La buena batalla de la fe por Alan Vincent © 2009 Todos los derechos de esta edición en español reservados por Asociación Editorial Buena Semilla
Publicado originalmente en inglés por Destiny Image Shippensburg, PA, USA, bajo el tituló: The Good Fight of Faith by Alan Vincent. Copyright © 2008 by Alan Vincent, USA
A menos que se indique lo contario, todas las citas fueron tomadas del texto bíblico Reina Valera Revisada © 1960 de las Sociedades Bíblicas Unidas y de la Nueva Versión Internacional (NVI) © 1984 de la Sociedad Bíblica Internacional.
Prohibida la reproducción total o parcial por sistemas de impresión, fotocopias, audiovisuales, grabaciones o cualquier medio, menos citas breves, sin permiso por escrito del editor.
Traducción: Gloria Zura
Diseño de portada: Claudia Ysabel Lopez
Edición: Miguel Peñaloza
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Categoría: Vida Cristiana Producto No. 600028 ISBN: 978-958-737-020-1
Contenido
Introducción
E n los años 68 y 69 después de la resurrección del Señor Jesucristo el apóstol Pablo había visto a Dios moverse a través del Espíritu Santo en forma impresionante. Ciudades enteras habían sido sacudidas por Su poder. Habían ocurrido milagros grandiosos. Algunos hombres se habían levantado de la muerte por su poder. Jóvenes como Timoteo, Tito y Epafrodita habían salido de la oscuridad pagana y se habían convertido en maravillosos apóstoles.
Sin embargo, el apóstol Pablo había experimentado tiempos de penuria cuando el Señor parecía haberlo abandonado. En las afueras de la ciudad de Listra fue apedreado y dejado por muerto. Hechos 14:19-20. ¿Dónde estaba Dios entonces? Después de un prometedor comienzo como evangelista, Alejandro el calderero rechazó la corrección de Pablo, se volvió contra él y le estaba haciendo mucho daño. (1 Tim. 1:18-20; 2 Tim. 4:14).
En la Segunda Carta a los Corintios 11:24-33, Pablo menciona algunas pruebas de su fe. Fue golpeado cinco veces con látigo y tres con vara. Fue dado por náufrago, pasó hambre y, lo más doloroso, las iglesias en Asia lo habían olvidado. Pablo había experimentado la angustia que sus hermanos de pacto lo abandonaran y fueran sus contrarios. El apóstol Pablo había visto algunas iglesias establecidas de manera gloriosa y otras engañadas por el diablo y rotas en pedazos. (2 Cor. 11:24-29).
Si alguien pasó tiempos difíciles fue este hombre. Hacia el año 68 o 69 D.C., Pablo había visto casi todo y podía mirar hacia atrás a más de treinta años de ministerio. Fue en este punto momento que escribió sus instrucciones cruciales a Timoteo, su verdadero hijo en la fe. Pablo había estado en prisión por varios años y escribía probablemente desde la prisión o durante cortos períodos en libertad.
Ciertamente no estaba enseñando teoría desde un estudio con aire acondicionado o desde un lujoso departamento. Como un corredor de relevos, Pablo estaba terminando la carrera y le estaba pasando la antorcha a timoteo para que corriera la siguiente etapa para lo cual le dio los mandatos que protegerían su vida e impactar a muchas generaciones. r
Pablo instruyó a su discípulo como encontramos en la primera carta a Timoteo 6:12-14:
- Pelea la buena batalla de la fe.
- Echa mano de la vida eterna, a la que así mismo has sido llamado.
- Mantén la buena profesión que has confesado en presencia de muchos testigos.
- Te encargo ante la vista de Dios que da vida a todas las cosas, y delante de Jesucristo que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes este mandato sin mancha ni reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El primer mandato que Pablo le ordenó a Timoteo fue: «pelea la buena batalla de la fe». Esta instrucción no era un asunto de elección ni dependía de cómo se sintiera o si le sería conveniente ¡Era un mandato!
