AMOR A PRIMERA VISTA
MEMORIAS
Bernd Schuster - Javier Ares
El recorrido por la vida personal y profesional de Bernd Schuster encuentra un nexo en el amor. El amor al fútbol y el amor a las mujeres que lo fueron todo en su vida. De eso tratan las confesiones de aquel niño a quien su abuelo inculcó involuntariamente una desmedida afición por el fútbol, y las del hombre que, con veinte años, se vino en coche desde Colonia a Barcelona para convertirse en uno de los grandes de la historia de este deporte.
Disfrutamos de su talento en el Barça de Maradona, con la Quinta del Buitre en el Real Madrid y en el Atlético de Futre. Schuster habla aquí de su renuncia a la selección alemana, de su carácter indomable, de Gaby y Elena, sus dos grandes amores, de sus seis hijos, de la madre que emigró de la Alemania del Este, del padre que nunca lo vio jugar… de una vida apasionante que cuenta con la emoción y la sencillez de quien prefiere sentirse agradecido.
ACERCA DE LOS AUTORES
Bernd Schuster nació en Augsburgo (Alemania), en 1959. Empezó a jugar al fútbol en su ciudad natal antes de fichar por el Colonia y debutar en la Bundesliga con tan solo 18 años. A los 20 años ya era titular con la selección de su país, que ganó la Eurocopa de Italia 1980, y fue Balón de Plata del curso, detrás de su compañero Rummenigge. Ese año fichó por el F.C. Barcelona y después jugó en el Real Madrid y el Atlético hasta completar 13 temporadas en España. Como entrenador, dirigió entre otros equipos al Getafe, Málaga o Real Madrid, con el que consiguió un título de Liga.
Javier Ares nació en Valladolid, 1954. Comenzó su andadura profesional en 1972, en Radio Valladolid, compaginándola con sus estudios de Derecho. Ha trabajado en la Cadena SER Antena 3 Radio, Antena 3 TV y Onda Cero, además de fundar el canal Real Madrid TV. Posee dos Antenas de Oro de la Radio y la Medalla de la Fidelidad del Tour de Francia, que ha cubierto durante más de 30 años. Ha estado presente en seis ediciones de los Juegos Olímpicos.
ACERCA DE LA OBRA
«Hay más autocrítica que acusaciones, y eso habla mucho de la integridad y de la bonhomía del personaje. Del mismo modo que de su carácter socarrón y mordaz dan fe la cantidad de anécdotas que llevarán al lector a esbozar más de una sonrisa en este paseo por el amor y la nostalgia.»
J AVIER A RES , en el prólogo
Amor a primera vista
Memorias
Bernd Schuster y Javier Ares
Índice
A Paula Ludwig, mi mentor, mi tutor, mi amigo;
por haber estado ahí cuando más falta hacía
Prólogo
C onocí a Bernardo Schuster en su etapa de jugador del Barcelona gracias a la estrecha amistad que mi entrañable compañero Pepe Gutiérrez comenzó a tejer con él desde el primer día de su incorporación a Can Barça. Eran tiempos en los que yo cubría para Antena 3 Radio los encuentros del F. C. Barcelona. Muchos partidos, muchos viajes y, aunque escaso, bastante más contacto con los jugadores del que se pueda tener en la actualidad.
Aun así, mi conocimiento de Schuster se limitaba poco más que a lo que la observación me permitía. Viajar con ellos en el mimo avión, deambular por los aeropuertos, compartir hotel en las concentraciones (entonces había que viajar con dos días de antelación en Europa) siempre te permitía un mínimo acercamiento que no daba para mucho más. Yo sabía de Schuster por lo que veía y por lo que mi compañero me contaba, insuficiente en todo caso para tratar de descifrar el verdadero carácter de aquel personaje aparentemente cerrado y hosco, de temperamento difícil y huidizo que, con tan solo veinte años, presentaba una atrayente personalidad; uno de esos tipos a los que te gustaría tratar para conocerlo un poco mejor.
