Christophe Peiffer, 2017
Traducción: Laura Soler Pinson
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
CÓMO TOMAR LAS RIENDAS DE TU VIDA
- ¿Problemática? ¿Cómo recuperar el control de nuestra vida cuando creemos que lo hemos perdido?
- ¿Meta? Tomar las riendas es un objetivo que muchos desean alcanzar, pero no saben cómo lograrlo. Todos podemos vernos obligados a asumir ese desafío en distintos momentos de nuestra vida. Con este libro, nuestro objetivo es darte las claves para dar los primeros pasos en tu nuevo sendero vital.
- ¿Preguntas frecuentes?
- ¿Cuándo tengo que (volver) a tomar las riendas de mi vida?
- Me da miedo el cambio. ¿Cómo lo soluciono?
- ¿Cómo salgo de mi zona de confort?
- ¿En qué puedo apoyarme para empezar a tomar las riendas de mi vida?
- ¿Qué medios concretos podría tener en cuenta para hacerlo?
- ¿Cómo saco tiempo para tomar las riendas de mi vida?
- Tengo muchos proyectos que se quedan en la fase de ideas. ¿Cómo hago para ejecutarlos?
- ¿Tengo que ponerlo todo en entredicho?
En contra de lo que asegura el título de la famosa película del director Étienne Chatiliez, la vida está lejos de ser un largo río tranquilo. Puede ser que a veces tengas el sentimiento desagradable de que sufres tu vida en vez de ser el protagonista. Es casi como si te encontrases encima de una de esas cintas transportadoras de aeropuerto, inmóvil, pero sigues avanzando, viendo cómo todo pasa por delante de tus ojos mientras te quedas parado. Tomar las riendas de tu vida significa bajar de la cinta y seguir caminando por voluntad propia, de forma completamente consciente, centrando tu energía en progresar hacia un objetivo que tiene sentido.
Para empezar, hagamos un balance de tu vida. Imagina que te subes a un helicóptero y que tomas altura. Tienes una panorámica fantástica de la trayectoria que te ha llevado hasta donde estás hoy.
De cerca o de lejos, tu camino se parece a muchos otros, con sus altibajos, con sus momentos agradables y otros que querrías haberte ahorrado. Seguramente, seguiste una educación clásica, hecha a base de orientaciones que, en mayor o menor medida, respaldó un entorno que gravitaba alrededor de ti y que «solo quería lo mejor para ti». Así, empezaste tus estudios o aprendiste una profesión que, en aquella época, te interesaba y de la que te formaste una opinión idealizada. Muy probablemente, a continuación, obtuviste un puesto más o menos relacionado con tus estudios y empezaste a intercambiar con tu jefe tu tiempo por su dinero.
Tal vez, en tu vida personal has seguido la misma tónica. Pero, un buen día, te despiertas con esa sensación desagradable de estar perdiéndote algo, de no estar viviendo la vida que querías. Es como una llamada que viene de lo más profundo de tu ser, que te susurra esas breves palabras con una profundidad y una gravedad desconocidas hasta ahora: «¡Ya es hora de que tomes las riendas de tu vida!». ¿Pero cómo lograrlo? Ese es el objetivo de este libro: ayudarte a empezar de nuevo escuchándote y escuchando los valores que quieres potenciar en tu vida.
¿POR QUÉ HAS PERDIDO EL CONTROL DE TU VIDA?
Los factores de influencia
No se puede discutir que la educación desempeña un papel de primer orden en cómo podemos tomar las riendas de nuestra vida. No hay que juzgar la manera en la que tus padres te han criado. Es normal que hayan querido compartir contigo su visión del mundo y, salvo en algún caso raro y extremo, han hecho todo lo posible con los medios que tenían. De hecho, la mayoría de las veces han contribuido con mucha convicción a las distintas decisiones que has tenido que tomar. No es ni bueno, ni malo; son simplemente proyecciones inconscientes de sus propios deseos que creen con total honestidad que son los tuyos. Al fin y al cabo, ellos te hicieron. En su representación de tu personalidad, es casi como si fueras su «miniyo». Así que les parece evidente que lo que habría sido o sería bueno para ellos, tiene que serlo para ti.
