Cubierta
Andrea Fiorenza
Giorgio Nardone
LA INTERVENCIÓN ESTRATÉGICA
EN LOS CONTEXTOS EDUCATIVOS
Comunicación y problem-solving para los problemas escolares
Traducción de
Jordi Bargalló Chaves
Revisión de
Adela Resurrección Castillo
Herder
www.herdereditorial.com
Portada
Título original: L'intervento strategico nei contesti educativi
Traducción: Jordi Bargalló Chaves
Diseño de cubierta: Claudio Bado y Mónica Bazán
Maquetación electrónica: Manuel Rodríguez
© 1995, Giuffrè Editore, Milán
© 2004, Herder Editorial, S.L., Barcelona
© 2012, de la presente edición, Herder Editorial, S. L., Barcelona
ISBN DIGITAL: 978-84-254-3106-7
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.
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Créditos
Índice
Introducción
Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji (1868-1912), recibió la visita de un profesor universitario que había ido a verlo para preguntarle sobre el Zen.
Nan-in sirvió el té. Llenó la taza de su huésped y continuó echando té. El profesor observó como el té se vertía, pero no consiguió contenerse. «Está llena. Ya no cabe más.»
«Como esta taza –dijo Nan-in– tú estás lleno de tus opiniones y conjeturas. ¿Cómo explicarte el Zen si antes no vacías tu taza?»
Como el maestro japonés, también nosotros seríamos felices si el lector que se dispone a leer este libro suspendiese, por un tiempo breve, sus opiniones sobre la naturaleza de los problemas humanos y sus soluciones, aunque nos damos cuenta de que pedimos mucho, conociendo la dificultad que existe en abandonar la epistemología propia o los propios presupuestos y conceptos.
Cada uno de nosotros construye representaciones del mundo, de sí mismo y de los demás, que forman un sistema de seguridad e identidad personales que se resisten al cambio.
El enfoque que presentamos en este libro podrá, seguramente, producir resistencia en las personas que continúan creyendo en las teorías tradicionales sobre la naturaleza del comportamiento humano y, en particular, sobre la formación y el cambio de los problemas.
De forma diferente a los modelos tradicionales, en los que el cambio es considerado un proceso largo, cansado y difícil de conseguir, nuestro modelo considera el cambio como una constante.
El cambio es un proceso continuo que, por desgracia, a veces se obstruye y necesita solamente algunos «empujones» para desbloquearse y continuar su evolución natural.
De estos (aparentemente) sencillos y elementales presupuestos –y no hay que creer que la verdad elemental y sencilla no posee el estatuto de científica, sino más bien, como afirmaba Goethe al sostener que es fácil complicar las cosas, lo difícil es simplificarlas– nuestro esfuerzo ha sido traducir una gran cantidad de estudios e investigaciones que han demostrado su eficacia y eficiencia en el ámbito clínico, para poderlos aplicar en el contexto educativo.
Al dirigir este estudio y aplicación, en lugar de interesarnos en el «por qué» algunos problemas de comportamiento y de relación se llegan a formar, nos hemos interesado en el «cómo» funcionan en su persistencia estas problemáticas.
En lugar de conducir a los maestros, educadores y operadores psicosociales a la conciencia del origen de los problemas de sus alumnos, hemos concentrado la atención en sus soluciones intentadas disfuncionales, es decir, sobre aquellas maniobras que las personas ponen en acción en el intento de combatir el problema y que, en lugar de resolverlo, lo complican.
Todo esto ha evolucionado en una serie de estrategias y técnicas en apariencia sencillas, como refinadas sugestiones y reestructuraciones, paradojas y encerronas de comportamiento, capaces de llevar a las personas a experimentar y percibir de modo nuevo y diferente la realidad del problema que intentaban resolver.
Con objeto de cambiar el juego sin fin y sin finalidad del que está ligado a un problema, hemos elaborado estrategias y técnicas de intervención capaces de producir resultados en breve tiempo.
Estas estrategias y técnicas de comunicación son una síntesis de inventiva personal, elasticidad y rigor metodológico (Nardone, 1993, p. 10).
Por otra parte, como afirmaba Gregory Bateson (1979), «el rigor por sí solo es la muerte por parálisis, pero la imaginación por sí sola es pura locura».
Los autores
Nota sobre la traducción
Las referencias al DSM-III-R de la edición italiana han sido actualizadas y adaptadas al DSM-IV-R, excepto en el trastorno de evitación, en que se mantienen las referencias al DSM-III-R, ya que en la edición actual del M anual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales no se contempla de forma específica este tipo de trastorno.
Capítulo I
Pragmática de la comunicación y problem solving: la perspectiva histórica
Creemos que es superfluo en los demás
aquello que nosotros no tenemos.
