José Quintanal Díaz - La animació lectora en el aula (Educar)

LA ANIMACIÓN LECTORA EN EL AULA

Técnicas, estrategias y recursos

Colección EDUCAR

Últimos títulos publicados:

25. Educar para la participación en la escuela. Víctor J. Ventosa.

26. El consumo de medios en los jóvenes de Secundaria. AA.VV.

27. La mediación escolar. José Antonio San Martín.

28. Evaluación externa del Centro y calidad educativa. J. L. Estefanía / J. López.

29. Educar en la no-violencia. J. González / Mª J. Criado.

30. Evaluación sin exámenes. Jesús Mª Nieto.

31. La animación lectora en el aula. José Quintanal.

32. Padres, hijos y amigos. Eugenio González.

33. Claves de la orientación profesional. Mª Ángeles Caballero.

34. Una antropología educativa fundada en el amor. Javier Barraca.

35. El placer de educar. Flora Bresciani.

36. Adolescentes en riesgo. Manuel Tarín / José Javier Navarro.

37. Cómo evitar o superar el estrés docente. Jesús Mª Nieto.

38. Vivir interculturalmente: aprender un nuevo estilo de vida. Rafael Sáez.

39. El lenguaje musical en las enseñanzas artísticas. Luis Francisco Ponce de León.

40. Adolescentes en conflicto. Juan Bautista de las Heras.

41. Aprendizajes y diversidad educativa. Eugenio González.

42. El grito de los adolescentes. Pedro Ortega.

43. 30 consejos prácticos para educar hoy. Santiago Galve.

44. Eduquemos mejor. José Mª Quintana.

45. Comunicar en la educación. Antonio Arto / María Piccinno / Elisabetta Serra.

46. Las personas introvertidas. José Mª Quintana.

47. Buenas ideas para educar a los hijos. Isabel Agüera.

48. Preadolescentes de hoy buscando su identidad. Manuel Pintor.

49. La práctica de la educación personal. Sebastián Cerro.

50. La escuela del futuro. Mª Amparo Calatayud.

51. Adolescentes. 50 casos problemáticos. Eliseo Nuevo / Diana Sánchez.

52. Padres-educadores. Gloria Martí.

53. Construir personalidades sólidas. Sebastián Cerro / José Manuel Mañú.

54. La escuela vista con humor. Quique.

55. Vosotros, padres, podéis conseguirlo. Bruno Ferrero.

56. Adolescentes de hoy buscando sus valores. Manuel Pintor / Isidro Pecharromán.

57. Aprendizaje Cooperativo. Paloma Gavilán / Ramón Alario.

58. Motivar enseñando. AA.VV.

59. Relación profesor-alumno. José Antonio San Martín.

60. Del sentimiento de inferioridad a la autoestima. José Mª Quintana.

61. Las personas emotivas-impulsivas. José Mª Quintana.

62. ¡Ayuda, soy profesor! Mª José Molina.

63. El estrés, ¿descargarlo o prevenirlo? José Mª Quintana.

64. Emergencia y urgencia educativa. Eugenio Alburquerque.

Colección EDUCAR

JOSÉ QUINTANAL DÍAZ

LA ANIMACIÓN LECTORA EN EL AULA

Técnicas, estrategias y recursos

EDITORIAL CCS

Segunda edición: noviembre 2011

Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com

© José Quintanal Díaz

© 2005. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin con tar con autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Diagramación editorial: Concepción Hernanz

Portada: Olga R. Gambarte

ISBN (pdf): 978-84-9842-917-6

«A Noemí, mi mayor ilusión, una magnífica lectora»

Índice

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Presentación

La lectura ha ido cobrando especial importancia en los últimos tiempos. La Sociedad de la Información y el auge protagonizado por las Tecnologías de la Comunicación parecen haber contribuido de manera sensible a este hecho, puesto que requieren un soporte de habilidades que les franquee el acceso al sujeto, protagonista de toda su actividad.

