Cuando la muerte me
enseñó a vivir
Elizabeth Estrada Villegas
Cuando la muerte me enseñó a vivir
© 2022 por Elizabeth Estrada Villegas
www.elyevpsicologiaholistica.com
eBook ISBN: 978-607-59403-1-1
Vesión impresa: ISBN: 978-607-59403-0-4
Primera edición: Noviembre de 2022
Ediciones Serendip
es un sello de Grupo Editorial Literato .
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Edición: Jorge A. M. Trujillo
Corrección: Jorge Cuevas y Anna A. García
Fotografía en portada: Gabriela López
Diseño y formación: Alejandro Ramírez Monroy
Dedicatoria y agradecimiento
A ti que fuiste el canal para traerme a la vida, me diste las herramientas para vivirla y me mostraste el mayor aprendizaje con tu partida,
a mis raíces, mis ancestros y mi familia,
a mis maestros, mis guías y compañeros de historia, mis amigos,
a ti, que te has dado la oportunidad de conectar con tu ser y es por esto que tienes ahora este libro en tus manos.
Dedico estas líneas con humildad, amor y respeto.
Y agradezco a Dios, a la vida y a la muerte, cada aprendizaje en este pequeño juego llamado vida.
Índice
Prólogo
Cuando la muerte me enseñó a vivir es uno de esos títulos que debemos tener en nuestra colección personal de libros. La historia que Elizabeth nos comparte en sus páginas nos permite darnos cuenta de que existe otra forma de ver la vida. La mayor parte del tiempo nos encasillamos tanto en una imagen de nosotros mismos, en lo que debemos hacer, en lo que nos dicta la sociedad, que se nos olvida que esa forma de percibir la realidad no es la única que existe. Pero como dice la autora en su libro, la Vida te pone a las personas y situaciones indicadas en tu camino para que cambies de perspectiva hacia otros horizontes, a través de las enseñanzas que nos aportan. En ocasiones esas lecciones son sutiles y armoniosas… pero otras veces, nos desestabilizan y nos sumergen en un aparente caos en el que no entendemos por qué debemos pasar por eso.
Elizabeth, a través de su íntima historia de vida, nos lleva paso a paso, capítulo a capítulo, a un mejor entendimiento de lo que implica vivir pues, este proceso que llamamos vida es un juego y hay que aprender sus reglas. La primera de ellas, y la que probablemente más trabajo nos cuesta aceptar, es que desde que venimos a este mundo, lo único que tenemos seguro en él, es la muerte. Así como el día tiene un amanecer y un ocaso, así nuestra existencia tiene un inicio y un fin. Aprender que esta transición es algo natural, nos facilitará más nuestro proceso de asimilación cuando uno de nuestros seres queridos fallezca, nos hace recordar que algún día la muerte también nos alcanzará a nosotros, razón por la cual debemos vivir cada día intensamente y con inteligencia. Pero no nos referimos a una inteligencia meramente racional sino a una que abarca todos los ámbitos del ser humano. Por medio del autoconocimiento y la puesta en práctica de la Psicología Holística —metodología creada por Elizabeth—, es posible ampliar nuestro entendimiento de la existencia hacia planos más sutiles, no solo los relacionados con la mente, las emociones o los sentimientos, sino hacia aspectos más trascendentales del ser humano y que, por resultarnos más fácil de concebir, llamamos espiritualidad.
Ver la vida con esta visión holística, o si se prefiere, integrativa, nos da la clave para aceptar y entender los procesos de aprendizaje que debemos vivenciar con el fin de ampliar nuestra consciencia. Cuando el ser humano incluye este ámbito sutil en su vida, se dará cuenta que la muerte, como todo proceso de cambio y transformación, es algo inherente a nuestra existencia. La impermanencia es la constante de nuestro día a día. No podemos controlar del todo lo que nos sucede, pero sí cómo reaccionamos a ello.
Cuando la muerte me enseñó a vivir es una invitación que Elizabeth Estrada Villegas nos extiende a cada uno de nosotros para que comprendamos la transitoriedad de la vida como algo normal. Aprender a abrir y cerrar ciclos, entender que el dolor y la tragedia pueden ser la motivación o el impulso para autotransformarnos, nos ayudará a caminar con mayor plenitud este sendero llamado vida, cuya otra cara de la moneda… es la muerte.
A manera de introducción
Una de las ideas más alejadas de la realidad, que se ha mantenido durante años en la sociedad, es que el estudiar Psicología y dedicarte a ejercer esa noble profesión te hace inmune al error y por lo tanto al dolor. La gente piensa que tienes todas las respuestas y la receta secreta para encontrar soluciones. Y es que el ser psicólogo, ¿te deshumaniza? Lamentablemente, varios colegas llegan a creer en ello. A través de las experiencias en mi vida, llegué a la siguiente conclusión: de nada sirve estudiar todas las teorías y todas las explicaciones científicas sobre la conducta humana, si no aprendes a vivir haciendo contacto con tu propia humanidad.
En la vida hay que ser congruentes, una de las principales causas emocionales de cualquier enfermedad es vivir en la incongruencia. ¿En qué grado lo eres? Pensar, sentir y actuar. Alinear los pensamientos que eliges con tus emociones y de esa manera tomar tus decisiones.
Este libro que tienes en tus manos es el producto de un proceso de aprendizaje y autodescubrimiento de mi propia humanidad. Nací y crecí en un sistema familiar en el que se nos enseñaba a suprimir las emociones que mostraban nuestra propia vulnerabilidad. Debíamos ser fuertes para estar atentos a las necesidades de los demás, la gente debía percibirnos como ejemplo de fortaleza y lucha, así seríamos un referente; nada más alejado de la realidad y muy similar a la dinámica de otras familias. No recuerdo haber visto en algún momento de mi infancia a mis padres llorar, quejarse de algo que les doliera o disgustara, ni comentando que se sintieran tristes o confundidos. No recuerdo haber visto un rasgo de vulnerabilidad en ellos, por lo tanto no aprendí a verlo en mí.
Venimos de generaciones en las que lo último que importa son nuestras emociones. Se nos enseñó que todo lo que necesitábamos para ser felices estaría afuera. La educación estaba determinada por el hacer , dejando de lado la parte del ser . Estudiar, trabajar y tener una familia, se nos dijo, es la base de una vida exitosa y feliz. Ese es el ciclo, así debe ser.
Los abuelos, los padres, todos nos aconsejan con la mejor intención; sin embargo, cuando nadie se detiene a cuestionarse sus bases y su rumbo, difícilmente se puede romper con esa inercia y solo se vive repitiendo patrones de conducta en el sistema familiar.
En esta historia, como en la vida, te darás “cuenta de que” existe un parteaguas, un antes y un después, todos lo experimentamos en algún momento. Es entonces cuando la vida nos está indicando que es el tiempo adecuado para detenerse y replantearse la propia existencia.