Diego Armando Maradona - México 86. Mi Mundial, mi verdad
Aquí puedes leer online Diego Armando Maradona - México 86. Mi Mundial, mi verdad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2016, Editor: ePubLibre, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:México 86. Mi Mundial, mi verdad
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2016
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
México 86. Mi Mundial, mi verdad: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "México 86. Mi Mundial, mi verdad" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
México 86. Mi Mundial, mi verdad — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" México 86. Mi Mundial, mi verdad " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
A treinta años de la consagración en México 86, Diego Armando Maradona revisa y relata, con voz inconfundible, el momento más brillante de su carrera, cuando lideró al seleccionado argentino hacia un título del mundo que no se ha repetido hasta hoy. Mirada desde el presente, aquella hazaña histórica alcanza ribetes de leyenda: cómo lo logró, junto a sus compañeros, contra todo y contra todos, narrado en primera persona.
«Llegó la hora de contar las cosas como fueron. Aquel fue el verdadero campeonato del mundo de los argentinos: el más luchado, el más sentido y el más merecido. Pienso y hablo en presente de México 86 y se me ilumina la cara. Ese Mundial fue el momento más sublime de mi carrera. Éramos veintidós locos dispuestos a ir a la guerra, y logré instalar la idea de que jugar con la camiseta de la selección era lo más importante, aunque la guita la hicieras en un club europeo. Hace treinta años ganamos la Copa del Mundo, la última que levantó un seleccionado argentino, con 25 dólares de viáticos por día. Llegó también la hora de hablar más del plantel de jugadores y menos del planteo de Bilardo. Después del partido contra los ingleses, Valdano me dijo: “Diego, a partir de hoy, sos el mejor jugador del mundo”. Jugamos contra los ingleses después de una guerra en la que los chicos argentinos fueron a pelear en zapatillas: eso, los padres se lo contaron a sus hijos, y los hijos se lo contarán a sus hijos. Pasaron treinta años y lo siguen contando».
Diego Armando Maradona
Así ganamos la copa
ePub r1.0
Titivillus 15.06.16
Título original: México 86. Mi Mundial, mi verdad
Diego Armando Maradona, 2016
Realización: Daniel Arcucci
Prólogo: Víctor Hugo Morales
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
DIEGO ARMANDO MARADONA. Futbolista legendario, para muchos el mejor de la historia, nació en 1960. Creció en Villa Fiorito, un barrio humilde del Gran Buenos Aires, Argentina. Allí forjó un estilo, dentro y fuera de la cancha. Talentoso y polémico, mágico y desafiante, enfrentó —y les ganó— tanto a equipos poderosos como a lo que él consideraba «la corrupción de la FIFA». Y también tuvo su lucha personal contra la adicción a la cocaína. Surgido en Argentinos Juniors, jugó en Boca Juniors y en el Barcelona antes de llegar a la cumbre con la camiseta del Napoli, donde ganó dos Scudettos y una Copa de la UEFA. Brilló en la selección argentina desde los Juveniles —fue campeón del mundo en Japón 79— hasta la selección mayor, a la que condujo al título en México 86 y con la que fue subcampeón en Italia 90, además de jugar los Mundiales de España 82 y Estados Unidos 94. En 2010, dirigió al equipo nacional en el Mundial de Sudáfrica. Memorables actuaciones en triunfos contra clásicos rivales —como Inglaterra y Brasil— lo ponen en lo más alto de una categoría reservada a unos pocos: Maradona es un mito viviente.
A la memoria de mis queridos viejos, don Diego y doña Tota,
que desde el cielo me están dando una gran mano.
A Rocío, mi mujer, que me acompaña siempre.
A José Valiente y Mónica.
A la Abuela Lucy.
A todas mis hermanas: Ana, Kity, Lily, Mary y Caly.
A Benjamín.
A mis hijos.
A mi sobrino Cacho.
A mi sobrino Davu.
A Belén.
Al Papa Francisco.
A todos los que luchan por la paz en el mundo.
A Cristina.
A La Cámpora.