Hoy más que nunca se precisa de la lectura (no olvidemos que vivimos en una sociedad alfabetizada que exige su dominio para una adecuada contextualización funcional de nuestra vida cotidiana). Y ahora, aún más, la mirada de la sociedad se ha vuelto sobre la escuela, buscando el efecto regenerador que nos asegure un futuro esperanzador. Ya Moreno Sánchez (2000) evidenciaba el efecto potenciador que pudiera tener dicho estamento en la sociedad, reforzando de manera efectiva cuanto la familia haya sido capaz de incardinar en los primeros años de vida del niño, donde sus aprendizajes tienen un efecto muy positivo a largo plazo. Por eso este autor insiste en lo importante que resulta que los maestros enseñen a leer a los niños, pero planteando este aprendizaje de modo que la motivación juegue en él un papel central. Bernal (1994) hace ya una década nos denunciaba la carencia de formación y recursos que presentaba el profesorado para afrontar esta formación lectora de sus alumnos. Hoy parecemos seguir adoleciendo de un planteamiento adecuado de la cuestión, pues los currículos aún no parecen resultar debidamente integradores, excesivamente literarios y escasamente lectores, e incluso porque el profesorado no ofrece al alumnado un modelo de disfrute de la lectura como el que reclamaran Jensen, Papp y Richmond (1998).

Nos gustaría provocar un cambio sensible en esta inercia, y conseguir que el futuro de la escuela recupere su caracterización lectora, con una mayor implicación docente. Kendrick (1999) descubría con sorpresa que los profesores animaban a los estudiantes americanos a leer, pero no eran capaces de comprometerse a leerles; de igual modo, el INCE en un estudio publicado en el año 2001 evidenciaba esta carencia del profesorado en nuestro país, confesando no dedicar tiempo en sus programas escolares a la lectura personal. No nos gusta. Es necesario replantearse la cuestión, y hacer que la lectura no sólo forme parte de la vida cotidiana con ese papel funcionalista que se le atribuye, sino como elemento culturizador, favorecedor del crecimiento humano del sujeto.

Para conseguirlo, abogamos por esa integración de la lectura en la escuela. Es más, pensamos que el estamento docente ha de recuperar el protagonismo de dicha iniciativa, convirtiéndose en agente activo, auténtico dinamizador de la recreación literaria, y de la pasión por la lectura. No podemos negar de ningún modo que la lectura está presente, y tiene una vida activa, en el entorno escolar. Es más, podemos incluso llegar a afirmar que juega un papel fundamental en los procesos de enseñanza-aprendizaje, como recurso comunicativo importante, solamente superado por la interacción oral. Sin embargo, al mismo tiempo tendríamos que reconocer que su aplicación se reduce a un plano secundario, como elemento facilitador de la funcionalidad escolar, muchas veces alejado de su esencia comunicativa que la debiera identificar: hoy todavía se sigue practicando esa lectura coral, para todos, en grupo y de modo uniformado (cuando estamos hartos de justificar la necesaria personalización de la lectura), se obvia la reflexión (único valor intrínseco de la comunicación), se carece de tiempo para la interrelación (pese a que sabemos que compartir la vivencia personal refuerza el valor del ejercicio lector) y con excesiva frecuencia se relega su aplicación a los contextos alejados del aula, como son la familia, o el tiempo de ocio personal, renunciándose de este modo a cualquier posibilidad incentivadora que pudiera ejercer la intervención directa del docente. Así nunca podremos conseguir que los alumnos confieran importancia a la lectura, y mucho menos que ésta entre a formar parte de su idiosincrasia personal (adquiriendo el hábito de su aplicación), a menos que entren en juego otros agentes sociales, también educadores aunque no precisamente escolares, como la familia, por lo que se reduce muy sensiblemente el número de niños que lleguen a gozar de este privilegio. La escuela es capaz de conseguirlo; aplicando un adecuado programa de intervención, sólo ella puede lograr el efecto de integración de la lectura, en mayor cantidad de alumnos.