A Herakhan Rabaji
y al resto del grupo dharma.
Om on the range a todos ustedes.
RECONOCIMIENTOS
Deseo expresar mi agradecimiento y aprecio a todos aquellos que han asistido a mis clases de yoga desde que comencé a enseñar, y especialmente un recuerdo cariñoso para Janet Perry, mi estudiante y amiga durante quince años, quien recientemente murió y se fue a dondequiera que sea que la gente va. Todo maestro, al menos alguna vez, debe tener un estudiante tan maravillosa como Janet.
Muchas gracias a Lainie, brillante vaquera de gran corazón y super yogini, quien me dio tanto que no puedo describirlo aquí, inclusive un espacio pacífico y recóndito para escribir gran parte de este libro.
Gracias a mi madre, quien se mareaba viéndome hacer el primer Ti-betano; ella ha sido mi más grande apoyo desde el primer día. Gracias a Roshi Al y a Kristin que siempre me alentaron en mis delirios peripatéticos del yoga. Gracias a Sandy, impetuosa neurobebé, por ser una amiga incansable. Gracias también, a Steve y a Craig, intrépidos compañeros con quienes subí a las pirámides de Yucatán. Saludos al “Consejo de Ancianos de la Tribu”; ustedes saben quienes son.
Gracias a la alocada fotógrafa Janice Fullman, cuya habilidad para captarme a través de su lente me hizo contorsionar durante horas en la arena. Y gracias a todo el personal de Inner Traditions (Tradiciones Internas), especialmente a Ehud, a Estella y a Leslie, por apoyar mis ideas y manera de hacer el yoga, y por proporcionarme un foro para difundir esta propaganda cósmica mucho más allá.
Mucho amor para todos ustedes.
PREFACIO
Desde que los descubrí en 1976, los Cinco Tibetanos han ejercido una profunda influencia en mi. Ahora, con la oportunidad de escribir este libro, puedo compartir mi conocimiento acerca de los Cinco Tibetanos y presentar otros métodos y conceptos relacionados con el yoga.
Mi descubrimiento del yoga se debe tan solo a un acto de gracia. No creo ser suficientemente listo para haber planeado esta maravillosa aventura, que ahora es mía gracias a el yoga y a la meditación. Y ahora sé con seguridad que no pude haber conjurado una serie de métodos del yoga tan sencillos pero al mismo tiempo tan poderosos como los Cinco Tibetanos.
La mejor manera que conozco para expresar mi gratitud y aprecio al yoga y a todo lo que ha hecho por mi es compartirla, y ese es el porqué de este libro. Espero que ustedes lo encuentren agradable y estimulante. Espero que despierte su curiosidad y los haga desear intentar los métodos descritos. Les deseo mucho éxito, quienesquiera que ustedes sean. Bendiciones.
ACERCA DE LOS CINCO TIBETANOS
PRIMERAS EXPERIENCIAS CON LOS CINCO TIBETANOS
En 1976 fui invitado a vivir y a dar clases de salud en el Instituto de Mentalfisica, un centro de retiro espiritual en Joshua Tree, California. El instituto ocupa una milla cuadrada de terreno en la parte alta del desierto y desde ahí se puede ver la montaña de San Gorgonio y la de San Jacinto, y está a solamente una milla de la entrada al Monumento Nacional Joshua Tree (del árbol Joshua), que es el destino de los escaladores de roca y de viajeros aventureros provenientes de todo el mundo. Joshua Tree es un lugar de asombrosa belleza, con naturaleza abundante, formaciones rocosas espectaculares y poder espiritual. Es un lugar a donde la gente va a revivir y a rejuvenecer, a emprender la búsqueda de visiones y a contemplar la grandeza del mundo natural. Es el vecino perfecto para el Instituto de Mentalfisica.