Hipócrates
La historia del estudio de los problemas humanos y su solución tiene una tradición realmente antigua que se remonta a las primeras formas de organización social. En el mundo occidental, dos son las direcciones fundamentales que se han desarrollado para el estudio de los problemas: la primera, que quizás ha tenido un mayor desarrollo en los últimos dos mil años, es la que, sobre la base de una concepción aristotélica y racionalista, ha basado el estudio de los problemas humanos en una idea de causalidad lineal que se fundamenta en la teoría de los opuestos y del tercero excluido.
Este modelo prevé que para resolver un problema es indispensable el descubrimiento de sus causas y de sus orígenes. Ilustraremos más adelante que esta formulación, aún cuando se ha mostrado eficaz y útil en muchos casos, ha resultado, en su aplicación a problemas complejos como las interacciones humanas, realmente ineficaz y a veces disfuncional.
La otra dirección, que podemos definir epicúrea, heraclítica y socrática, es un modelo de intervención que se basa en la idea de que para solucionar los problemas humanos no es indispensable un estudio de sus causas, sino que se necesita un estudio atento de cómo funcionan y, sobre la base de su funcionamiento, poner a punto técnicas específicas de intervención.
Como aclararemos, este último tipo de enfoque teórico-aplicativo se ha desarrollado a lo largo de los siglos, aunque se ha mantenido oculto durante mucho tiempo por efecto del macroscópico crecimiento de la primera formulación citada, que ha sido durante más de veinte siglos el fundamento del método científico occidental. No obstante, desde hace algunos decenios este enfoque ha encontrado vigor y dignidad científica aplicativa. Los límites de este trabajo y los límites de la competencia de los autores no permiten, ciertamente, un tratamiento profundo de este tema, como a veces el estudio requeriría. Por lo tanto, realizaremos un gran salto histórico del mundo antiguo a nuestros días, exponiendo sólo de manera esquemática (remitiendo a la lectura de otras obras más específicas) la que ha sido la historia de los últimos decenios y la evolución de un modelo innovador de formulaciones e intervención sobre los problemas humanos que se ha destacado netamente, por sus características, de las formulaciones teórico-aplicativas tradicionales.
1. de una visión estática a una visión dinámica de la realidad
Alrededor de los años cuarenta, un antropólogo, Gregory Bateson, conocido además de por sus estudios antropológicos por su competencia interdisciplinaria, recibió una gran financiación por parte del gobierno de los Estados Unidos para estudiar la comunicación en todas sus formas. Él, en su estilo de investigador ecléctico, reunió un equipo muy variado de estudiosos, compuesto de las más variadas competencias: antropólogos, psicólogos, lingüistas, filósofos, psiquiatras, etc. Este grupo comenzó a estudiar las diferentes modalidades de comunicación: de la comunicación hombre-hombre a la comunicación hombre-animal; de la comunicación entre animales a la comunicación en estados alterados de conciencia; de la comunicación en diferentes culturas a la comunicación entre los «enfermos de la mente». Bateson tuvo la que quizás puede ser una de las intuiciones más felices de nuestro siglo: pensar que los problemas humanos, en sus formas, pueden ser el producto de las interacciones que cada persona construye con la realidad en la que vive. En otras palabras, como afirmaba Salvini (1991, p. 12), «cada uno construye la realidad que luego padece». Esta intuición tomaba, obviamente, distancias de toda la tradición de teorías sobre el hombre que se basa en la idea de que las personas tienen una naturaleza específica, una evolución específica y una dirección predeterminada. El grupo de investigación guiado por Bateson, en línea con la modalidad habitual del antropólogo que estudia una cultura diferente intentando comprender su funcionamiento sin ningún prejuicio, se orientó hacia el estudio de los problemas humanos, en particular los trastornos mentales y de comportamiento, como realidades que tenían un sentido lógico. En otras palabras, los investigadores formularon la hipótesis de que los trastornos psicológicos eran una realidad que, estudiada en su contexto específico, expresaba secuencias de comportamiento que se caracterizaban por una lógica «racional». Obviamente, ésta fue una diferenciación aún más neta respecto a aquellos modelos psiquiátricos, psicodinámicos y médicos que creían que los trastornos mentales y los de comportamiento eran un efecto, o de alteraciones bioquímicas o de problemas intrapsíquicos o de otras formas de determinismo biológico o ambiental. Sobre la base de estas tesis, los investigadores comenzaron a estudiar, filmando y volviendo a observar las filmaciones, las interacciones usuales entre los portadores de problemas, sus familias y sus contextos de interacción, poniendo de manifiesto y observando redundancias de comunicación (paradojas, díadas, formas rígidas de comunicación).