A Moreno.
Volveremos, volveremos.
A Fidel.
A Raúl.
A Maduro.
A Ortega.
Al ministro Malmierca.
A Javier Sotomayor y todo el pueblo cubano.
A los pueblos originarios.
A la memoria de Chávez.
A la memoria del Che.
Al sheik Mohamed bin Rashid Al Maktum.
Al principito Hamdam bin Mohamed Al Maktum.
A la princesa Haya bint Al Hussein.
Al príncipe Alí bin Al Hussein.
Y a todos los sheiks que me brindaron su apoyo.
A los muchachos que trabajan para mí, acá en Dubai:
Nasser, Mohamed, Marawan, Gihad y Abu Baker.
A Al Rumaithi y su familia, de Abu Dabi.
A Matías Morla y Víctor Stinfale, que me sacaron del pozo.
A todos los utileros de la Selección argentina.
Al Negro Enrique.
Al Flaco Menotti.
A Fernando Signorini.
Al Gringo Heinze.
A Palermo.
Al Flaco Schiavi.
Al Pocho Lavezzi.
A la gente de Argentinos.
A la gente de Boca.
A todos los napolitanos y a mi amigo, el Tano Stefano.
A Víctor Hugo y su familia.
A la familia Casillo.
A Valerio Antonini.
A Dubai, que es mi casa.
A la paz y el respeto que hay en los Emiratos Árabes Unidos.
A todos los maradonianos.
ME HACE ILUSIÓN LEER CÓMO DIEGO CUENTA ESE GOL
por Víctor Hugo Morales
A los pocos metros de iniciar su patriada —era contra Inglaterra el asunto— la electricidad fue creciendo y, como se aprecia en el espacio un plato volador, el extraterrestre con su emblema convocó al pasmo más profundo que el fútbol hubiera provocado jamás.
Hay una especie de trinchera vista desde lo alto del estadio. Un surco en la tierra por el que avanza una potente luz a la velocidad de un cometa. Allá abajo, en el fondo de la olla del Azteca, en la penumbra, Maradona imita lo que a veces puede apreciarse en el cielo. La herida que abre en el azul misterioso un astro incandescente, ahora sucede en la Tierra. Allí va Diego con la bravura del que lleva el estandarte de su ejército en un ataque definitivo. Diego corre entre las laderas de colores ingleses, saltando trampas de piernas que buscan lo imposible. Y planta, como los escaladores en la cima, su bandera.
Valdano, que lo acompañaba desde muy cerca, contaría alguna vez que Diego atinó a pedirle disculpas por no haberle pasado la pelota. Le dijo que no pudo encontrar la forma. Valdano y los futboleros se preguntan aún cómo pudo advertir el detalle durante esa corrida memorable. En uno de los pupitres del palco de prensa, este cronista de los estadios subrayó la hazaña. «Es la jugada de todos los tiempos», dijo, y luego lanzó las pocas palabras, aquellas del barrilete cósmico, con las que viene remando hace treinta años arropada su carrera por el invento insuperado de Diego.
¿Cuántas jugadas pueden concebirse en la inmediatez de la acción? ¿Qué veía el artista? El número de errores que se arriesgaba a cometer, desde el inicio hasta el portero inglés, es infinito. Las variantes que el relator imaginaba, entre cientos de colegas apretujados, ofrecían un sumario tan amplio que fue abandonando la narración convencional.
«Genio, genio, genio», eran las modestas palabras que acompañaban al intrépido que se iba a lo más alto del mundo, por la cicatriz que abría en el césped… ¿En qué momento decidió Maradona enfilar hacia el arco? El jugador avanza mirando la pelota, pero ¿cuántas piernas, cuántos metros cuadrados de terreno, abarca su visión periférica? Pudo enganchar, frenar, ir hacia el costado, rematar desde lejos. De mil formas la jugada pudo ser una entre billones.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «México 86. Mi Mundial, mi verdad»
Mira libros similares a México 86. Mi Mundial, mi verdad. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro México 86. Mi Mundial, mi verdad y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.