Hugues Prion Pansius, 2017
Traducción: Laura Bernal Martín
Editor digital: Titivillus
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Dominar los celos puede resultar una tarea frustrante cuando sientes que pueden contigo y están a punto de destruir tu relación. Para superarlos, es necesario llevar a cabo un trabajo de introspección que te ayudará a conocerte a ti mismo y a confiar en tu pareja.
Si deseas mejorar tu relación y retomar las riendas de tu vida, sin que los celos supongan un obstáculo a la comunicación, esta guía te ofrecerá las claves para conseguirlo.
Te ofrecemos las claves para:
- comprender qué son los celos, un sentimiento que nos desborda y puede llegar a destruir nuestra relación de pareja si no conseguimos frenarlo a tiempo;
- conocerte a ti mismo para descubrir qué hace que te sientas celoso;
- lograr confiar en el otro y construir una relación de pareja sólida basada en una comunicación eficaz y sincera;
- basar tu relación en la tolerancia, en el respeto y en una comunicación eficaz que te permitirá fortalecer tu autoestima y vivir una relación equilibrada;
- etc.
Hugues Prion Pansius
Domina tus celos
Los secretos para que los celos
no te arruinen la vida
En 50 minutos
Salud y bienestar - 0
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Titivillus 14-08-2020
¿CÓMO DOMINAR MIS CELOS?
- ¿Problemática? Los celos amorosos llevados al extremo pueden tener efectos devastadores en una pareja. Por tanto, ¿cómo aprender a dominar este sentimiento para poder vivir una relación sana y equilibrada?
- ¿Meta? Recuperar la confianza en ti mismo y en el otro.
- ¿Preguntas frecuentes?
Cuando los celos amorosos —un tema recurrente en la literatura y a menudo explotado en el cine— se vuelven enfermizos, son sinónimo de sufrimiento tanto para el que los siente como para el que los padece. En muchas ocasiones, de hecho, sus efectos son devastadores para la perennidad de la pareja.
«Ya no vivía. Los celos me comían por dentro: estaba convencida de que el hombre al que quería me engañaba o que tarde o temprano iba a hacerlo. Sabía que había tenido muchas aventuras de una noche antes de conocerme. Era un seductor y le gustaba a muchas mujeres. Así que cuando salía con sus amigos yo no podía pegar ojo en toda la noche y, cuando volvía, le bombardeaba a preguntas. En cuanto se daba la vuelta rebuscaba en sus bolsillos o espiaba su móvil. Estaba convencida de que iba a encontrar la prueba irrefutable de su infidelidad. Al mismo tiempo, me culpaba a mí misma porque era consciente de que le asfixiaba y de que mis celos le volvían loco. Por mucho que me repitiera que me quería, mis temores seguían ahí» (Isabelle, 43 años).
Este testimonio lo dice todo (o casi todo). El sentimiento de abandono, de inseguridad y de culpa, el miedo infundado a perder al ser amado y una baja autoestima son algunos de los síntomas que revelan un profundo malestar y que, en personas celosas por naturaleza, provocarán angustias psicológicas que pueden evolucionar y convertirse en paranoia y, en los casos más extremos, provocar episodios violentos.
A través de diversos testimonios, intentaremos comprender cuáles son los mecanismos subyacentes a esta emoción y ofrecer pistas para enseñarte a gestionarla mejor con el fin de mantener una relación de pareja sana.
EL ORIGEN DEL MAL
¿Cómo definir los celos?
El Diccionario de la Real Academia Española define los celos como «sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra» (DRAE 2014). En otras palabras, a una persona celosa le horroriza la idea de dejar de «poseer» a la otra, y la idea de perderla le resulta insoportable. Aunque es evidente que el término «posesión» no es sinónimo ni de amor ni de respeto por el otro, son muchos los cónyuges posesivos que afirman con fervor querer y valorar a su media naranja más que a nada en el mundo.
La psicoterapeuta Charlotte Laplace añade a estas nociones un concepto propio a los celos amorosos que juzga fundamental para comprender esta emoción: la «seducción supuesta». Para la especialista, nos ponemos celosos porque nos imaginamos que nuestra pareja es seducida por una tercera persona. A menudo pensamos que esta tiene rasgos y cualidades que nosotros no podemos ofrecerle, y que son precisamente estos elementos los que nuestra pareja busca. A esto también se le añade la noción de duda, ya que una persona celosa sufre una evidente falta de autoconfianza.
«Cuando tenía 35 años estaba muy enamorado de una mujer de 28. Tras unos meses de relación fusionada y pasional, me sorprendí al ver que me había convertido en alguien extremadamente celoso. Ella era muy guapa y tenía a muchos hombres detrás, y yo estaba convencido de que antes o después me engañaría. Empecé a espiar su agenda, su móvil y su ordenador. No soportaba que saliera sin mí y me volvía loco que llegara más tarde de lo previsto. Si hubiera podido encerrarla lo habría hecho. Era horrible, porque yo lo pasaba muy mal y, por mucho que me dijera que era ridículo, los celos podían conmigo. Sin embargo, me considero alguien seguro de mí mismo: tengo un trabajo magnífico y me gano muy bien la vida. Más tarde comprendí que mis celos eran la consecuencia de complejos personales: me consideraba demasiado bajito y no especialmente atractivo, por lo que estaba convencido de que un día ella se iría con un hombre más apuesto. Mis celos llegaron a ser tan extremos que le hacía la vida imposible. Después de dos años, me dejó» (Loïc, 48 años).
Al dudar constantemente de nosotros mismos hacemos que nuestra pareja adopte la postura de la persona que ofrece consuelo. Pero cuando sus palabras ya no son suficientes y no logramos entrar en razón, intentamos controlar los actos de nuestra pareja, lo que corre el riesgo de hacer que nuestra relación se vuelva insoportable enseguida. Para salir de esta espiral, la ruptura se presenta como la única solución para acabar con este encierro. Nuestro testigo Loïc lo ha experimentado en sus propias carnes.
En los casos más extremos, los celos pueden convertirse en paranoia. Para Alain Krotenberg, psiquiatra y miembro de la Asociación Francesa de Terapia Conductual y Cognitiva, los celos tienen que ver con esta forma de psicosis. Sin embargo, un paranoico está convencido de que siempre tiene razón por lo que, si cree que el otro intenta engañarlo, no podrá alejar de su mente esa idea —tampoco a pesar de los esfuerzos de su pareja—.
Son cinco las nociones vinculadas a los celos amorosos:
- la relación triangular (pueden existir varios rivales);
- la seducción supuesta;
- el deseo de posesión;
- el miedo a perder a la persona amada;
- la falta de confianza en uno mismo.
Un mal sin género
Los celos no entienden de género: se trata de un sentimiento destructivo que afecta indistintamente a hombres y a mujeres. Pero estos no viven sus celos de la misma manera y, por tanto, no reaccionan de forma idéntica. Mientras que la mayor parte del tiempo el hombre celoso ve en el adversario potencial una amenaza a su virilidad, la mujer, por su parte, teme sobre todo el abandono y considera al género femenino como un grupo de seductoras que pueden desviar a su pareja del buen camino. Krotenberg afirma: «Las mujeres celosas presentan un comportamiento histérico y depresivo, mientras que en los hombres los celos tienen un carácter paranoico y obsesivo que dificulta su combate» (Gannac 2016).