Portadilla
L AS ANÉCDOTAS
DEL D R. E STIVILL
Eduard Estivill
Con la colaboración de Jaume Aulet
Créditos
Título original: Les anècdotes del Dr. Estivill
Traducción: Rosa Alapont
1.ª edición: abril 2014
© Eduard Estivill Sancho, 2014
Con la colaboración de Jaume Aulet
© Ediciones B, S. A., 2014
Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)
www.edicionesb.com
DL B 8258-2014
ISBN DIGITAL: 978-84-9019-544-4
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright , la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
Contenido
Contenido
Cita
Així com cell qui en lo somni es delita...
A USIÀS M ARCH
Dedicatoria
A la Mercè, paciente de los dos
PRÓLOGO
PRÓLOGO
Hace tiempo que me rondaba por la cabeza. Llevar una clínica del sueño es una aventura. Y yo quería contársela a todos. Hace muy poco se cumplieron veinticinco años desde que inicié la gratificante tarea de tratar de resolver los problemas de sueño de la gente. Hoy podemos afirmar, muy satisfechos, que mis compañeros Francesc Segarra, Javier Albares y yo hemos atendido 34.312 visitas.
Dichas visitas han generado una complicidad importante y se han convertido en parte de nuestra «familia del Sueño». Ahora bien, en todas las familias pasan cosas, y esas cosas suelen comportar anécdotas, situaciones divertidas y aventuras. No obstante, las historias pertenecen a la intimidad de nuestros pacientes y, por lo tanto, no podemos contarlas. Con todo, hablando con mis compañeros de trabajo, constaté que muchas de las anécdotas se repetían, que eran comunes a muchísima gente y, por consiguiente, podíamos relatar unas cuantas. Como criterio general hemos elegido las que eran más corrientes al menos en grupos de cincuenta personas. Por eso, si alguien se ve reflejado, basta con que piense que lo mismo les ha ocurrido a otros cuarenta y nueve. Como mínimo.
Pero había que escribir el libro y, como siempre, he buscado a la persona más idónea para ayudarnos. Nosotros somos médicos, no escritores, y necesitábamos a un magnífico escritor, erudito en el ámbito de las letras y con el sentido del humor que el libro requería.
Y lo encontré. Se trata de Jaume Aulet, un profesor universitario de literatura catalana, listo y avispado pero sobre todo irónico y muy buen escritor. Además, él también ha pasado por nuestra consulta, lo cual acababa de convertirlo en la persona adecuada para llevar a cabo dicha tarea. Le propuse la idea y me costó muy poco que aceptara la propuesta. Nosotros le contaríamos las aventuras comunes a un montón de gente y él las plasmaría, con la gracia que lo caracteriza, en un texto agradable y gratificante de leer.
El libro, como veréis, consta de una introducción en la que se nos describe una vía bastante habitual de cómo los pacientes llegan a nuestra clínica. Una vez que los tenemos en casa, es cuando podemos explayarnos con las múltiples anécdotas e historias que queríamos referir. Sin embargo, no creáis que todo se reduce a una enumeración de circunstancias más o menos simpáticas y curiosas. La «gracia» —valga la palabra— consiste en que también los lectores puedan sacar algún provecho. Por eso hemos distribuido las anécdotas en tres grandes bloques: el de la gente que no duerme, el de la gente que tiene demasiado sueño y el de la que no deja dormir. Veréis, asimismo, que hemos ido intercalando en la narración una serie de comentarios con explicaciones algo más técnicas sobre los diversos aspectos que se tratan.
Que conste que lo que se cuenta son anécdotas y que, por consiguiente, presentamos las cosas en un tono humorístico. Sin embargo, eso no significa que no entendamos que el trasfondo de los temas que se tratan es serio y muy serio. Estamos hablando de enfermos y de enfermedades, y no querríamos que nadie considerara que tras esta perspectiva distanciada se oculta algún tipo de frivolidad. Ni mucho menos. Ahora bien, una cosa sí que tenemos clara: la vida vale la pena tomársela con buen humor, incluso cuando vivimos o recordamos momentos difíciles. Por eso un libro como este puede ayudarnos a todos a ser más felices.
