R Fabio Zago - Raffaella Ghionna con la colaboración de Emanuela Pagliato y Emanuela Stucchi la buena cocina vegetariana A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A. A Davide y a lo que estamos creando;… y a mi madre, ¡mi chef favorito desde siempre!Dedicado a Anna y a Francesca, compañeras en esta aventura:por sus consejos, su apoyo y su presencia constante.Un agradecimientoespecial a Cristinay Alessandra, por su valiosa ayuda, y a Valeria, vegetariana convencida.Los autores desean agradecer a Bitossi Homeel haber facilitado algunos de los platos fotografiados.Traducciónde M. F.
Vega.Asesoramiento dietético de Emanuela Pagliato y Emanuela Stucchi.Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.Fotografías de Marco Giberti y de archivo DVE (páginas 7, 18 y 20). © De Vecchi Ediciones, S. A. 2012 Diagonal 519-521, 2º - 08029 Barcelona Depósito Legal: B. 19.429-2012 ISBN: 978-84-315-5511-5 Editorial De Vecchi, S. A. V. V.
Nogal, 16 Col. Sta. María Ribera 06400 Delegación Cuauhtémoc México Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o trasmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almac e namiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de EDITORIAL DE VECCHI.
INTRODUCCIÓN
«El vegetarianismo guarda relación con la construcción delespíritu, no del cuerpo.El hombre es algomás que carne.Es de la espiritualidaddel hombre de lo que nos ocupamos.Por eso, la base moral del vegetarianismo debería ser elconocimientode que los hombres no han nacido carnívoros,sino para vivir de la fruta y de las plantas que crecen en la tierra». (M. K.
Gandhi) Antigua filosofía y moda culinaria en la actualidad, ética de la no violencia con los animales y voluntad de reducir el aporte de grasas, la cocina vegetariana es, sin duda, una forma sana y variada de alimentarse. Este libro presenta una selección de recetas equilibradas y completas, de fácil realización y éxito asegurado: podrá elegir si tomarlas como una sana alternativa dentro de sus hábitos alimentarios cotidianos, o si adoptar este tipo de cocina de una manera absoluta como forma de vida. Recuperará así antiguos sabores que la vida moderna traslada y tiende a sustituir con alimentos más solicitados. En realidad, notará enseguida cómo la fuerza de la naturaleza triunfa siempre, y redescubrirá, en la sencillez de los frutos de la tierra, la más profunda expresión de colores y aromas en sintonía con una esencia que lleva hasta los orígenes. Se ha demostrado científicamente que la cocina vegetariana puede ser única y, si se lleva a cabo como se debe, puede suplir las exigencias de sustento sin renunciar a satisfacer los paladares más exigentes. Se puede adaptar a cualquier edad y a cualquier momento de la vida, seleccionando bien las dosis y los ingredientes para hacer frente a las distintas necesidades: de esta manera, se puede encontrar la energía necesaria y el correcto aporte nutricional sin grandes dificultades.
Por este motivo, en este libro, además de las recetas, se presta una especial atención a los ingredientes para la preparación de los platos, para finalmente demostrar cuáles pueden ser los múltiples aspectos positivos de comer sano. La cocina vegetariana le sorprenderá con una increíble unión de bondad y salud, una variedad absoluta de alimentos que, combinados con otros tantos ingredientes sanos y naturales, darán vida a platos inconfundibles. En muy poco tiempo podrá dar espléndidos banquetes que satisfarán plenamente incluso a los invitados más exigentes.
¿QUÉ ES EL VEGETARIANISMO?
ENTRE LA HISTORIA Y LA FILOSOFÍA
Entre los fundamentos de todas las principales religiones y corrientes filosóficas, se aprecia un sentimiento de compasión en los enfrentamientos con las distintas criaturas que pueblan el universo, y por tanto está implícita la orden de no matar a los animales, ni siquiera para alimentarse. Catalogar de una forma equivalente a los animales y a las personas no es sólo una muestra de respeto hacia la naturaleza, sino también una cuestión de pureza interior. Preservar al alma del pecado del asesinato acerca a Dios, ayuda a alcanzar una perfecta sintonía con la doctrina religiosa que se practica y conduce hacia un elevadísimo nivel de despertar espiritual.
Diversas filosofías sostienen que alimentarse de carne supone asimilar energía negativa, derivada de una muerte bárbara y cruel: una práctica de meditación debe estar en perfecta sintonía con uno mismo, para llegar a alcanzar lo divino en plena armonía. Un ejemplo de vegetarianismo por elección filosófica y religiosa lo constituyen los Hare Krishna, que, al creer en la reencarnación, consideran la muerte de un animal como un auténtico homicidio. Por otra parte, atribuyen la causa de la violencia humana a la alimentación agresiva (derivada de la muerte de seres vivos inocentes). También en el Evangelio de los cristianos hay continuas referencias a semillas, hierbas, frutas, leche y miel. Pero sobre todo se considera como un acercamiento a Satanás todo lo que no es vegetal y se utiliza para la nutrición, elogiando el derecho a la vida para todas las criaturas de Dios.
UNA FORMA DE VIDA
Hay tendencias alimentarias tan características que más que hábitos pueden ser definidas como una auténtica filosofía de vida.
UNA FORMA DE VIDA
Hay tendencias alimentarias tan características que más que hábitos pueden ser definidas como una auténtica filosofía de vida.
Los motivos que llevan a alimentarse de una forma tan rigurosa como la de los veganos y la de los frugívoros pueden ser variados, pero tienen en común una única convicción: los recursos naturales son un bien que hay que cuidar. Los veganos consideran una dolorosa explotación utilizar los derivados del mundo animal, aunque no se les mate, y por ello excluyen de su alimentación los alimentos que tienen este origen: huevos, leche, miel, etc. Los frugívoros contemplan el respeto a la planta: por ello, ingieren fru ta y derivados de la planta ya muerta. También se nutren de farináceas, porque las semillas son una parte que la planta dispersa sin ser recolectada. Parece una elección estrambótica, pero, si se lleva a cabo con cuidado, puede ser una alimentación completa y sana. En Australia hay un grupo de frugívoros que vive perfectamente de esta manera desde hace ya décadas.
Son diversas las corrientes que consideran absolutamente positiva esta elección alimentaria dictada por motivos éticos y de salud, que deben ser considerados con la máxima atención. Es necesario que haya un óptimo conocimiento de las características nutricionales de los alimentos que se pueden utilizar, para poder obtener el máximo beneficio. En la base de todos estos auténticos cultos alimentarios hay seguramente una fortísima sensibilidad hacia el empobrecimiento del globo terrestre: salvaguardar el medio ambiente es un deber de cada uno, y estas «religiones alimentarias», con sus características particulares, tienden a preservar la explotación de los recursos y a anteponer el ambiente a uno mismo, no sólo en lo que respecta a la alimentación, sino también a la elección de la ropa y de los adornos.
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