• Quejarse

Loung Ung - Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya

Aquí puedes leer online Loung Ung - Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2017, Editor: Maeva Ediciones, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Loung Ung Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya
  • Libro:
    Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya
  • Autor:
  • Editor:
    Maeva Ediciones
  • Genre:
  • Año:
    2017
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Loung Ung nació en 1970, durante la sangrienta guerra civil de Camboya, que le costó la vida a más de dos millones de hombres, mujeres y niños. Solo tenía cinco años cuando los Jemeres Rojos se adueñaron del país.En 1978, los padres y dos hermanos de Loung Ung fueron asesinados, y la pequeña fue entrenada como niña soldado durante dos años. Consiguió huir y adquirió el estatus de refugiada política en Estados Unidos. Desde entonces lucha junto a su hermano por las libertades de los ciudadanos de Camboya.En 1997 la organización de la que es portavoz, Campaña de Minas Antipersona, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.Con Se lo llevaron ha conseguido plasmar una experiencia única que ha dado la vuelta al mundo.

Loung Ung: otros libros del autor


¿Quién escribió Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Índice Loung Ung Phnom Penh Camboya 1970 vivió la toma de su ciudad - photo 1
Índice Loung Ung Phnom Penh Camboya 1970 vivió la toma de su ciudad - photo 2
Índice

Loung Ung (Phnom Penh, Camboya, 1970) vivió la toma de su ciudad natal por los Jemeres Rojos a la edad de cinco años. Tras la muerte de sus padres y de dos de sus hermanas y después de pasar dos años como niña soldado bajo el régimen de Pol Pot, consiguió huir a Tailandia junto a su hermano mayor y su cuñada. Allí pasaron cinco meses en un campo de refugiados antes de su traslado a Vermont, Estados Unidos.

De 1997 a 2005 fue portavoz de la campaña internacional para la prohibición de minas antipersonas «Un mundo libre de minas», que recibió el premio Nobel de la paz en 1997. También colabora con diversas instituciones a favor de la paz y de los derechos humanos, y promueve iniciativas para ayudar a sus compatriotas camboyanos a superar los traumas de la guerra.

Junto a Angelina Jolie, ha coescrito el guion de la película basada en su primer libro, Se lo llevaron. Recuerdos de una niña de Camboya, que ha sido publicado en quince países.

www.loungung.com

Dedicatoria

En recuerdo de los dos millones de personas que perecieron bajo el régimen de los Jemeres Rojos.

Dedico este libro a mi padre, Ung Seng Im, que creyó siempre en mí.

A mi madre, Ung Ay Choung, que me amó siempre.

A mis hermanas Keav, Chou y Geak, porque las hermanas son para toda la vida; a mi hermano Kim, que me enseñó lo que es el valor; a mi hermano Khouy, que aportó más de cien páginas de la historia de nuestra familia y de datos sobre nuestras vidas bajo los Jemeres Rojos, muchos de los cuales he aprovechado en este libro; a mi hermano Meng y a mi cuñada Eang Muy Tan, que me criaron –muy bien– en América.

Nota de la autora

Entre 1975 y 1979, los Jemeres Rojos mataron sistemáticamente a unos dos millones de camboyanos, casi la cuarta parte de la población del país, por medio de ejecuciones, del hambre, de las enfermedades y de los trabajos forzados.

Este es el relato de una supervivencia: de la mía propia y de la de mi familia. Aunque presento los hechos que he vivido yo, mi historia refleja la de millones de camboyanos. Si usted hubiera vivido en Camboya en aquella época, esta sería también su historia.

La familia en 1975

Phnom Penh Abril de 1975 L a ciudad de Phnom Penh madruga para aprovechar - photo 3

Phnom Penh Abril de 1975 L a ciudad de Phnom Penh madruga para aprovechar - photo 4
Phnom Penh

Abril de 1975

L a ciudad de Phnom Penh madruga para aprovechar la brisa fresca de la mañana, antes de que el sol atraviese la neblina e inunde de calor agobiante el país. A las seis de la mañana, las gentes de Phnom Penh ya se afanan y se chocan entre sí en los callejones estrechos y polvorientos. Los camareros y camareras, vestidos con uniformes blancos y negros, abren las puertas de las casas de comidas, donde el aroma de la sopa de tallarines recibe a los clientes que esperan el momento de entrar. Los vendedores ambulantes empujan por las aceras carretones en los que llevan montones de budines de carne hervidos, de pinchos teriyaki de carne ahumada y de cacahuetes tostados, y empiezan a instalarse para comenzar un nuevo día de ventas. Los niños, con camisetas y pantalones cortos de vivos colores, dan patadas con los pies descalzos a balones de fútbol por las aceras, sin hacer caso de las quejas ni de los gritos de los propietarios de puestos de comida. Los amplios bulevares cantan con el rumor de los motores de las motocicletas, de las bicicletas que rechinan y de los pequeños automóviles de los más pudientes. A mediodía, cuando las temperaturas superan los treinta y ocho grados, las calles vuelven a quedar en silencio. La gente corre a sus casas para refugiarse del calor, almorzar, darse una ducha fría y echarse una siesta antes de volver al trabajo, a las dos de la tarde.