Aquí tenéis el resultado. Un libro repleto de curiosas «verdades», repetidas en muchos pacientes, siempre respetando la intimidad de nuestra «familia del Sueño», y que espero que os sea útil y os haga pasar un rato agradable.
E DUARD E STIVILL
A MODO DE INTRODUCCIÓN
A MODO DE INTRODUCCIÓN
E L LARGO CAMINO HASTA LA CONSULTA
Caía la tarde cuando llegó. Ninguna espesa capa de nieve cubría nada, pero a aquel pobre hombre se lo veía inquieto y agobiado. Le dije a Rosa que lo hiciera pasar.
—Usted dirá.
—Mire, doctor Estivill, le agradezco que me haya recibido. Tengo un problema que me temo que me quitará el sueño. Necesito su ayuda.
—¿Y qué le pasa?
—Perdone, es un poco largo...
—Diga, diga, soy todo oídos.
Y estuvimos un buen rato. El paciente —nunca mejor dicho— me refirió la larga historia que lo había llevado hasta nuestra Clínica del Sueño. Se trata de una aventura bastante común y muy interesante. Dejemos que lo cuente él mismo...
* * *
L LEGA EL INSOMNIO
¿Ha oído alguna vez música de swing, doctor? Sí, es ese ritmo que se te va metiendo dentro y que al final te obliga a moverte aunque no quieras. Si te pones a bailarla, estás perdido. Quedarás enganchado a los bailes de swing hasta el fin de tus días. Y la música te irá entrando y entrando como un veneno inoculado. A mi mujer y a un servidor nos pasó hace ya tiempo. Actividad intensa. Muchos días en la pista de baile, hasta muy tarde. Los hijos —ya mayorcitos, eso sí— en casa, despiertos, esperando a que volviéramos para preguntarnos dónde estábamos y recriminarnos que llegásemos tan tarde. ¡Qué cosas! Empezaba a parecer el mundo al revés. Y se ve que el cuerpo esos excesos también los detecta. Es lo que ustedes denominan el «reloj biológico», ¿no, doctor?
Hasta que llega una noche en que estás durmiendo plácidamente y tu mujer se te acerca entre las sábanas, te da unos golpecitos en el hombro y te dice:
—¿No oyes la música?
—¿Eh? Mmm... ¿Qué música?
—¿No oyes a Ella Fitzgerald y la orquesta de Count Basie?
—Mujer, ¿dónde?
—¡Aquí, aquí dentro!
—¿Aquí dentro? Oye, ¿qué te pasa? ¿Es que no puedes dormir?
La pregunta era retórica y la respuesta, por lo tanto, evidente. Hala, ya está, ha venido para quedarse. Sí señor: E L INSOMNIO .
P RIMERA FASE: CONSEJOS DE FAMILIARES, AMIGOS, CONOCIDOS Y SALUDADOS
No poder dormir por la noche no es moco de pavo, ciertamente. Pero por lo visto se trata de un problema bastante general. Mucho más de lo que creemos. Al menos, está muy claro que en esta materia todo el mundo entiende y es capaz de ofrecerte remedios y consejos. Es la primera fase del proceso. ¿El típico recurso antropológico de contar corderitos? Los bailarines de swing lo tienen mal: solo cuentan hasta ocho. Descartado, pues. ¿Una cama más grande y más cómoda? Probémoslo. La nuestra mide ahora dos metros diez, e incluso el operario que nos trajo el nuevo colchón dijo, literalmente: «Caray, esto parece un transatlántico.» Sí, pero en aguas turbulentas. Como no tardamos en comprobar. Nada de nada, vaya.
—Escucha... —Otro golpecito nocturno en el hombro musculado de quien el caudillo de pie alado entre sus huestes ha tomado para que empuñe la espada en el combate entablado... (estaba soñando, claro).
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