Emanuel Lasker - El sentido común en ajedrez
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- Libro:El sentido común en ajedrez
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1971
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El sentido común en ajedrez: resumen, descripción y anotación
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El sentido común en ajedrez — leer online gratis el libro completo
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El presente libro es un resumen de doce conferencias que di en Londres, en 1895, ante un auditorio de jugadores de ajedrez. Es un intento de examinar las distintas partes que componen una partida de ajedrez partiendo de unos principios generales. Principios deducidos de considerar el ajedrez como una lucha entre dos cerebros y concebidos a partir de hechos sencillos. Su aplicación práctica queda ilustrada mediante posiciones adaptadas a mis propósitos pero que, por otra parte, pueden presentarse perfectamente sobre el tablero.
Mi intención ha sido reducir el número de las diversas reglas tanto como sea compatible con la claridad. Quizás alguien piense que todas guardan una semejanza entre sí y que, por tanto, aún podría haberse reducido más su número. En realidad, podrían reducirse todas las reglas a un solo principio fundamental, que es el origen de la teoría del ajedrez y de cualquier otra clase de combate. Este principio queda suficientemente explicado en esta obra; pero es de una concepción tan general y es tan enorme la dificultad de expresar todo el alcance de su significado, que no me he atrevido a formularlo de una forma concreta. En un próximo tratado, al que éste allanará el camino, espero poder demostrar la importancia de este principio y su eficacia para poner en claro las relaciones existentes entre muy distintos aspectos del ajedrez. También he dejado para este futuro tratado la discusión de algunos puntos que precisan de una exposición muy detallada, tales como los referentes a la capacidad de maniobra del rey y a los intercambios de material.
En este libro planteo relativamente pocas partidas y posiciones, pero han sido seleccionadas con gran cuidado. Aconsejo, pues, a los que lo lean que no se limiten a tan sólo leerlo sino que también lo estudien, aunque para ello deban emplear algún esfuerzo. Creo que las reglas que presento son bastante razonables, pero no quiero prevenir en su favor al estudiante, quien verá con mayor claridad su importancia si adopta una actitud de escepticismo y de exigencia de exactitud al enfrentarse con las demostraciones de las mismas.
Por lo que respecta a las notas analíticas de las partidas y de las aperturas, he intentado ser breve y preciso a la vez. Los detalles analíticos no son, pues, demasiado abundantes pero sí, creo yo, suficientes. He dejado de lado el método de enumerar todas las posibles o probables variantes de una jugada, y en su lugar he procurado dar un análisis basado simultáneamente en la valorización de las variantes principales y los principios generales.
El lenguaje y el estilo de la obra son los propios de unas conferencias. No he sido capaz de lograr que alcanzaran la perfección que yo hubiera deseado, por lo que ruego la indulgencia del lector.
Aprovecho esta oportunidad para hacer constar mi cordial agradecimiento al profesor Villin Marmery por la amable ayuda que me prestó en la tarea de corregir las pruebas.
E MANUEL L ASKER
Señores: Es costumbre empezar con definiciones, pero estoy seguro de que todos ustedes están lo suficientemente familiarizados con la historia, las reglas y las características esenciales del ajedrez y me permitirán, pues, que entre de lleno en el tema que nos ocupa.
El ajedrez ha sido considerado, erróneamente en mi opinión, como un juego, es decir, como algo que no puede servir para ningún propósito serio, creado tan sólo para distraerse durante los ratos de ocio. Si se tratara únicamente de un juego el ajedrez no hubiera podido sobrevivir a las duras pruebas a que se ha visto sometido en su dilatada existencia. Tampoco es, como ha sido proclamado por algunos de sus más ardientes entusiastas, una ciencia o un arte. Su verdadera naturaleza parece radicar en aquello que más gusta a la naturaleza humana: en el combate. No se trata, por supuesto, de la clase de combate que hace crispar los nervios más templados o en el que corra la sangre y en el que los ataques dejen sus huellas en el cuerpo del adversario. Por el contrario, se trata de una lucha en la que imperan al unísono elementos artísticos, científicos y puramente intelectuales, de una forma absoluta. Desde este punto de vista, una partida de ajedrez es un conjunto armónico, cuyos fundamentos voy a intentar describirles en esta serie de conferencias.
El ajedrez requiere un tablero con sesenta y cuatro escaques y dos conjuntos de piezas integrados por dieciséis elementos cada uno. Así pues, contamos con una gran ventaja sobre el general que manda un ejército en un campo de batalla; sabemos dónde vamos a encontrar al enemigo y las fuerzas de que dispone. Tenemos la satisfactoria certeza de que, en lo que respecta al material bélico, estamos en igualdad de condiciones con nuestros enemigos. Sin embargo, nuestro primer paso debe ser exactamente el mismo que el que daría el comandante de un ejército. Lo primero que tenemos que hacer es movilizar nuestras tropas, disponerlas para la acción, intentar colocarlas en los puntos y líneas todavía desocupados. Como veremos más adelante, estas maniobras no deben tomarnos más de seis jugadas. Si las descuidamos, nuestro oponente se aprovechará de la oportunidad que le otorgamos y ocupará rápidamente algún punto vital, con lo que la batalla terminará antes de que podamos rehacernos.
Para ilustrar estas afirmaciones, vamos a examinar algunas jugadas bien conocidas, en las que los errores y sus consecuencias resultan evidentes.
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | d6 |
3. Ac4 | h6 |
Las negras, con excepción de su último movimiento, han jugado bien. Han abierto líneas para sus dos alfiles y para su dama, y ahora deberían haber movido su CD a c6. En su lugar, temiendo sin duda un ataque prematuro, han realizado una jugada innecesaria y que no refuerza la posición de ninguna de sus piezas.
4. Cc3 | Ag4 |
---|
Un error. Los caballos deben jugarse siempre antes que los alfiles.
5. Cxe5 | Axd1 |
---|---|
6. Axf7+ | Re7 |
7. Cd5 mate |
Veamos otro aspecto del mismo problema:
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | Cf6 |
3. Cxe5 | Cc6 |
Está claro que las negras creen ciegamente en el principio del desarrollo rápido e incluso se permiten despreciar el peón de rey de las blancas para ganar tiempo.
4. Cxc6 | dxc6 |
---|---|
5. d3 | Ac5 |
6. Ag5 |
Un error; deberían de haber jugado Ae2 para prevenirse de la amenaza Cg4. Tal como han jugado están abocadas a la catástrofe.
6. … | Cxe4 |
---|---|
7. Axd8 | Axf2+ |
8. Re2 | Ag4 mate |
Otra variante sería:
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
1. e4 | e5 |
2. f4 | exf4 |
Las blancas sacrifican un peón para lograr el mejor desarrollo de sus piezas. Por el momento no discutiremos si han obrado bien o no.
3. Ac4 | Dh4+ |
---|---|
4. Rf1 | d5 |
Excelente jugada. También las negras sacrifican un peón invirtiéndolo, por decirlo así, en facilitar la salida de sus piezas.
5. Axd5 | g5 |
---|---|
6. Cf3 | Dh5 |
7. h4 |
Una buena jugada que permite entrar en juego a la torre. De todas formas, el ataque sobre el peón negro es sólo aparente por el momento, ya que tanto el C como el Peón h están clavados.
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