Vincenzo Fabrocini
CÓMO SUPERAR
LA ANSIEDAD, EL ESTRÉS
Y LOS ATAQUES
DE PÁNICO
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-011-1
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
¿Sufre de ansiedad? No se preocupe.
Un poco de ansiedad es necesaria para vivir con optimismo. Como una pizca de sal es útil para dar sabor a los alimentos.
El recién nacido percibe la ansiedad en el momento de nacer, pasa de una existencia protegida, simbiótica y cerrada a una existencia autónoma, sometida a todas las agresiones externas.
Este paso brutal se realiza a través de la respiración, el primer grito; pero el recién nacido reacciona de forma instintiva, dando paso a todas sus necesidades de supervivencia.
Al crecer, adquirirá el sentido de la responsabilidad y la confianza en sí mismo que le ayudarán a superar los estados ansiosos, tanto fisiológicos como patológicos, que tendrá que afrontar a lo largo de su existencia.
Los estados ansiosos que nos acompañan de vez en cuando están determinados en gran parte por los problemas prácticos de la vida cotidiana. Pero la forma de afrontar la ansiedad depende del carácter y del temperamento de la persona, o de sus estructuras psicológicas, cuyos componentes son tanto genéticos como ambientales.
Hay quien se queda impasible frente a los imprevistos, lo inesperado, lo desagradable y los peligros que se encuentra de forma súbita.
Otros gritan o se desesperan, o lloran en silencio, y somatizan sus ansiedades en una serie de síntomas: escalofríos, vaharadas de calor, sudores, palpitaciones, taquicardias, espasmos musculares e insomnio.
Además de indicar una escasa confianza en sí mismo y una gran falta de autoestima, estas múltiples señales de estrés revelan un carácter frágil, que es necesario fortalecer, porque se trata de la principal presa de la ansiedad.
Todos podemos sentirnos ansiosos en una determinada circunstancia, pero si este estado de ánimo temporal tiende a repetirse hasta transformarse en una condición estable, entonces puede provocar un problema más serio, como un trastorno de ansiedad crónico o una depresión.
Son muchas las causas, las ocasiones y las modalidades de la ansiedad, como podremos ver más adelante. Sin embargo, independientemente de estos múltiples factores, los estados ansiosos tienen que controlarse cuidadosamente, como fenómenos totalmente naturales y, sobre todo, sin alarmarse.
¿Pero cómo debemos comportarnos?
Si el estado ansioso ha alcanzado los límites de la norma y precisa, en consecuencia, la intervención del médico, será necesario exponer detalladamente los propios síntomas y problemas.
Además, es adecuado informarse respecto a una eventual alternativa al tratamiento farmacológico, que pueda resultar eficaz en el propio caso específico o, en su ausencia, respecto a la mejor forma de facilitar la curación, incluso tomando regularmente el fármaco.
El médico tendrá que proporcionar explicaciones sobre la naturaleza y sobre las modalidades de acción del fármaco, tranquilizando al paciente sobre la utilidad de soportar los eventuales efectos no deseados.
El paciente debe saber cómo, cuándo y durante cuánto tiempo tiene que tomar la medicación, y de qué forma controlar sus efectos. Tendrá que ser capaz de reconocer los resultados positivos que derivan de la ingestión de la medicina y ser informado de las consecuencias de un aumento arbitrario de las dosis prescritas o una improvisada interrupción de la terapia.
La curación de la ansiedad se acoge, además de a la terapia médica, también a la natural, de la que mostraremos una treintena de técnicas. Para anticipar sólo algunas, describiremos los remedios más eficaces utilizados por la homeopatía clásica, la homotoxicología italiana, la medicina aromatoterapéutica, la fitoterapia renovada, la oligoterapia, la litoterapia, la digitopresión, la cromatoterapia y otras.
Como vemos, los medios para curarse no faltan.
Gracias a todas estas indicaciones, la ansiedad patológica será eliminada definitivamente y la fisiológica será aceptada, tal como el recién nacido acepta el aire que respira después de haber vivido las molestias del nacimiento.
PRIMERA PARTE
SINTOMATOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD
CÓMO RECONOCER LA ANSIEDAD
¿ES USTED ANSIOSO?
No es fácil responder a esta pregunta porque la ansiedad y la forma de valorarla o enfrentarse a ella constituyen una experiencia muy personal. Lo que para una persona supone una situación que la estimula a actuar, para otra puede ser causa de un malestar, una molestia extrema o incluso de pasividad. Sin embargo, algunas personas parecen estar particularmente expuestas tanto a los trastornos de ansiedad generalizada como a las formas fóbicas obsesivocompulsivas. Las razones de esta vulnerabilidad deben buscarse en parte en la propia personalidad, que puede incluirse en una de las dos tipologías fundamentales, «combativa» y «derrotista», diametralmente opuestas y evidentes ya en el niño y el adolescente.
EL TIPO COMBATIVO
Se trata de una persona muy segura de sí misma y dotada de una sólida autoestima, cuyo objetivo en la vida es ganar a toda costa. Raramente siente miedo y, de todos modos, consigue siempre disimularlo. Además de la astucia oportunista, típica del zorro que se dirige hacia un objetivo, posee las artes del león o, mejor, del leopardo. Agresiva e impaciente, actúa rápidamente y sin considerar la opinión de los demás, sólo cuando le conviene hacerlo. Colérica si se le contradice, quiere mandar y afirmarse, contando con el complejo de inferioridad de los demás, entre los cuales no le será difícil encontrar personas ansiosas y muy inseguras. Irritabilidad, celos y rivalidad le hacen interpretar cada cosa como una ofensa personal. Puede tener reacciones injuriosas, pero difícilmente llega a las manos. Patologías específicas después de los cuarenta años son la hipertensión y los trastornos cardiacos, relacionados con la tipología del sanguíneo o del colérico.
Quienes pertenecen a esta categoría tienen muchos motivos y ocasiones que pueden provocarles trastornos de ansiedad, pero a menudo su carácter imperioso los lleva a transformar el estrés que deriva de la vida de relación en un «bumerán» energético que los empuja al contraataque.
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