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Elsa Fernández Blanco - Un infierno donde hace frío

Aquí puedes leer online Elsa Fernández Blanco - Un infierno donde hace frío texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: Caligrama, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Un infierno donde hace frío: resumen, descripción y anotación

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Elein, con solo quince años ya se siente vieja. Escribe todo lo que hace durante el día en, aproximadamente, un año y medio, detallando cómo se autodestruye a medida que pasan los días. Su vida se basa en contradicciones continuas, en inseguridades y en la duda de no saber si es ella quien está contra todo el mundo o es el mundo el que está en contra suya. Lleva desde los trece años mintiéndose a sí misma de manera inconsciente. Intenta descubrir de quién es la culpa, si de las voces de su cabeza o de los que la rodean; cuando no existe culpable alguno, solo una enfermedad: la anorexia.

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Esta es una obra de ficción Cualquier parecido con la realidad es mera - photo 1

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta obra son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados de manera ficticia.

Un infierno donde hace frío

Primera edición: julio 2018

ISBN: 9788417234669
ISBN eBook: 9788417447816

© del texto:

Elsa Fernández Blanco

© imagen de portada:

Leire Baztarrica

© de esta edición:

, 2018

www.caligramaeditorial.com

info@caligramaeditorial.com

Impreso en España – Printed in Spain

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright . Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

«Dicen que estamos enfermas, que tenemos una percepción distorsionada de la realidad, que somos unas chicas con problemas. Pero ¿sabéis qué? Yo no veo nada de eso. Miro a mi alrededor y solo hay niñas asustadas del mundo y de sus propios sentimientos. En terapia nos dicen que debemos engordar para estar guapas, que nadie podrá querernos si no nos queremos a nosotras antes, pero se equivocan. Deberían decirnos que estamos guapas todos los días, pase lo que pase, pesemos lo que pesemos, que ya estábamos guapas antes de empezar a adelgazar».

Andrea Tomé

Agradecimientos

Gracias.

A mis padres, por todo el tiempo, dolor, esperanza, fuerza y ánimo invertido.

A mi abuela, por sus cuidados intensivos.

A mi tía, por tener esos hijos que han sido uno de los mayores motivos por los que saqué fuerzas.

A mi hermana Laia y a mi querido Oto.

A mis compañeras de guerra, porque son el motivo de que hoy esté aquí,

y a mi ex por llegar siempre a tiempo.

También agradecer a todos mis compañeros del colegio Koldo Mitxelena por el respeto que han tenido en este tema dado mi caso y por la ayuda de Antton, Maite y Urko; y, por supuesto, al profesorado por ponerme las cosas lo menos complicadas posibles y darme el mejor camino indicado para conseguir mis objetivos, en concreto a Amparo, Edurne y Alicia.

Gracias a todas las personas que me abrieron las puertas de sus casas y de sus corazones.

A la que fue mi nutricionista Uguzne por creer en mí, a las enfermeras Eva Pescador y Jaione, de Psiquiatría Infantil y, por supuesto, a Edgar por estar siempre disponible.

Por último, dar la bienvenida a los que hoy forman parte de mi vida sin juzgarme por el pasado.

Y una vez más, a mi madre, por acompañarme en todo mi proceso sin faltar ni un solo día.

Gracias de corazón.

Prólogo

Y la sigui ente vez que te as alte el hambre, pi ensa : la diferencia entre querer y necesitar es el autocon trol . La mayor p arte de las mujeres viven pasando hambre. ¿Por qué iba a ser yo difer ente ? Es muy senc illo : cuando has decidido no volver a comer, no es nece sario tomar ninguna dec isión más.

Para que te tengan en cu enta , debes ser alta y delgada; y si no eres alta , lo menos que p uedes hacer es mantener tu peso por debajo de los cincu enta kilos. No p uedes pretender comér telo todo y seguir delgada. Quiero ser la más guapa y la más delgada: no siempre puedo ser la más guapa, pero sí la más delgada.

Soy todo lo que quiero ser, pero estoy enterrada bajo una capa de grasa.

El hambre d uele , pero ayunar funciona.

(Consignas extraídas de una web proanorexia,
mayo de 2001).

He querido empezar esta presentación con esta cita porque creo que resume muy bien un estado de ánimo, una conciencia y una actitud existencial —así empieza el libro de Espido Freire titulado Cuando comer es un infierno —.