Cuando le escribió la segunda carta a Timoteo, Pablo sabía que su tiempo había llegado y que iba a ser ejecutado. Dejó eso bien claro en 2Timoteo 4:6 (NVI) «yo por mi parte ya, estoy a punto de ser ofrecido como sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado».En el siguiente versiculo resume más de treinta años de servicio al Señor: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he mantenido la fe». (2Tim. 4:7). Su ministerio había sido una larga batalla de principio a fin.
Este mandato«Pelea la buena batalla de la fe», se extiende a todos nosotros hasta el día presente (1 Tim. 6:12). La única alternativa es definir los términos de la paz con el diablo y cerrar el trato con un acuerdo de pasividad. En realidad, como Pablo, no tenemos otra alternativa que pelear.
Capítulo 1
La buena batalla de la fe
L a Biblia se refiere a nuestra vida como una carrera de fe (Hebreos 12:1,2). En términos de carrera es una maratón y no un sprint de 100 metros. En términos de pelea es un encuentro de quince rounds y no de tres. ¡Tienes que aguantar hasta el final! En 1 Timoteo 6:12 la palabra griega para pelea es «agonízomai». Las palabras en español «agonizar» y «agonía» vienen de esta raíz. Literalmente significa «luchar con perseverancia».
Nuestro objetivo debe ser completar el recorrido y ganar la carrera. La vida cristiana no es un paseo en el parque sino una larga batalla de fe. Por eso Pablo le dijo a Timoteo: Bien, hijo, fue una buena y larga pelea para mí. Lo único que te prometo es que tendrás que continuar peleando esa larga y buena batalla de la fe.
ES UNA BUENA BATALLA
Pablo usó el adjetivo «buena» para describir esta batalla. Él no escribió, simplemente: «He peleado la batalla de fe», sino que dijo: «He peleado la buena batalla» (2 Tim. 4:7). ¿Qué es una buena batalla ? ¡Es la que nosotros ganamos! Aquí la buena batalla es «La gran batalla» que extiende el reino de Dios y trae Su gloria. Es la batalla preparada para nosotros. Pablo dijo: «He peleado la buena batalla».
TIEMPO,ETERNIDAD Y FE
Hebreos 11:6 dice que sin fe es imposible agradar a Dios y que aquellos que vienen a Él deben hacer dos cosas. Primero deben creer que Dios ES, y segundo, deben creer que Él premia a quienes lo buscan con diligencia.
DIOS ES
Primero deben creer que Dios es. Antes de ir a la definición bíblica de fe debo echar un fundamento acerca de lo que significa esta frase. Con Dios no se puede decir que «fue» o que «será». Simplemente Dios «es».
Para moverte en la fe debes entender que hay un ámbito eterno fuera de los límites de este mundo de tiempo-espacio en el que vivimos. Cuando nos movemos en ese ámbito eterno salimos del tiempo a una dimensión completamente nueva. Existen al menos cuatro dimensiones por las cuales medimos este mundo físico creado: longitud, amplitud, altura y tiempo.
Quizá el siguiente diagrama nos ayude a comenzar a entender este asunto:
Pensemos en el tiempo como una línea horizontal. Hubo un momento en que el tiempo tuvo su inicio y ha continuado desde entonces. Nos han dicho que llegará el momento en que el tiempo, como lo conocemos, terminará. Hasta entonces nuestras vidas naturales en este mundo de tiempo-espacio serán gobernadas y medidas por el tiempo. Sin embargo, el tiempo es relativo. Los físicos reportan que ahora son capaces de demostrar que cuando una partícula subatómica de materia es acelerada a una velocidad cercana al punto de la velocidad de la luz, el tiempo comienza a detenerse. El tiempo alcanza la velocidad de la luz, punto en el cual se detiene. La eternidad podría ser un estado de vida al nivel de la energía de la velocidad de la luz.