Pellas, Vivian
Vivian Pellas: convirtiendo lágrimas en sonrisas / Vivian Pellas; prologuista, Carlos Pellas; Bogotá: Cangrejo Editores, 2020.
376 páginas: ilustraciones, fotografías; 24 cm.
Incluye índice.
ISBN: 978-958-5532-13-7
ISBN EDICIÓN EBOOK: 978-958-5532-30-4
1. Pellas, Vivian -- Relatos personales 2. Accidentes aéreos – Testimonios 3. Autorrealización (Psicología) 4. Sobrevivientes de accidentes aéreos I. Pellas, Carlos, prologuista III. Tít. IV. Serie
920 cd 22 ed.
A1647950
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
PRIMERA EDICIÓN: FEBRERO DE 2020
© Vivian Pellas, 2020
© Cangrejo Editores, 2020
Transversal 93 No. 63 - 76 Int. 16
Bogotá, D.C., Colombia
Telefax: (571) 276 6440 - 541 0592
www.cangrejoeditores.com
ISBN 978-958-5532-13-7
ISBN EDICIÓN EBOOK: 978-958-5532-30-4
TODAS LAS FOTOGRAFÍAS SE REPRODUCEN POR CORTESÍA DE
© Vivian Pellas, 2020
DIRECCIÓN EDITORIAL
Leyla Bibiana Cangrejo Aljure
PRODUCCIÓN EDITORIAL
Víctor Hugo Cangrejo Aljure
PREPRENSA DIGITAL
Cangrejo Editores
FOTOGRAFÍA
Archivo Personal
Fotografía portada: Iván García
Fotografía de contraportada: Rodrigo Castillo
DISEÑO
J. Darío Forero Aldana
INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
Salvador Espinoza Moncada
COORDINACIÓN EJECUTIVA DESDE NICARAGUA
Dennis Schwartz Arce
COORDINACIÓN LOGÍSTICA DESDE NICARAGUA
Xiomara Argeñal Baltodano
APOYO TÉCNICO Y DOCUMENTAL
Grethel Guevara
Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida en forma alguna o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin previo permiso escrito de los editores.
Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions
A MIS QUERIDOS PADRES
Lydia García de Fernández y José Fernández
In Memóriam
A MIS ADORADOS HIJOS
Carlos Francisco, Vivian Vanessa, Eduardo
Mis ángeles de vida
A MIS NIETOS
Vivian Isabella, Juan Carlos, Sienna Nicole, Nicolás y Pietro
La alegría de mis días
A MI AMADO CARLOS
La inspiración de mi vida
NIÑO...
Te haré sombra con mis cabellos, y en el aire buscaré un aliento que mitigue el dolor.
Y si el fuego aún abrasa, lo apagaré con mis lágrimas.
Vivian Pellas
**Poema de Vivian Pellas en el que plasmó su legado de amor
para los niños quemados de Nicaragua y del mundo.
Fué grabado en la placa inaugural de la primera unidad de quemados
en el Hospital Fernando Vélez Paíz, Managua,1992.
A las 7:53 de la mañana del 21 de octubre de 1989, el Boeing 727-200 con matrícula N88705 de la aerolínea TAN SAHSA que volaba desde San José, Costa Rica, con destino final Miami, con escala en Managua y Tegucigalpa, Honduras, se estrelló contra el Cerro de Hula durante la aproximación al Aeropuerto Internacional de Toncontín, en Tegucigalpa.
135 personas fallecieron.
De los 146 pasajeros del vuelo 414 sólo 11 personas sobrevivieron. Vivian Pellas es una de ellas y este es su testimonio: cómo regresó de la muerte y cómo su vida cambió para siempre entendiendo la misión que tenía por cumplir.
Dicen que cuando quieres escribir tu biografía la hoja en blanco te reclama que eches a andar la película de tu vida; entonces… desempolvas tus miedos, haces el inventario de tus cicatrices, las del cuerpo y las del alma, las abres y las revuelves hasta que sangran de nuevo.