He de decir que, antes de eso, Schuster representaba para mí una de esas grandes apariciones que, solo de cuando en vez, deslumbran en el mundo del fútbol. Aquella Eurocopa suya en Italia, con apenas veinte años, fue lo más impactante de una época en la que penábamos con el declive de Johan Cruyff y de los magníficos futbolistas de su generación. No es fácil encontrar en la historia del fútbol a un jugador con una irrupción tan rutilante como aquella que le dio a los alemanes el título continental y que le permitió a nuestro protagonista ganar el Balón de Plata del año 1980, solo superado por su compañero Rummenigge.
Todo en él llamó la atención: su prodigiosa zancada, su fuerza desatada, su fútbol coast to coast, de ida y vuelta, su rubia melena al viento y, muy especialmente, aquel descomunal partido ante los holandeses que concitó todos los elogios del mundo del fútbol y que yo aún sigo recordando. Todo lo que, en resumen, le catapultó para ser contratado, meses después, por el F. C. Barcelona.
Con él llegaba no solo un maravilloso y espectacular futbolista, sino también un personaje rodeado de misterio y de glamour . Haberse declarado en rebeldía de su club, el Colonia, venir ya casado con una mujer seis años mayor que él, padre ya con apenas veinte años, le daban el aspecto de un tipo demasiado baqueteado para su edad. Añádasele a esto su absoluto desconocimiento del idioma español y su dificultad para relacionarse, y resultará más fácil comprender que el personaje se convirtiera en alguien inaccesible sobre el que muchos prefirieron fabular.
El primer día que tuve la oportunidad de descubrir al verdadero Schuster fue ya en Madrid, con motivo de una serie de entrevistas muy personales que llevábamos a cabo en el programa La taberna fantástica , de Antena 3 Radio . Era ya un tipo bastante más curtido, a quien noté mucho más abierto y cercano de lo que el imaginario colectivo había creado hasta entonces. Recuerdo que aquel día hasta le hicimos tocar el piano en directo, en el mismo estudio, descubriendo una insólita faceta que difícilmente se podía deducir de su personalidad. Bernd, pese a haber dejado pronto sus estudios, y nada más iniciar su relación con la que sería su primera esposa, Gaby, comenzó a recibir instrucción musical a través de unas clases de piano que, sin llegar a convertirlo en un virtuoso, sí lograron que se desenvolviese con bastante buen oído en aquella disciplina.
La historia de este libro surgió en el intervalo de tiempo que transcurrió desde su vuelta de Turquía y su fichaje por el Málaga. Fue su segunda mujer, Elena, a la que yo apenas conocía, quien empezó a rumiar la idea de que alguien escribiese un libro sobre Bernardo, y me llamó para pedírmelo. Es muy probable que ni siquiera ella, aun teniendo mayor conocimiento de su vida y de sus ideas, fuera capaz de imaginar el caudal informativo que un personaje así podía aportar. A mí me pareció desde el primer momento una idea sugestiva porque pocos personajes de cuantos he conocido en el mundo del deporte han estado tan envueltos en el aura enigmático y misterioso en el que se desarrolló la carrera de Schuster en España. ¿Y por qué yo?, le pregunté a Elena. Porque Pepe nos ha dicho que tú eres la persona adecuada, y Bernardo siempre ha confiado mucho en Pepe.
Solo puse una condición: que el libro fuese escrito en primera persona, que fueran unas confesiones íntimas del propio Bernd. Me parecía que era la mejor manera de llegarle a la gente, hablarle de tú a tú al lector. Yo estaba dispuesto a fiscalizar la información, a ser fiel a los sucesos que ocurrieron en su vida, pero lo importante era su reflexión, su interpretación sobre cuanto le había acaecido, sus puntualizaciones acerca de los debates y las polémicas que se habían generado por sus decisiones y, especialmente, por sus silencios.