La vida es como un viaje, aunque mucho más largo, y como todo viaje tiene situaciones afortunadas y desafortunadas, momentos gratos y otros que no lo son tanto, circunstancias favorables y también dificultades. No obstante, se puede aprender a vivir con mayor equilibrio, sabiduría y claridad, sin dejar de aprender de cada momento de la vida, afrontando con ecuanimidad los obstáculos que se presentan y afirmando lo mejor de cada uno de nosotros.
En esta valiosa obra, de carácter eminentemente práctico, Pedro Riba y Ramiro Calle reúnen instrucciones muy eficaces —tanto de Oriente como de Occidente— en las que nos muestran tanto los obstáculos como los valiosos aliados internos con los que contamos para superarlos.
El arte de aprender a vivir es una herramienta que estimula a convertir la vida en un escenario de incesante aprendizaje interior y de desarrollo de la conciencia.
Pedro Riba y Ramiro A. Calle
El arte de aprender a vivir
El camino hacia la transformación
ePub r1.0
Titivillus 19.08.17
Título original: El arte de aprender a vivir
Pedro Riba y Ramiro A. Calle, 2012
Primera edición: noviembre de 2012
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
RAMIRO ANTONIO CALLE CAPILLA (Madrid, 1943) es pionero en la enseñanza del yoga en España. En 1971 fundó Shadak, el mayor centro de yoga y orientalismo, por el que han pasado más de medio millón de personas. Durante varios años fue profesor de yoga en la Universidad Autónoma de Madrid y en las Aulas de la Tercera Edad. Ha impartido innumerables conferencias, talleres y seminarios, en los que ha difundido las técnicas de dicha disciplina, y ha participado en numerosos reportajes en radio, televisión y prensa escrita.
Ha viajado a la India un centenar de veces para entrevistar a los mentores espirituales y sabios más relevantes. Asimismo es especialista en meditación, psicoanálisis y psicología oriental y fue la primera persona en España en someterse a pruebas médicas para demostrar la eficacia de las técnicas del yoga.
Es autor de un gran número de fascículos, CD, vídeos y de más de doscientos libros de orientalismo, superación personal —algunos de ellos auténticos supervenías— y de relatos espirituales, entre los que destacan El faquir, Los ojos del corazón y El manuscrito secreto del faquir. Cultiva también el ensayo, la literatura de viaje y el cuento o relato corto.
Por su obra Grandes maestros espirituales se le concedió el Premio Espiritualidad.
Para más información: www.ramirocalle.com
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LAS FUENTES DE ENERGÍA
Somos un universo en miniatura o microcosmos. Se cumple lo que dijera Hermes Trismegisto: «Lo que es arriba es abajo y lo que es abajo es arriba». En todos nosotros palpitan los elementos y las leyes del cosmos. Somos asimismo como una batería de energía. A la energía vital se le ha venido denominando desde antaño de modos muy distintos según los países y las tradiciones iniciáticas: prana, chi, ki, neuma. Es la fuerza vital que nos anima; es el aliento de vida; es ese poder que hace posible todos los procesos psicosomáticos. Todos vivimos gracias a esa energía, que podemos acumular o disipar, y que tenemos que aprender a dosificar y administrar con sabiduría, pues en última instancia ella es la vida y el ánima y el ánimo. Es el aliento primero y opera a cada instante de acuerdo con la respiración. Al nacer lo primero que hacemos es inhalar y al morir, lo último que haremos será exhalar. Aprender a respirar es por eso esencial. No sabemos hacerlo y hay que aprender.
Las cinco fuentes primordiales o fundamentales de energía o vitalidad son:
- La respiración.
- La alimentación.
- El sueño.
- El descanso.
- Las impresiones mentales.
Para potenciar la vitalidad es necesario respirar correctamente, alimentación pura, descanso adecuado (incluyendo la práctica de la relajación), sueño profundo y reparador, e impresiones mentales y pensamientos positivos.
La respiración
Respiramos de quince a veinte veces por minuto, pero a menudo lo hacemos de una manera superficial o irregular, muchas veces por la boca y de modo poco armónico. Una mala respiración es como una espina clavada en el sistema nervioso que lo irrita. Una respiración pausada tiende a tranquilizar a la persona, pacificar las emociones y sedar el sistema nervioso.
Para revitalizarnos es oportuno ejercitar todos los días unos minutos de ejercicios respiratorios, que no sólo aumentarán nuestra energía, sino que nos ayudarán a mejorar el alimento a las células, la calidad de la sangre, los tejidos pulmonares, la acción cardiovascular, la atención mental y la capacidad para recogernos y aquietarnos. En otros de mis libros en los que he abordado el sistema de yoga en profundidad me he extendido sobre las técnicas de control respiratorio. Ahora únicamente haré referencia a cuatro técnicas básicas y al alcance de todas las personas y en las que todos podemos encontrar un gran provecho, tanto para la mente como para el cuerpo. Se denominan respiraciones abdominales o diafragmáticas, medias o intercostales, superiores o claviculares y completas. Son una verdadera bendición: aumentan el volumen respiratorio, desbloquean y equilibran el sistema nervioso. Téngase en cuenta que existe una estrechísima relación entre la mente y la respiración, hasta tal grado que los antiguos yoguis ya declaraban que la mente es el jinete y la respiración es el caballo. Una respiración más lenta y más profunda ya basta por sí misma para centrarnos y tranquilizarnos y nos ayuda a combatir el nerviosismo, la ansiedad, la preocupación y la fatiga. Todos contamos con esta preciosa herramienta que es la respiración para poder distendernos y refrenar la angustia y el estrés.
a) Respiraciones abdominales: Tumbado, de pie o sentado, conduzca lentamente por la nariz el aire hacia el vientre y el estómago y luego expúlsela en el mismo tiempo aproximadamente también por la nariz. Si ejecuta bien esta respiración, al tomar el aire se dilatan el vientre y el estómago, que regresarán a su posición inicial al exhalar.
b) Respiraciones intercostales: Tumbado, de pie o sentado, conduzca lentamente por la nariz el aire hacia la zona media del pecho y los costados. Después expúlselo en el mismo tiempo aproximadamente por la nariz. Si hace bien esta respiración, al inhalar ensancha toda la zona media del pecho, que vuelve a su posición al exhalar.
c) Respiraciones claviculares: Inhale lentamente por la nariz y dirija el aire hacia la zona más alta del pecho, hacia las clavículas. Después lo exhala en el mismo tiempo aproximadamente y también por la nariz. Si ejecuta bien este ejercicio, al inspirar dilata todo el tórax, que vuelve a su posición inicial al exhalar.
d) Respiraciones completas o integrales: Dirija en primer lugar y por la nariz el aire hacia el vientre y el estómago; continúe inhalando sin interrupción y llévelo hacia la zona media del pecho; prosiga inhalando sin interrupción y condúzcalo hacia la zona más alta del pecho. La inhalación y la exhalación son por la nariz, en el mismo tiempo aproximadamente. Si realiza bien esta técnica, al inhalar se dilatan primero el vientre y el estómago, después la zona media del pecho y por último todo el tórax.