El Instituto de Mentalfísica fue fundado en 1930 en Los Ángeles por un geógrafo de nombre Edwin Dingle, quien por un extraordinario acto de fe terminó viviendo y estudiando con un lama de alto rango en el Tíbet durante nueve meses en la década de 1920. Durante el corto tiempo que estuvo bajo la tutela del lama tibetano, Dingle aprendió una serie de respiraciones y ejercicios del yoga tibetano que más tarde se convirtieron en el corazón de la práctica espiritual de Mentalfísica. El método que aprendió y que posteriormente enseñó en Los Ángeles se hizo muy popular. Con el tiempo Dingle comisionó a Frank Lloyd Wright para que diseñara y ayudara a construir el centro de retiro espiritual Mentalfísica. Durante las décadas que tardó en convertirse en instituto, sirvió como una Meca para adictos espirituales de todo el mundo.
Cuando me mudé al instituto, había muchos menos estudiantes que en su apogeo, y solamente unos pocos residentes ocupaban los departamentos del centro. Uno de ellos, una mujer de nombre Rochelle, tenía un hermoso carácter vibrante a principio de sus setentas, con una historia llena de experiencias que incluía una impresionante búsqueda de quién es quién entre gurús, psíquicos, filósofos, adeptos, profetas, avatares, santos y hombres y mujeres que deseaban ser puros. Combinación perfecta de curiosidad, inteligencia, actitud positiva y escepticismo, y un gran deseo de muchas experiencias, Rochelle había probado todos los viajes espirituales, importantes y menores, que eran populares en ese tiempo, y conocía todos los mantras secretos y conocimiento supuestamente interno de la mayoría de ellos.
Viendo que yo era un practicante devoto del yoga, Rochelle me dio una copia de un pequeño e interesante libro titulado Los Cinco Ritos del Rejuvenecimiento cuyo autor era un hombre llamado Peter Kelder, publicado por primera vez en 1939. El libro contaba una anécdota acerca del descubrimiento de cinco ejercicios de yoga que habían sido enseñados a Kelder por un oficial retirado de la armada británica, quien a su vez había aprendido los ejercicios de lamas tibetanos en un monasterio de los Himalayas. De acuerdo con el libro, los Cinco Ritos del Rejuvenecimiento tenían fama de reforzar el cuerpo, mejorar la energía, regenerar el cuerpo y la mente y detener el proceso del envejecimiento.
Al haber ya practicado el yoga durante seis años, estaba familiarizado con un gran repertorio de métodos. Intrigado por las virtudes que relataba Kelder, comencé a incluir los Cinco Ritos de Rejuvenecimiento en mi rutina diaria de yoga. Me gustó la manera de la que habían sido descubiertos, el romanticismo con el que habían sido introducidos a un número reducido de occidentales por el hombre que los había aprendido en los Himalayas, y las ilustraciones de los métodos en sí. En apariencia eran similares a los ejercicios de yoga con los que ya estaba familiarizado, pero también eran suficientemente diferentes como para que no se duplicaran de manera alguna con otras prácticas de mi rutina diaria.
Era especialmente interesante notar que los Cinco Ritos de Rejuvenecimiento eran más similares a los métodos del yoga tibetano impartidos en Mentalfísica que a cualquiera de los otros métodos con los que antes había tenido contacto. Probablemente los Tibetanos fueran dos originalmente, basándose en la descripción del ambiente natural y monástico en que nacieron los Cinco Ritos de Rejuvenecimiento. Como este título nunca me gustó porque me sonaba un poco cómico, decidí llamar a estos ejercicios los Cinco Tibetanos.
Después de practicar los Cinco Tibetanos durante dos años, me convencí de que eran extraordinarios. A pesar del hecho de que representaban solamente algunos minutos del régimen diario de yoga, cuya duración era de varias horas, me sentí revitalizado por practicarlos. Para averiguar si son en realidad la fuente de la juventud, como se menciona con entusiasmo en el libro de Peter Kelder, voy a darle seguimiento y ya les informaré cuando tenga ochenta años. En realidad aumentan mucho la fuerza, energía y alerta mental. Abren el sistema de energía cuerpo/mente y equilibran la energía de una manera que no había experimentado con ningún otro método de yoga individual o conjunto de prácticas de yoga.
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