En Un infi erno donde hace frío , Elsa nos abre una ventana a su alma y a su cuerpo. A su alma para que veamos el dolor. A su cuerpo para que veamos sus cicatrices.

Conocí a Elsa en el año 2010; era una niña silenciosa, reflexiva, con unos enormes y preciosos ojos que lo miraban todo. Fui su profesora en el 2011; seguía siendo silenciosa, sentada al final de la clase, pero ahora con una expresión de tristeza que yo relacionaba con sus quince años y una adolescencia romántica. Elsa leía, leía mucho y yo era su profesora de Literatura. A mí me parecía que esa mirada triste era la expresión de un mundo interior lleno.

Pero un día ese mundo interior irrumpió en cascada al exterior, nos inundó a todas y a ella la ahogó. Se llamaba anorexia y prometía un largo acompañamiento.

He acompañado a Elsa, la verdadera protagonista de esta historia, en ese infierno durante demasiado tiempo, y reconozco que en algunos momentos no entendía por qué se castigaba así. La he visto, durante demasiado tiempo, vivir una existencia fantasmal y, por último, la lloré cuando tocó el infierno real con la punta de los dedos.

Y después de todo esto, he compartido su resurrección y su nueva vida y su energía renovada con felicidad y con orgullo. Ahora es una gran mujer, tan generosa que nos regala su historia, sin justificaciones y sin reproches.

Este diario cuenta en tiempo real, día a día —para ti lector, minuto a minuto— esta travesía. Es una travesía dura, salvaje, pero con final feliz.

Elein, la protagonista de la historia, va a convertirse en una verdadera heroína, aunque todavía no lo sabe:

Si ente que el mundo está en contra de ella y, sin embargo, es ella quien está contra su mundo. Intenta desc ubrir de quién es la culpa, si de las voces de su cabeza o de los que la rodean, cuando no ex iste culp able al guno , solo una enfermedad: la anorexia.

Ampa ro Montero

8 de febrero del 2011

Hoy, un día cualquiera, de un mes cualquiera, de cualquier año, empiezo con mi diario. No es el primero que escribo. Empecé muchos otros tiempo atrás, pero no llegué a acabarlos, me pasa con frecuencia. No es que hoy precisamente sea un día especial en el que haya decidido escribir. Mi psicóloga me dijo que me vendría bien escribir mis sentimientos, mis cambios de humor, mis rebeldías y angustias. Estudiar un poco mi cuerpo. Llevo un año con un problemilla de alimentación. Ya no soy la que era antes. Me paso el día llorando y he hecho cosas espantosas, horribles.

Tengo un blog donde escribo prácticamente todo lo que me pasa y lo que no me llega a pasar, pero que da vueltas por mi cabeza. Aun así, tengo que reconocer que las cosas más íntimas me las sigo guardando aquí dentro, en mi pequeño corazón, ese que no me cabe en el pecho, y que poco a poco se va haciendo del tamaño de un limón.

Desde el sábado, las cosas han ido de mal en peor. Tuve una enorme discusión con mi madre, que derivó en hacerme un corte en la muñeca. Espantoso, por cierto. No era el primero que me hacía, pero dolía igual. Me lo estoy curando a escondidas. Mi madre anda bastante deprimida, como para que encima se entere y se sienta culpable. No cabe la menor duda de que perdí los papeles, pero después tuve el valor de recapacitar y envié un mensaje a Javier. Él me ayuda mucho. Fue al único a quien tuve el valor de contarle lo que me estaba pasando, con pelos y señales.

