Macarena Sánchez - El fútbol es mi rebeldía: Un sueño que se convirtió en lucha

Mi nombre es Macarena Sánchez. Nací el 28 de diciembre de 1991, en la ciudad de Santa Fe, Argentina. Mi mamá se llama Grisel y mi papá, Carlos. Tengo tres hermanas: Soledad tiene 31 años y es abogada; Emilia, de 26, estudia Abogacía; y Constanza tiene 22 y ¡también está estudiando Abogacía!

Desde muy chica me destaqué en cualquier deporte que hacía y muy pronto el fútbol se convirtió en mi favorito. Cuando pateo una pelota me siento feliz.

Hace 23 años que juego al fútbol. Desde los picaditos con amigos hasta llegar a ser la primera jugadora profesional de la historia argentina, el camino no fue nada fácil, aunque cada esfuerzo y cada desafío valieron la pena y me hicieron ser quien soy.

Esta es mi historia.

l 5 de enero de 2019 mi vida cambió. Un llamado fue suficiente para dar vuelta todo. Me informaron que, después de siete años, dejaba de formar parte del plantel de UAI Urquiza.

Era mediodía y yo estaba con mi hermana Constanza. Esperábamos a mi papá para ir a una pileta y aliviar el calor infernal de principios de enero en Santa Fe. Eran mis vacaciones. El 17 de diciembre había jugado el último partido del año y tenía que volver a entrenarme el 17 de enero. ¡Un mes para parar la pelota! ¡Dejar de estar a las corridas entre el trabajo, el estudio y los entrenamientos!

Después de aquel último partido, había posteado en mis redes sociales un saludo para mis compañeras de equipo:

macasánchezj Se fue otro año futbolístico, con muchas buenas y algunas no tan buenas, pero siempre llena de abrazos de las personas que quiero y que elijo. Gracias Guerreras, y gracias a la familia de cada una de ustedes porque también son mi familia. El 2018 fue todo bordó y celeste.

Pero…

“No vas a ser tenida en cuenta”, dijo la voz al otro lado del teléfono. La llamada duró menos de cinco minutos. Fueron suficientes para que mi mundo se viniera abajo. Ese mundo giraba alrededor del fútbol: los entrenamientos, los partidos, los torneos, los sueños y todo lo que había dejado atrás para cumplirlos.

Una parte de mí se la veía venir, no voy a mentir. Hacía un tiempo que había empezado a hablar, en las redes sociales y en las entrevistas que me hacían, de la precarización laboral de las jugadoras de fútbol. Y que una jugadora de fútbol levantara la voz no estaba bien visto. Lo que se esperaba de nosotras era que fuéramos humildes. Nos convencieron, durante mucho tiempo, de que reclamar era creerse más de lo que éramos. Nosotras mismas muchas veces creíamos que si no estábamos mejor era porque no hacíamos lo suficiente, que si no nos daban una cancha buena para entrenarnos era porque teníamos que esforzarnos más.

PRECARIZACIÓN LABORAL : INSEGURIDAD, INCERTIDUMBRE, FALTA DE GARANTÍAS EN LA SITUACIÓN LABORAL, QUE PUEDEN DARSE POR DISTINTOS FACTORES, DESDE TENER INGRESOS TAN BAJOS QUE NO LLEGAN A CUBRIR LAS NECESIDADES BÁSICAS, HASTA EL INCUMPLIMIENTO DE LEYES Y LA VULNERACIÓN DE DERECHOS.