Jean-Paul Maillet
LA GIMNASIA ZEN
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
Traducción de Mónica Monteys Pi.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.
Fotografía de la cubierta de Tai Shin © Vayriot.
Fotografías del interior de Marie Maillet, Jean-Paul Maillet y Johann Vayriot (EM).
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-142-2
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Tenemos a nuestra disposición un increíble potencial para vivir mejor, pero no sabemos cómo aprovecharlo. Cada uno de nosotros posee enormes fuerzas vitales, de las cuales sólo utiliza una mínima parte. Basta con saber que estamos hechos de los mismos elementos que fluctúan en el universo para comprender que somos mucho más de lo que nos creemos ser. Un auténtico vínculo cósmico nos une a nuestro ambiente, ya sea cercano o esté infinitamente alejado, gracias a una energía fundamental. Esta fuerza está aquí, a nuestro lado, dentro de nosotros, en los demás, tanto en el mundo físico como en el espiritual, por todos lados; forma parte de nosotros y de nosotros se alimenta. Es la noción de intercambio, de participación, de destrucción y transformación, de amor.
La gimnasia armónica del cuerpo y del espíritu, la gimnasia zen, tiene sus raíces en la voluntad de una evolución necesaria de uno mismo a un ser «superior».
En nuestra vida cotidiana, en nuestras actuaciones diarias, en la «trama» de una jornada similar a miles de otras podemos realizar una comunión más profunda con esta energía universal. Para afrontar el mundo y sentirse a gusto en él es preciso sumergirse en sus elementos constitutivos y, poco a poco, aprender a canalizar mejor nuestra propia fuerza; los movimientos asociados a la respiración profunda, al ritmo, a la relajación permiten sumergirse diariamente en la energía universal y extraer sus fuerzas vitales. Las artes marciales enseñan a mantener el control sobre uno mismo, la elasticidad del cuerpo y la fuerza del espíritu: la gimnasia zen es su fase preparatoria. Así como la preparación para el combate debe permitir alcanzar la paz interior, la práctica de la gimnasia zen favorece la fusión consciente de las fuerzas del cuerpo y del espíritu. Se trata de un instrumento simple que, no obstante, exige un ejercicio diario. Es la gran lección de la sabiduría zen aplicada, en cuya base podemos encontrar el equilibrio y la armonía en el movimiento y en su correcta ejecución.
Cómo llegué a escribir este libro |
La idea de una gimnasia zen basada en las técnicas de las artes marciales y en el yoga fue madurando en mí de forma progresiva. Entre los veinte y los treinta y cuatro años de edad —cuando nació mi primer hijo—, los viajes ocuparon la mayor parte de mi tiempo. Debido a mis continuos encuentros con profesionales y campeones de las artes marciales de todo el mundo, los constantes desplazamientos contribuyeron a reforzar mi deseo de práctica y perfeccionamiento de esta disciplina. Sin embargo, cada viaje me alejaba más y más de la práctica y de los gimnasios. Tuve que adaptar mis entrenamientos a los lugares en los que residía durante mis viajes. Tenía la necesidad de realizar una serie de ejercicios agrupados en una única sesión con el fin de poder desarrollar los principios fundamentales de elasticidad, fuerza y equilibrio, pero sin dejar de controlar en todo momento la respiración y la concentración.
Yudoca a los diez años, y luego karateca y púgil, he encontrado en las artes marciales una base de trabajo muy enriquecedora. La práctica del yoga (Hatha-yoga), ejercitada durante muchos años, me ha llevado a realizar una profunda reflexión sobre la gimnasia corporal vinculada a una búsqueda del cumplimiento espiritual (yoga del pensamiento). Los encuentros con maestros de Tai-chi en oriente y occidente me han demostrado definitivamente que las artes marciales practicadas con lentitud y con una respiración profunda representan un triunfo para la salud. Así pues, paralelamente a mi trabajo de periodista, decidí perfeccionar mis conocimientos con el estudio minucioso del stretching.
Una vez obtenido el diploma oficial para poder enseñar kárate, escogí mi propio método para crear sesiones «compactas» de una duración variable de entre 20 y 90 minutos, y que en sí agruparan las bases técnicas marciales y gimnásticas asociadas a una respiración profunda y al pleno conocimiento de la acción. Y así fue como la gimnasia zen llegó a su forma actual.
El conocimiento de la acción |
Ser responsable de nuestros propios actos, aclarar nuestras propias acciones mediante la reflexión, saber ser objetivo a la hora de juzgar una situación, comprender antes de acometer; a menudo resulta difícil apartarse de la complejidad aparente de la propia existencia para elegir o hacer «lo que es justo». Esta búsqueda de la verdad nace en el individuo que tiene la conciencia despierta. Ser responsable significa comprender la interacción entre uno mismo y el mundo. Nuestros actos provocan reacciones que generan a su vez círculos cada vez más amplios. Es la teoría de la mariposa que bate las alas y provoca un huracán al otro lado del planeta... Es el conocimiento del movimiento, de la acción, de la interpretación de los elementos visibles e invisibles. Cada uno puede practicarlo en su vida diaria. Los ejercicios físicos de gimnasia zen están relacionados con un proceso mental que induce al espíritu a acompañar el cuerpo durante la acción. El movimiento ya no es sólo expresión corporal, sino un acto que pone de manifiesto la armonía entre la mente y el cuerpo. Aquel que lo practica asocia su pensamiento al movimiento o a la posición con el fin de crear una simbiosis entre las energías corporales y mentales. Este trabajo individual se reflejará en seguida en nuestro co portamiento general. A partir de ahora podremos actuar con plena conciencia y dar mayor consistencia a nuestros actos, siempre que hayamos acostumbrado a nuestro espíritu a hacerlo. Este es el verdadero significado de la gimnasia zen: conseguir que nuestras acciones sean el reflejo real de nuestra conciencia. Por esta razón, es necesario adentrarse en una vida más amplia e intensa que en aquella basada en la satisfacción de necesidades concretas o inducidas. Desarrollar las sensaciones, despertar las energías reprimidas, participar de las fuerzas externas, amar aquello que elegimos hacer (permitiendo de este modo que nuestros deseos ocultos se realicen), respetar el mundo que nos rodea a través de la observación atenta de nuestro comportamiento... son algunas de las reglas que nos ayudarán a percibir de manera más consciente nuestra existencia. La gimnasia zen es un instrumento, ni más ni menos. Y también lo es el placer de un encuentro entre cuerpo y espíritu en un momento privilegiado capaz de generar, poco a poco, la base de una reflexión más profunda. A continuación, el silencio sustituirá al pensamiento que acompaña al movimiento: ha llegado la hora de una conciencia realizada, la que actúa antes de moverse e imprime ritmo a la vida.
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