Uno de los aspectos más importantes en la construcción de una marioneta es el mando. El plantearse cómo tiene que funcionar el mando es fundamental para que la marioneta pueda hacer movimientos lo más reales posible y, de esta manera, tenga vida.
Basándose en los dos tipos de mandos verticales más utilizados en Inglaterra en la década de los 20, el gran maestro de marionetistas, Harry Vernon Tozer, que entonces todavía era un aficionado, desarrolló un dispositivo propio al que introdujo una variación fundamental: modificando la posición de las barras horizontales, conseguía que la marioneta tuviera lo que llama «movimientos automáticos». Es decir, que pueda hacer ciertos gestos solo con la inclinación de la barra vertical sin necesidad de usar la mano libre para accionar otros hilos. Es, en definitiva, una versión más eficaz del mando de tipo londinense: con el mínimo de movimientos del marionetista, la marioneta puede hacer el máximo de gestos.
Este tipo de mando está bastante difundido en la actualidad entre los titiriteros de todo el mundo. Cada uno con sus variaciones, claro, fruto de la experiencia o de las necesidades y el carácter de cada marioneta.
Harry Vernon Tozer
El mando vertical Tozer para marionetas
ePub r1.2
emiferro 12.12.16
Título original: El mando vertical Tozer para marionetas
Harry Vernon Tozer, 1995
Imagen de cubierta: Pompilio, el payaso acróbata marioneta de H. V. Tozer
Ilustraciones: L. A. Walker
Diseño de cubierta: emiferro
Editor digital: emiferro
ePub base r1.2
Dedicado
a
Dª MONSERRAT ALVAREZ MAASSÓ
HARRY VERNON TOZER (Villa Rica, Paraguay, 1902 — Barcelona, 1999) era un maestro reconocido en el arte de la marioneta con hilos. De padres ingleses, vivió en Paraguay hasta los 10 años, en que se traslado a Inglaterra, donde se educó, introduciéndose en el mundo de la marioneta a temprana edad.
Llegó a Barcelona en 1925 por motivos profesionales, trabajaba en la compañía de electricidad La canadiense, donde fundó su compañía Marionetas de Barcelona. La compañía, aunque en poco tiempo alcanzó un notable éxito, no conseguía un local decente donde acomodarse. Primero ocupó parte del domicilio del matrimonio Tozer (en el barrio de la Bonanova), luego un garaje y después varios sótanos de colegios hasta que, en 1956, Harry pidió al Ayuntamiento la concesión de un local dentro del Poble Espanyol. Finalmente se empezó a constuir en 1957, pero por causas desconocidas la obra quedó aparcada y las marionetas se quedaron sin un hogar fijo para siempre. Solo durante un breve periodo de tiempo, en 1973, estuvieron expuestas al público durante la muestra en el Palau Güell. 20 años más tarde esos mismos muñecos protagonizaron una nueva exposición en la ciudad de Lerida.
Durante el tiempo en que Harry Tozer utilizó su propio domicilio como taller y auditorio construyó el teatrillo para hacer las representaciones y, para que pudiera caber en el salón de casa, tuvo que adaptar las dimensiones de dicho teatro.
Pese a la perfección de la técnica de los muñecos y los éxitos alcanzados, Harry Tozer fue un hombre prudente que no se atrevió a transformar su afición en su único oficio y prefirió compaginarla con su trabajo habitual en la eléctrica La Canadiense, aunque también ejerció como profesor del Institut del Teatre entre 1973 y 1990.
En 1990 Tozer cedió al Institut del Teatre su colección de marionetas, el teatrillo desmontable y todos los accesorios necesarios para llevar a cabo cualquier representación (cortinajes, decorados, sistemas de iluminación y sonido, etc). Tres años más tarde, l’Institut del Teatre organizó la exposición Marionetas de H. V. Tozer .
Tozer murió en Barcelona en 1999 tras haber conseguido, ese mismo año, la Medalla de Oro al Mérito Artístico de la Ciudad de Barcelona y la Creu de Sant Jordi dos años antes.
Notas
[1] Parece ser que falta parte del texto, pero siendo iguales todas las copias que circulan por internet, no me ha sido posible completar o corregir el texto. (N. del E. D.).
CONCLUSION
Desde luego, ningún mando individual pueda transmitir todos los movimientos de que son capaces las marionetas en general, de modo que, cada mando ha de diseñarse para transmitir todo lo que debe hacer y, a veces e incluso, para evitar los que no debe hacer.
Muchas veces resulta más difícil diseñar el mando que no la misma marioneta, y, sin embargo, no recibe la atención que su importancia merece.
Tanto es así que, cuando los legos hablan de las marionetas, invariablemente hacen el gesto de tocar un piano muy alto, creyéndose que la marioneta se manipula con los hilos atados directamente a los dedos del manipulador.
Si que estas líneas y dibujos sirvan para disipar este mito.
(H. V. T0ZER).
Barcelona, 12 de Noviembre de 1990.
Tozer en su taller.
EL NOMBRE
Parece existir en España cierta confusión sobre un nombre para el aparato que, a través de los hilos, transmite el movimiento desde las manos del manipulador a la marioneta.
Algunos lo llaman «mando» y otros, «cruz».
Cuando, en 1934, empecé yo a construir marionetas, no sabía como traducir al castellano el ya bien establecido término inglés de «control», pues, no son iguales sus connotaciones en una y otra lengua. Pero, durante la guerra civil española, creo que fue, un joven, Alfonso Calderón Osés (q. e. p. d.) me sugirió la palabra «mando», la cual parecía la más adecuada que había oído. Cuando, años más tarde, oí usar, por primera vez, el nombre «cruz», me pareció tan inadecuado como el termino inglés «crutch», o sea, muleta, que usaban algunos marionetistas ingleses durante los años 20. En todo caso, tendría que llamarse «cruz de Lorena», por sus dos crucetas. Por otra parte, parece ser que las lenguas autonómicas también tienen sus problemas semánticos al respecto. Pero, en cuanto al castellano, sigo creyendo que «mando» es el nombre más adecuado.
[…]
sus ventajas y sus limitaciones, pero todos indudablemente superiores a los anteriores.
Tozer en el jardín de su casa con sus marionetas.
LAS PROPIEDADES DE LOS DISTINTOS TIPOS
El alemán
El mando diagonal alemán es muy bueno para los movimientos de cabeza y brazos, pero no sirve para las marionetas de truco.
El norteamericano
El horizontal norteamericano es casi obligatorio para las marionetas grandes, o sea, igual o superior los 70 cm de estatura, pero, ocupa mucho espacio lateral en escena.