Otro factor influyente y, probablemente, una de las mayores plagas de nuestra sociedad moderna es la televisión. Hoy en día, desde el momento en el que un bebé es capaz de sentarse en un sofá, se ve saturado por un flujo constante de programas televisivos. En 2004, cuando Patrick Le Lay se encontraba a la cabeza del canal de televisión francés TF1, aseguraba en su libro Les dirigeants face au changement («Los dirigentes ante el cambio») que «lo que vendemos a Coca-Cola es tiempo de cerebro humano disponible» (Latouche 2008). Es necesaria esta disponibilidad para sugerir al telespectador que consuma tal o cual producto, y que este crea erróneamente que ha escogido dicho producto con total libertad. O también, para ejercer sobre él una cierta influencia en su forma de ver el mundo, lo que le quita a la vez cualquier pensamiento crítico posible. Y es que, ¿existe algo más pasivo que mirar una pantalla donde se emiten imágenes que supuestamente nos entretienen o informan? La consecuencia de esta adicción legal a un objeto que se traga todo tu potencial de desarrollo, de creatividad, de realización de proyectos estimulantes es que te arrebata las riendas de tu vida.
Junto a estos dos factores de influencia principales, existen otros, entre los que podemos citar:
- los orientadores que pueden guiar a un individuo en función de apreciaciones anotadas y reformuladas en un papelito llamado boletín de notas. El mensaje implícito de esta acción es: «Tu vida (profesional) viene determinada por lo que haces». ¿Qué pasa entonces con lo que eres? Esta pregunta resulta demasiado compleja y no entra en sus prioridades;
- los amigos «que desean lo mejor para ti» y que, casi como las figuras paternas, están repletos de buenas intenciones cuando quieren prestarte ayuda a toda costa. Así, en las interminables charlas que se producen durante un aperitivo, surge un abanico de «Hay que…», «Tendrías que…» o «Si fuese yo…»;
- tu pareja que, por efecto sistémico, ejerce una influencia con su sola presencia. Cuidado, esto no quiere decir que ella sea el núcleo del problema. El efecto sistémico es el resultado de una situación que se origina en el vínculo que existe entre los dos compañeros de vida. Las concesiones son un buen ejemplo de efecto sistémico: quieres ir al cine, pero tu cónyuge quiere ir al restaurante; en ese caso, encuentras una solución intermedia para cuidar la relación.
El alejamiento de uno mismo
En cierta medida, todos estos factores han podido crear una especie de distancia, de brecha que te aleja progresivamente de ti mismo. Si este es tu caso, quizás te sientas en desajuste con respecto a lo que eres en lo más profundo de tu ser:
- tú, que sueñas con tu vida;
- tú, cuyo fuego interior alumbra con una luz intensa aquello que realmente necesitas;
- tú, que tienes aptitudes en ámbitos que otros no tienen;
- tú, que experimentas un placer inmenso cuando entras en contacto con lo que realmente te hace vibrar;
- tú, que eres consciente de que estás hecho para otra cosa diferente a la que te ocupa en este momento;
- tú, que sientes que puedes aportar tu granito de arena para algo «más grande»;
- tú, que sabes instintivamente cuál es el sentido de tu vida…
Esta parte de ti sigue estando ahí, en algún lugar, y a veces se manifiesta para lanzarte un mensaje. Ese mensaje es tu llamada.
La llamada
Alejarse de uno mismo es un resultado, la culminación de un largo proceso en el que se mezclan las influencias que hemos visto anteriormente, algunas defensas inconscientes que te hacen creer que «tomar las riendas de tu vida es peligroso» o, incluso, el hecho de estancarse en una especie de confort en el día a día.