Confíe y viva sin Pánico
Silvia Araya
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ISBN: 978-1-4525-4421-2 (sc)
ISBN: 978-1-4525-4420-5 (e)
Library of Congress Control Number: 2011963413
Printed in the United States of America
Balboa Press rev. date: 1/6/2012
Contents
Primero a Dios por su amor incondicional. Por hacerme su instrumento al darme el empujón y las palabras para escribir este libro
A mis papás, mi hermana y mi sobrino por su apoyo y amor
Y a mi tía Norma, por su sabiduría, ternura y entrega a los demás.
También por su ayuda para hacer este libro aún mejor
También quiero agradecer a:
Doreen Virtue
Wayne W. Dyer
Collete Baron-Reid
Iyanla Vanzant
Deepak Chopra
Y
Louise Hay
Gracias por inspirarme todos los días con sus enseñanzas y obras
L os ataques de pánico son más comunes de lo que se cree. Millones de personas los padecen todos los días y ni siquiera lo saben
Las cifras son elevadas, pero sospecho que podrían ser mayores. Mucha gente ignora el nombre de lo que padece, ya que lo confunde con otras enfermedades o siente vergüenza de buscar ayuda y averiguar lo que realmente sobrellevan. Otros sí saben pero sienten pena de decirlo y quedan, al igual que los otros, fuera de las estadísticas mundiales.
Muchas de estas personas sufren en silencio, pues temen lo que vayan a pensar de ellos cuando le cuenten a otra persona, especialmente sus familiares y amigos; de esta manera no reciben tratamiento ni apoyo psicológico o espiritual.
Varias investigaciones confirman mi hipótesis de que el fenómeno va en aumento gracias a la acelerada vida que llevamos, trabajos que tienen como requisito “poder trabajar bajo presión”, despidos masivos, extinción de algunos sectores de la economía. Recibimos constantemente bombardeo de los medios sobre lo “mal que está el mundo”, decaimiento de la economía mundial, desgaste del medio ambiente, escasez en agua y alimentos, muertes a toda hora en los noticieros, desastres naturales y muchos más.
Tantas personas pasan por estas dolorosas situaciones en la actualidad, los niveles de ansiedad y estrés son más elevados que nunca. La gente corre todo el tiempo y no saben realmente a dónde quieren ir; buscan y buscan pero no en lugares correctos.
Es momento de volver a ver hacia a dentro y recordar quienes somos realmente: luz y amor.
Con este pequeño libro quiero llevarlos a través del viaje que tuve que realizar por lugares muy oscuros, para poder comprender a todos los que están atravesando por esas sombrías cuevas también.
Al final del túnel vi la luz más clara que nunca y todo lo que necesitaba llegó a mí sin esfuerzo.
Espero que mi experiencia le ayude también a encontrar su verdad y a ver los ataques de pánico como un gran maestro con un disfraz extraño.
Namaste!
Silvia,
Costa Rica 2011
“Si supieras Quien camina a tu lado en este camino que Tú has escogido, sentir miedo es imposible”
Un Curso de Milagros
C omienza sin avisar y entra sin permiso, sin llamar. El sentimiento va llegando solo como un chorrito y rápidamente inunda como una ola…esa noche de enero fue más oscura que las otras noches, y yo sin saber lo que se venía me acosté a la misma hora de siempre, con el despertador listo pues tenía que ir a trabajar al día siguiente.
Cerré los ojos en la oscuridad del cuarto, interrumpida únicamente por la luz de televisor en silencio, una sensación de ahogo empezó a presionar mi pecho, a continuación los latidos de mi corazón fueron aumentando en fuerza y en rapidez y pensamientos de muerte llenaron mi cabeza con una potencia imparable.
No podía creer que ese día muriera sola en mi cama, porque estaba segura que ni siquiera tendría la fuerza de levantarme y conducir el auto hasta el hospital.
Aunque yo ya sabía de qué se trataba, siempre que venía uno de estos episodios me era imposible recordar que era solo una pesadilla pasajera
Cerré los ojos con más fuerza y empecé a repetirme una y otra vez que lo que sentía era psicológico, que ya iba a pasar como las otras veces, pero no se iba
Comencé a llorar de la impotencia, el miedo ya había bajado la temperatura de todo mi cuerpo y temblaba a pesar de las tres cobijas que tenía encima.
Mi impulso era llamar a mi mamá para que me dijera que todo estaba bien, pero era muy tarde y no quería alarmarla por una situación “tan tonta” como esta, así que me puse de pie y la ansiedad hacía que solo caminara en círculos alrededor de la mesa de la sala. Las sensaciones no se iban y sin darme cuenta estaba hablándome, y hablando con Dios en voz alta. Las lágrimas salían con más fuerza, el pecho las presionaba hacia afuera.
Movía los brazos en círculos extraños, eran movimientos que yo no controlaba pero que de alguna forma me tranquilizaban, seguía caminado en círculos, hablando, moviendo los brazos y callándome para no despertar a nadie.
Sabía que tenía que ir al trabajo en pocas horas y eso me angustiaba todavía más, así que volví a mi dormitorio pero no podía dormir. Este era el periodo más largo que había pasado con un episodio.
En ese momento decidí vencer la vergüenza y toqué la puerta de mi compañera de apartamento para que durmiera conmigo, en el fondo, esperaba también que me consolara y me tranquilizara, pero fue directamente a mi cama y continuó su sueño.
Yo estaba atrapada, no me sentía más tranquila y además ya no podría encender el televisor, ni hablar, o llorar en voz alta para no despertarla, tenía que ver como hacía para dormirme lo antes posible.
Traté de aplicar lo que mi mamá me había dicho sobre el niño interior y me enrosqué en posición fetal y agarré una almohada como si fuera un bebé y empecé a “calmarla” entre sollozos.
Las horas pasaban, y entre dormida y despierta empecé a escuchar los pajaritos que anunciaban la salida del sol
Había sido la noche más larga de mi vida…
Los ataques de pánico son más frecuentes de lo que se piensa, y millones de personas los viven todos los días bajo la sombra de la ignorancia.
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