Cintia Samirgal - Nesquik para ser feliz: Basado en hechos reales

Nesquik para ser feliz

Cintia Samirgal

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1ª edición: marzo 2019

©Cintia Samirgal

Todos los derechos reservados.

INDEX

Antes de leer mi historia, debo reconocer que puede que les parezca raro el nombre que he elegido. Pero cuando nos vayamos acercando a la mitad de este relato, podrán comprender perfectamente el motivo. Aunque de momento prefiero dejarlo a modo de incógnita ya que sino, no tendría ninguna gracia. Lo que sí puedo asegurarles es que este simple cacao ha hecho mucho por mí. Y no es que quiera hacerle ningún tipo de propaganda. Es más bien una cuestión de gustos, y este ha sido el mío, desde que lo probé cuando era pequeña. Otros pueden haber sentido lo mismo con la Coca Cola o con el café, o con los chicles. Pues a mí me ha “salvado” esto: mi taza, siempre de plástico porque tiene los bordes más finos que la normal de cerámica (manías que tiene uno…) con mitad de Nesquik y mitad de leche desnatada. Si, bien espeso, de manera que pueda comerse a cucharadas. Y la leche, sin gusto a leche, no la elijo desnatada porque me interese hacer dieta, simplemente no me gusta la leche sola, blanca, y esta es ideal porque es prácticamente agua.

Aún recuerdo, como si fuera ayer, cómo mi madre me regañaba por la cantidad de chocolate que ponía en mi mezcla especial. Y hoy, a mi edad, aun me parece oírla mientras me lo tomo. Bien frío, eso sí. Y de golpe. No me gusta que nadie me moleste o siquiera me hable mientras disfruto de mi espesa y pesada bebida. Costumbre? Manía? Obsesión? No lo sé. Pero ese minuto que tardo en tomarlo, es mío. Por eso lo tomo cuando estoy sola. Es mi momento, mi vía de escape, mi terapia. Así que para mí es importante. Y me da igual si los demás lo entienden o no. Es algo mío, y es algo único, por la sensación que me provoca. Y no lo digo solo porque me llene el estómago, es que me llena el corazón, me llena el alma, me hace feliz, aunque tan sólo sea durante unos minutos. Así de importante ha sido para mí. Y si me acompañan por este camino de líneas que intentan ser un libro (porque no soy escritora, eso que quede claro) descubrirán el porqué, y estoy segura de que ya no les parecerá raro en absoluto. Todo tiene su lógica y esta no es una excepción. Dicen que el chocolate provoca felicidad, y parece ser que está probado científicamente, supongo que es verdad.

He decidido comenzar este nuevo proyecto porque me gusta mucho escribir. Llevo varios años intentando decidir si publicar o no mi libro, pero al fin lo he hecho! Y además me hace muy bien poder compartir mis historias con otras personas, aunque lo haga de forma anónima… Ya comprenderán el motivo del “anonimato”, porque no quiero comprometer a nadie, ni me interesa que se sepa de quiénes estoy hablando.

También porque gracias a que nadie sepa quien escribe, puedo ser sincera (sí, soy mujer, eso pueden saberlo) y escribir lo que siento sin tapujos ni tener que medir mis palabras. Tengo muchos relatos de mi vida, ya que solía escribir cuando me sentía mal.

Le escribía a mi familia, a mi mamá, a mi marido (ahora ex marido), a mi hija mediana (¡Que me ha dado muchos dolores de cabeza pero que la adoro!), a mi hija pequeña ahora ya adolescente (que es ÚNICA y aún no sabe CUÁNTO significa para mi) y por supuesto a mi hija mayor (que ha nacido con discapacidad y me ha cambiado la vida por completo).

Como tengo tantos relatos “sueltos”, intentaré organizarlos en un orden cronológico más o menos coherente ;) para que no se pierdan en la historia, que desde ya les aclaro: es bastante larga pero muy interesante.

Sé que cada familia es un mundo y que todas pasan por diferentes experiencias de las que podemos aprender mucho. Por eso espero, de corazón, que mis relatos puedan ayudar a alguien. Estoy convencida de que todos los días aprendemos algo nuevo, y, por lo menos en mi caso, y hasta donde llega mi memoria, no ha habido ni un solo día en el que no me haya pasado algo nuevo, algo que me deje una lección de vida. Este aprendizaje no es fácil, y aún no ha acabado… ni acabará, hasta que me muera, claro. Pero para eso aún falta mucho, supongo.

Antes de leer este libro, quiero aclararte dos cosas.

Primero: Esta historia de mi vida no es lo que se llamaría “normal”, es muy larga, complicada, pero sobre todo, bastante triste. Así que si eres muy sensible o lo que buscas es leer una historia “con final feliz”, aquí no la encontrarás. Que quede claro esto desde el principio. Es para mí muy importante que lo sepas, ya que me tomo este libro como una forma de “auto-terapia” y para ello necesito sacar mis sentimientos más profundos, y pasarlos al teclado TAL CUAL salen de mi cabeza o mi corazón.

Hay mucha falsedad y mentira en esta vida, para que más? No hace falta!! Me he callado muchas cosas durante muchos años, me he mordido la lengua por no “molestar” a quien tenía delante, he bajado la cabeza por no mirar a los ojos a quien no paraba de gritarme, por miedo a que me hiciera algo, llevo años diciendo a todo que “si”, aunque eso suponga dejar de lado mis planes o mis gustos. Me he convertido en una mujer mentirosa y sumisa, sin darme cuenta.

Y segundo: la persona que hoy les escribe, ya no es ni la mitad de la persona que era antes. La “vida”, por ponerle un nombre sin nombrar a nadie, me ha hecho cambiar casi al 100%. He perdido mi carácter, todas mis energías, mis, ahora añoradas, ganas de vivir intensamente cada día, mi ilusión, la confianza en la gente que me rodea y que “supuestamente” me quiere, mi personalidad única (porque cada uno es ÚNICO en este mundo). Lo he perdido todo. Me he perdido a mí misma.

Al principio pensaba que algún día las cosas cambiarían y yo volvería a ser “yo”. Pero no. Ahora sé que no es así. Nunca más volveré a ser como antes. Y lo sé porque ya han pasado 13 años desde que él comenzó a quitármelo todo. Desde que mi vida dejó de ser mía y se convirtió en una sombra, un lejano recuerdo, de lo que era. En realidad trece años no son muchos, pero cuando lo vives según cómo, pueden llegar a parecerte eternos. Trece años se dicen rápido, 13 años es la edad de mi hija menor, 13 años que han definido lo que soy hoy, 13 años que me han dejado marca para el resto de mi vida, una marca imposible de borrar.

Una vez aclarado esto, hay una cosa que puedo asegurarte: ¡No te aburrirás! Hay tantas cosas por contar que no sé ni por dónde comenzar. Quizás por el principio sería lo más lógico, ¿Verdad? Las raíces de mi familia…

Sólo puedo decir que me llamo Cintia, igual que mi madre, y nací en el año 1974. No es mi verdadero nombre dado que esta historia es anónima, pero si es verdad que me llamo igual que mi madre :)

La lista de personajes puede servir para no perderse, y saber quién es cada uno en la historia.

# Mi hija pequeña: Alessandra Alex “Cucu”

# Mi hija mediana: Samanta Sami

# Mi hija mayor: Daniela Dani

# Yo: Cintia