Equipo de Expertos Médicos DVE
EL GRAN LIBRO DE LA
SALUD
POR MEDIOS NATURALES
DE VECCHI EDICIONES
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© De Vecchi Ediciones 2022
© [2022] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-63919-950-1
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
INTRODUCCIÓN
El ritmo actual que nos impone la vida cotidiana conlleva numerosos inconvenientes y perjuicios para nuestra salud. El estrés, tanto físico como psicológico, genera en nuestros cuerpos una gran cantidad de toxinas que, difundidas por la circulación sanguínea, producen, además del cansancio muscular, un debilitamiento cerebral. El cansancio es, por lo tanto, no sólo un veneno para los músculos, a los que se pone a prueba constantemente, sino que también provoca un desgaste general de la estructura física y psicológica del ser humano. A medida que el ritmo de las sociedades modernas se acelera, la relajación y el desentumecimiento son cada vez más necesarios para poder dar un merecido reposo a nuestras células y tejidos agotados y eliminar así los últimos rescoldos del cansancio. Ahora bien, ¿cómo se pueden reparar los daños sufridos a lo largo del día, recargar las células nerviosas del cerebro, y evitar un rápido y peligroso desgaste de todos los órganos del cuerpo?
Ciertamente la vida moderna impone al hombre un ritmo de vida más intenso que en el pasado. Las exigencias personales aumentan vertiginosamente: siempre se desea tener más y, para conseguirlo —y teniendo en cuenta que con la luz eléctrica la jornada se ha alargado notablemente, apareciendo nuevas modalidades de trabajo y de vida social— se ha aumentado tanto la tensión física y psíquica, que ni siquiera el reposo nocturno, a menudo demasiado breve, consigue curarla. Este nuevo estado de cosas produce a menudo un notable desequilibrio de graves consecuencias, debiéndose recurrir cada vez más a las técnicas de relajación como válvula de escape, recuperando esa energía que de otra manera se perdería o desgastaría irremediablemente. Los síntomas de esas tensiones se manifiestan de manera diversa, según la naturaleza de la persona que las sufre: repetidos dolores de cabeza, necesidad de inspiraciones profundas pero que no satisfacen la necesidad de oxígeno, inapetencia, tos continua o garganta irritada sin que haya motivo, imposibilidad de concentrarse totalmente en el trabajo que se desarrolla, y tantos otros signos que modifican el comportamiento habitual. En casos extremos se llega a verdaderos estados de depresión física y psíquica que sólo una cura adecuada y conducida por médicos expertos puede aliviar. Para prevenir y combatir las molestias nerviosas funcionales, es muy importante adquirir la capacidad de relajarse a lo largo de la rutina diaria con ejercicios de diversos tipos que van desde la respiración profunda y controlada a la gimnasia distensiva con ejercicios psicosomáticos que, después de practicarlos durante un cierto tiempo, pueden aportar notables beneficios a la salud de quien abusa demasiado de sus fuerzas. Está comprobado estadísticamente que las personas con grandes ambiciones, cuando sienten un desfallecimiento, intensifican su agotadora actividad en lugar de apaciguarla, con la reducción de su eficacia y el riesgo de un colapso consiguientes.
La excesiva tensión neuromuscular es la principal causa de muchas angustias que debilitan el rendimiento personal y provocan una infinidad de males que van desde las enfermedades cardíacas a las molestias gastrointestinales, pasando por las afecciones del aparato respiratorio (asma, tos nerviosa, afonía, etc.) o las úlceras de varios tipos. No esperemos a llegar a estos extremos porque será mucho más difícil combatir estos estados de excitación nerviosa. Los ejercicios de relajación y de gimnasia distensiva no pueden ser efectivos cuando las baterías nerviosas están sobrecargadas de tensión. Con la hiperactividad nerviosa también la musculatura llega a sumergirse en un estado de tensión continua que el organismo no consigue descargar ni durante el día ni durante las horas de reposo nocturno.
¿Qué desea hacer una persona que pasa la mayor parte del día sentado ante una mesa y que sufre el cansancio producido por esas horas de inactividad física? Es muy posible que su cuerpo le obligue a moverse un poco para recuperar parte de esas funciones que han permanecido inactivas. Por el contrario, quien ejercite pesadamente su físico, sentirá la necesidad de estirarse y reposar un poco. Desde siempre, las distintas actividades sociales se han caracterizado por su progresiva especialización, tanto laboral como orgánica. De este modo, en el trabajo intelectual, el ejercicio recae en el cerebro; tras largas horas de lectura, los ojos son los que soportan una mayor tensión; las piernas le dolerán a quien permanece largo rato de pie, y los brazos a quien se ve obligado a utilizarlos sin parar. El organismo, en todos estos casos, se agota siempre, aunque parcialmente. La mejor manera de subsanar estos males consistirá en obligar a las zonas inactivas a trabajar, concediendo una merecida tregua a aquellas que lo hayan hecho a lo largo del día, en un justo cambio de papeles. Así, emprendiendo una ocupación distinta a la que nos había absorbido hasta ese momento, se recibirán otros estímulos que reactiven los músculos inertes y relajen también nuestra mente, liberando los puntos de tensión que se habían alcanzado, y eleven las actividades fundamentales del organismo (de la respiratoria a la vascular, pasando por la glandular, a la que va ligada al tubo digestivo) revitalizándolas allí donde fuese necesario.
El hombre moderno, en su lucha contra el desgaste físico y psicológico, puede recibir una gran ayuda de las diversas técnicas de la disciplina del relajamiento, tales como el training autógeno, los ejercicios de relajación progresiva, la gimnasia psicosomática, u otros métodos igualmente efectivos y que cada cual puede preferir según le dicten su propio temperamento o sus necesidades eventuales. Estas técnicas, consistentes en movimientos que se adquieren y perfeccionan con el tiempo, ayudan a devolver al individuo debilitado por el estrés su normal estado de rendimiento. Eliminemos, pues, el cansancio con la gimnasia distensiva que permite el reposo a las zonas más castigadas de nuestro organismo y relajemos la mente con la técnica de la reeducación a la calma que, si se ejercen con constancia actuarán beneficiosamente sobre todo nuestro ser.
Una noche de sueño tranquilo, reparador, permite recuperar las fuerzas consumidas durante la jornada laboral e interrumpe, asimismo, la dispersión de la energía vital, dejando reposar el sistema nervioso. A menudo, esta interrupción de la actividad neuromuscular no ocurre, y si no se consigue descargar la tensión, continuaremos consumiendo nuestra reserva de energía nerviosa quemando azúcar, incluso durante las horas nocturnas y sintiéndonos cansados por la mañana. Para interrumpir el aporte de estas sustancias nocivas, se necesitaría conseguir la distensión de todas las fibras musculares de nuestro organismo. No debe permitirse bajo ningún concepto que un estado de tensión se prolongue más de lo necesario o se convertirá en algo crónico. Antes de acabar exhaustos podemos tomar algunas medidas.
Página siguiente