Lo si ento por la llamada telefónica de hoy, supongo que no me podía aguantar las ganas de dec irte lo mucho que te echo de menos. Gracias por tus palabras de apoyo, que siempre tienes reser vadas para mí en momentos de debilidad. Créeme que son imprescindibles. A unque debo admitir que me si ento mal conmigo misma por llam arte en esas circunstancias. Volví a perder la cabeza, el con trol y los nervios. Pero, b ueno , después de los gritos en estas cuatro pa redes viene el silencio. La verdad es que dudo cuál era el menos dolo roso , p orque me incomodan los dos por i gual . Este cu arto , tan frío y tan soli tario , hace que me si enta encerrada en mi propio ego, y d uele mucho qued arse aquí después de todo. Por el cont rario , salir a la c alle y sent irte observada por toda la g ente que me rodea y me se ñala por el hecho de estar llorando solo me inqu ieta un poco más, pero por lo menos me si ento más protegida, no sé, andar sin rumbo me acaba calmando después de toda la tensión acumulada. Si ca mino sola , por lo menos me da la tranquilidad de no estar haciendo mal a nadie. Soy una masoqu ista , y me rep ugno por ello . No soy capaz de controlar mi cuerpo en ningún asp ecto , y acabo perdiendo los estribos. Si re almente te contara, me llamarías exagerada como muchos otros. Por lo menos de todo esto saco la conclusión de que soy disciplinada, al menos nadie tiene que castigarme para darme cu enta de que algo he hecho mal, p orque antes de eso, ya me castigo yo por mi cu enta , a unque no sea de la manera adecuada o inc luso sea demasiado escalofri ante . Ya lo si ento que tengas que estar leyendo esto , supongo que no te agrada para nada. Muchas veces me li mito a cont arte cosas por el hecho de no hac erte daño a ti y a los que me rodean, me si ento difer ente , y no sé si eso es b ueno . Mis amigas no lloran un día sí y el otro también, ni se deprimen. Tampoco creo que su ent orno familiar conviva a base de gritos que retumban h asta las pa redes , ni que se agobien t anto por los estudios, y mucho menos que se hagan daño a sí mismas medi ante atracones ya sea de comida o medicamentos, vomitonas, hacién dose averías en las muñecas, o simp lemente no comiendo. No creo que les dé miedo cualquier situación ir ritante , ni creo que no sean capaces de controlar su propio tempe ramento . Quizás por eso no les cu ento nada, quizás p orque casi todas las personas a quienes acudí me dejaron de lado, quitando tú y Claudio. Empezando por Naomi, que a los tres días de contár selo me dejó así, sin más, sin explicación alguna, o U riel que siempre estuvo ahí y se lo agradezco de corazón, pero que ya no soy capaz de cont arle nada por miedo al rechazo, al no haber t anta confianza. Luego, están Lorena y Alicia que, en fin, siguen a mi lado, pero como si no pasara nada, y en verdad lo agradezco, así por lo menos me hacen pensar que no pasa nada grave como para alter arse . Por último, quedáis tú y Claudio. A ti cada vez te noto más d istante y Claudio, b ueno , él siempre está ahí, pero lo pasa tan mal que a veces eso tampoco me hace sentirme mejor, ha tenido que ver ciertas cosas tan espantosas, como verme vomitar, que h asta a él, a veces se le quitan las ganas de vivir. Y, b ueno , qué decir de mi madre, ella se está volviendo más loca que yo, su relación sentime ntal está por los suelos, por no hablar de su sueldo que no le llega como para andar gastando, y encima teniendo que llevar a un mu erto encima, es decir, a mí. No está en su mejor momento , y desde que solo nos alimentamos de puré y lechuga, su son risa y sus ganas de vivir se las ha llevado el vi ento . Quién diría que esto iba a afectar a mi vida en gen eral . V isto así, desde ese p unto de v ista , es tot almente un infi erno . También tendré que nombrar los días de felicidad que también los tengo, que ser feliz lo soy, solo que tengo momentos de debilidad, quizás más intensos que los de cualquiera, pero que, al fin y al cabo, son momentos de debilidad, que al día sigui ente se te pasan, y si no es así, eso quiero pensar. A veces, cuando las situaciones se me van de las manos pi enso que te ndría que estar encerrada, atada, como ese perro que solo sabe morder. Quién sabe, i gual algún día acabo en la pl anta baja de algún hosp ital , ya creo que h asta me hago a la idea. No me puedo creer cómo puedo llegar a hacer semejantes cosas, yo misma, con mis propias manos, poder llegar casi a quitarme la vida, ser yo mi propia enemiga jugando en un juego de una. Y lo peor de todo es que, por muchas cosas que haga para evit arlo , soy demasiado d ébil como para dej arlo . Estoy cansada de que todo el mundo me reproche que es p orque no lo intento o no lo intenté en su momento , p orque no es verdad. Si ento molest arte o quit arte tu tiempo. Te quiero más de lo que tú te piensas, eso no lo dudes nunca.

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