Mi familia vive en un tercer piso en el centro de Phnom Penh, así que estoy acostumbrada al tráfico y al ruido. En nuestras calles no hay semáforos; en su lugar hay policías que dirigen el tráfico subidos en peanas de metal, en los cruces. Pero parece que la ciudad es un gran atasco permanente. Mi medio de transporte favorito para moverme por la ciudad con mamá es el ciclo, porque el conductor puede sortear con él el tráfico más denso. El ciclo parece una silla de ruedas grande que está unida a la mitad delantera de una bicicleta. Te sientas en él y le pagas al conductor para que te lleve donde quieras. Aunque tenemos dos coches y un camión, cuando mamá me lleva al mercado solemos ir en ciclo, porque así llegamos antes a nuestro destino. Sentada en su regazo doy botes y me río mientras el conductor pedalea por las calles congestionadas de la ciudad.

Esta mañana estoy recluida en una silla alta en una casa de tallarines, a una manzana de nuestro apartamento. A mí me gustaría mucho más estar jugando a la rayuela con mis amigas. Las sillas altas siempre me dan ganas de ponerme a saltar encima de ellas. No me gusta nada que me cuelguen y me oscilen los pies en el aire. Hoy mamá ya me ha advertido dos veces que no me suba a la silla ni me ponga de pie en ella. Yo me conformo con agitar las piernas bajo la mesa.

A mamá y a papá les gusta llevarnos a una casa de tallarines por las mañanas, antes de que papá se vaya a trabajar. Como de costumbre, el local está lleno de gente que desayuna. El tintineo de las cucharas sobre el fondo de los cuencos, el ruido que hace la gente al sorber té y sopa caliente, el olor a ajo, cilantro, jengibre y caldo de carne que hay en el aire me produce ruidos de hambre en el estómago. Frente a nosotros un hombre se mete tallarines en la boca con palillos. A su lado, una muchacha moja un trozo de pollo en un platito de salsa hoisin , mientras su madre se limpia los dientes con un mondadientes. La sopa de tallarines es uno de los desayunos tradicionales de los camboyanos y de los chinos. Nosotros solemos tomarla; o bien pan francés y café helado cuando queremos hacer un desayuno especial.

–Estate quieta ahí sentada –dice mamá, mientras baja la mano para pararme la pierna en plena oscilación; pero yo acabo por darle una patada en la mano. Mamá me dirige una mirada severa y me da una palmada rápida en la pierna.

»¿Es que no puedes estarte quieta? Ya tienes cinco años. Eres una niña muy revoltosa. ¿Por qué no puedes ser como tus hermanas? ¿Cuándo vas a convertirte en una señorita como es debido? –suspira mamá. Naturalmente, yo ya se lo he oído decir otras veces.

Debe de ser duro para ella tener una hija que no se comporta como una niña, ser tan hermosa y tener una hija como yo. Las amigas de mamá la admiran por su altura, por su esbeltez y por su piel blanca como la porcelana. Suelo oírlas hablar de la belleza de su cara, cuando creen que ella no las oye. Hablan delante de mí con libertad, porque soy niña y creen que no entiendo. Así pues, sin hacer caso de mi presencia, comentan sus cejas que forman un arco perfecto; sus ojos en forma de almendra; su nariz alta y recta, de occidental, y su cara ovalada. Mamá, con su metro setenta, es una amazona entre las mujeres camboyanas. Mamá dice que si es tan alta es porque es de pura raza china. Dice que algún día yo también seré alta gracias a mi ascendencia china. Espero que así sea, pues ahora la cabeza me llega hasta la cadera de mamá.

–La princesa Monineath de Camboya tiene fama por su corrección –sigue diciendo mamá–. Dicen que anda de una manera tan silenciosa que nadie la oye llegar. Sonríe sin enseñar los dientes. Habla con los hombres sin mirarles a los ojos. ¡Qué dama tan elegante! –añade mamá, mirándome y sacudiendo la cabeza.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya»

Mira libros similares a Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya»

Discusión, reseñas del libro Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.