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Elogios para
HISTORIA PERSONAL
“[Graham] narra su vida con estilo y coraje poco común….Su historia es de las más fascinantes….Historia personal es, en realidad, media docena de historias, cada cual más apasionante que la siguiente”.
—The Wall Street Journal
“Intencionalmente sincera…conmovedora, inteligente, fascinante”.
—Sally Quinn, Vanity Fair
“La ‘historia interna’ definitiva de Washington…arroja más luz sobre la psicología de las mujeres y los cambios profundos provocados por el movimiento de mujeres que una docena de tomos llenos de jerga psicológica”.
—Jill Ker Conway, The Washington Post Book World
“Fascinante…una memoria inusualmente esclarecedora y perceptiva”.
—Cleveland Plain Dealer
“¿Dejo en claro cuán extraordinario es este libro?…Su franqueza es conmovedora….Resulta que no tuvo dos vidas sino cuatro, y la historia de su trayecto de hija a esposa, y de viuda a mujer es sorprendentemente paralela a la historia de las mujeres de este siglo”.
—Nora Ephron, The New York Times Book Review
“Una obra maestra autobiográfica que combina hábilmente la esfera pública y la personal. Franco, sensible y lleno de humor, es un relato fascinante de una persona impresionante”.
—The Economist
“Claramente escrito, sin pretensiones…fascinante e inspirador”.
—San Francisco Chronicle
“Una autobiografía muy absorbente que muestra vívidamente los rasgos y el carácter de Katharine Graham: rectitud, dinamismo, profesionalismo y vulnerabilidad….Katharine Graham es la personificación del coraje”.
—The Philadelphia Inquirer
“Una historia fascinante sobre una vida extraordinaria”.
—Businessweek
“Requiere de una atenta lectura para poder saborear la amplitud de la vida de su autora y el mundo enriquecido por ella….Una hermosa demostración de la resonancia del pasado”.
—The Boston Sunday Globe
“Un libro extraordinario sobre nuestro tiempo”.
—USA Today
“Una examinación franca de una vida fascinante, tanto dentro como fuera de su trabajo profesional. Graham cuenta historias maravillosas, a menudo divertidas….Un libro sabio e ingenioso, y muy divertido de leer”.
—Houston Chronicle
“Un libro sorprendente a todo nivel”.
—The New Yorker
“Verdaderamente convincente…un relato profundamente reflexivo y consistentemente interesante sobre una de las vidas más diversas (y a veces trágica) de nuestro tiempo, y una historia de la última mitad del siglo vista desde Washington y su periódico ahora predominante. Nadie debería perdérselo y, siendo tan bueno como es, no muchos se lo perderán”.
—John Kenneth Galbraith
“Refrescante y franco…profundamente personal”.
—The Baltimore Sun
PRIMERA EDICIÓN VINTAGE ESPAÑOL, FEBRERO 2018
Copyright de la traducción © 2016 por María Luisa Rodríguez Tapia y José Manuel Calvo Roy
Todos los derechos reservados. Publicado en los Estados Unidos de América por Vintage Español, una división de Penguin Random House LLC, Nueva York, y distribuido en Canadá por Random House of Canada, una división de Penguin Random House Canada Limited, Toronto. Originalmente publicado en inglés en los Estados Unidos como Personal History por Alfred A. Knopf, una división de Penguin Random House LLC, Nueva York, en 1997. Esta traducción fue publicada en España por Libros del K.O. SSL, Madrid, en 2016.
Vintage es una marca registrada y Vintage Español y su colofón son marcas de Penguin Random House LLC.
Información de catalogación de publicaciones disponible en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Vintage Español ISBN en tapa blanda 9780525564300
Ebook ISBN 9780525564317
Diseño de cubierta © Perry De La Vega
Fotografía de cubierta © Lizzie Himmel
Para venta exclusiva en EE.UU., Canadá, Puerto Rico y Filipinas.
www.vintageespanol.com
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ÍNDICE
Quisiera dedicar este libro a las personas más importantes que aparecen en el:
a mis padres, Eugene y Agnes Meyer,
a mi esposo, Philip L. Graham,
a mis hijos, Elizabeth (Lally) Weymouth, y Donald, William, y Stephen Graham
AGRADECIMIENTOS
Desde el primer momento tuve claro que deseaba escribir este libro personalmente, aunque era consciente de no ser una verdadera profesional. Recuerdo muy bien que el columnista Walter Lippmann me dijo en una ocasión que incluso para él, que escribía constantemente, era muy difícil volver a hacerlo después de una interrupción de sólo unas semanas. Ésta es una idea que me venía sin cesar a la mente mientras reflexionaba sobre escribir o no sin ayuda en lugar de hacerlo con un coautor. Sin embargo, si quería que fuera un relato personal, sabía que tenía que contarlo yo misma. Si lo he logrado, es gracias a dos personas: Evelyn Small, que se encargó de investigar, y mi editor, Robert Gottlieb.
Ev procedía de The Washington Post Company, donde trabajaba en el departamento de comunicaciones de empresa, elaboraba un boletín interno y preparaba materiales para discursos, entre ellos los míos. Dedicó varios años a organizar mis papeles para que pudiéramos examinarlos juntas. A medida que pasaba el tiempo su función iba adquiriendo más importancia. Llegó a saber de mi vida tanto como yo. Tomó las palabras que yo escribía y les dio forma mientras me recordaba detalles importantes, eliminaba otros con discreción y añadía elementos de la documentación que yo había pasado por alto. Este libro no podría existir sin Ev. Todd Mendeloff fue su eficaz ayudante durante cuatro años.
De las historias que Ev desenterró y sacó de nuevo a la luz, sólo un pequeño porcentaje ha podido llegar a incluirse en el libro, y lo mismo ocurrió con las más de doscientas cincuenta entrevistas que realizamos con personas que iban desde compañeras de colegio de mi infancia y amigos de toda la vida hasta muchos de quienes tuvieron participación en los asuntos de los papeles del Pentágono y el Watergate o en The Washington Post Company. Todos ellos hicieron aportaciones a mi perspectiva.
Bob Gottlieb, con quien hablé de un libro por primera vez en 1978, se convirtió en mi editor cuando regresó a Knopf después de haber trabajado en The New Yorker. Ha editado mi original con maestría, un cuidado minucioso y un ojo implacable para la repetición, la pesadez y la continuidad. Me he encontrado con muchos «esto sobra» escritos en los márgenes. Incluso cuando se cargaba una historia que podía gustarme especialmente —siempre por cuestiones de espacio, según él—, hubo pocas muestras de protesta por mi parte. Quizá lloré por las páginas caídas, pero él, Ev y yo teníamos siempre el mismo objetivo. Y en las ocasiones en las que pensé que había quitado algo esencial, Bob cedió generosamente ante mis argumentos.
También leyó y comentó el manuscrito mi amiga Meg Greenfield, redactora jefe de opinión del Post y columnista de Newsweek, a cuyo talento de editora y consejos he acudido y en quien he confiado durante gran parte de mi vida profesional. Nuestras formas de pensar son muy parecidas, igual que nuestras opiniones sobre la gente y las situaciones, sobre lo que nos parece divertido o intolerable. Nuestra amistad se ha mantenido e incrementado casi desde el momento de su llegada al periódico.