Muchas veces me pregunté ¿para qué sucedió todo esto? ¿Qué propósito tenía vivir lo que he vivido? ¿Por qué era yo la protagonista de una historia marcada por el dolor?Hoy sé que la felicidad está en seguir lo que tu corazón dicta, y yo la hallé en mi familia y en la sonrisa de un niño.
CARLOS PELLAS
Cuando Vivian puso en mis manos el texto final de su biografía, convirtiéndome así en el primer lector de esta obra, no imaginé que habría logrado plasmar su historia de manera tan sublime. Al terminar la lectura de lo que ahora es este libro, con lágrimas en los ojos, comprendí por qué le había tomado doce años escribirlo.
El revivir todo lo que atravesó en su vida, desde el exilio de Cuba hasta la traumática experiencia del accidente aéreo y, lo que significó la compleja y dolorosísima rehabilitación a la que debió someterse, sin duda debió ser más que un arduo ejercicio y todo un reto de temple espiritual.
Ahora lo comprendo plenamente… En todos aquellos pasajes del libro que conmovieron mi pecho, no pude contener las lágrimas, ya que no solo volvían a mi mente los tortuosos momentos por los que yo mismo pasé, sino que también me hacían recordar lo indispensables que hemos sido el uno para el otro; cómo, en los momentos más difíciles de nuestro caminar, siempre hemos estado juntos para apoyarnos, confortarnos, darnos ánimo y así vencer los retos con los que la vida nos sorprende.
Vivian menciona que yo siempre fui su inspiración, pero la verdad es ella quien lo ha sido para mí. Desde que la conocí admiro la fortaleza y positivismo de su personalidad, esos valores que le permitieron sobreponerse al desconsuelo de su exilio y a tantas pruebas que debió enfrentar desde niña. Me sorprendió más aún, la fuerza con la que abrazó a su nueva patria: Nicaragua.
Al verla soportar sus dolorosísimas sesiones de rehabilitación, me animaba a no darme por vencido, a enfrentar el dolor con el mismo coraje y determinación como ella lo hacía.
La vida de Vivian, la cual plasma con sencillez y humildad en su biografía, es de las historias más conmovedoras que he leído, pero también de las más inspiradoras que se habrán escrito. Muchas personas que enfrentan una tragedia, donde pierden inesperadamente a un ser querido o sufren un accidente que las deja con gravísimas heridas y permanentes secuelas, pasan la mayor parte del resto de la vida lamentándose con amargura y se vuelven incapaces de encontrarle una razón de ser a su existencia.
Como podrá apreciar el lector al leer esta obra, la vida de Vivian no ha sido nada fácil, pero su optimismo y permanente determinación le ayudaron a enfrentar los retos que le presentaba el camino, logrando de esa manera forjar su extraordinario carácter, convirtiéndola no solo en una mujer con gran confianza en sí misma, sino también en una mujer con un enorme corazón.
Cuando conocí a Vivian, al instante me enamoré de ella y supe, en ese momento, que sería la mujer con la que pasaría el resto de mi vida. Sin embargo, debo confesar que jamás imaginé que llegaría a convertirse en la Vivian Pellas de hoy.
Es admirable cómo, aún con parte de su cuerpo en carne viva y con múltiples fracturas, balbuceó: “voy a construir una unidad para los niños quemados de Nicaragua”. Justo en ese preciso instante donde cualquiera solo estaría pensando en sanar su enorme dolor, ella ya estaba explorando su nueva razón de ser, pensaba en cómo aliviar el sufrimiento de otros. No se quejaba de Dios por lo que le sucedía, todo lo contrario, trataba de encontrar cuál era el plan divino que Él le tenía trazado.
En varias ocasiones Vivian estuvo entre la vida y la muerte. Estoy seguro que el amor por nuestros hijos y el temor de dejarlos solos, el apoyo de sus padres, familiares y amigos, el magnífico trabajo de los médicos y la enfermera que la cuidó, fueron factores que le ayudaron para sobrevivir a su precaria condición, pero, sin duda, el mayor factor de todos fue ¡su inquebrantable fe en Dios!
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