cuánto tiempo hace que lo acecha? La familia de Goliat fue una antigua adversaria de los israelitas. Josué los había conducido a la tierra prometida trescientos años atrás. Desterró a todos excepto a los residentes de dos ciudades: Gat y Asdod. Gat engendra gigantes como crecen las secuoyas en el Parque Nacional de Yosemite. Adivine dónde se crió Goliat. Observe la «G» sobre su chaqueta de estudiante: Colegio Gat. Sus ancestros eran a los hebreos lo que los piratas a la marina de Su Majestad.
Los soldados de Saúl vieron a Goliat y murmuraron: «Otra vez no. Mi padre peleó con su padre. Mi abuelo peleó con su abuelo».
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