Meditaciones sobre la historia de Anáhuac,
Teotihuacan y el camino de Quetzalcóatl De México a Teotihuacan Primera edición: 2019 ISBN: 9788417947385
ISBN eBook: 9788417947880 © del texto: Sergio Verduzco © de esta edición: Caligrama , 2019 www.caligramaeditorial.com info@caligramaeditorial.com Impreso en España – Printed in Spain Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright . Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. A mis hermanos mexicanos (Meditaciones sobre nuestra conciencia en la historia, el misterio de la conciencia en la antigua Anáhuac, Teotihuacan, y el camino místico del Quetzalcóatl). Proemio Quetzalcóatl no es un Dios, como creían los aztecas. Quetzalcóatl fueron decenas de gobernantes-educadores teotihuacanos, mayas y toltecas. Eran los más avanzados en el conocimiento de un camino para perfeccionar la conciencia humana.
Quetzalcóatl es «el humilde iniciado en el misterio». Un misterio en el que la ciudad es la religión que aquellos constructores de pirámides practicaban. De México a Teotihuacan explica la historia del misterio de Quetzalcóatl, penetra en una técnica practicada en Teotihuacan y nos revela su método iniciático, practicado interiormente —como educación de autogobierno— por el conglomerado civil. Quetzalcóatl fue un camino interior de autogobierno y produjo una religión civil como sociedad. Hay un camino de México a Teotihuacan: Quetzalcóatl. Introducción La humanidad edifica la historia de los hombres en busca de sí misma.
Busca una libertad que solo encontrará en un origen perdido. Recorrimos milenios creando la luz de nuestras conciencias, caminando sociedades de hombres y estados. Con ellos ascendemos, evolucionando el mundo desde que el hombre tomó conciencia de su ser y se buscó a sí mismo. La conciencia de la humanidad es su historia. En ella avanzamos en el conocimiento y en el saber. El misterio es un adelanto en la visión del origen, del destino y de la conciencia que, de sí, es alcanzada por grandes pensadores e iniciados.
Este misterio tiene dos campos, a los que aplica su conocimiento y saber. Esos grandes iniciados son ápice y equilibrio de las ideas acumuladas por la humanidad en uno y otro campo, para perfeccionar tanto su ser interior como sus técnicas, civilizaciones y estados. La ciencia es la reflexión sobre la energía, el espacio y el tiempo. La otra ciencia es el conocimiento de nosotros mismos como sociedades y como misterio. Los grandes iniciados avanzan la conciencia mediante sistemas de ideas y conceptos que nos escalan, para que lleguemos a ser lo que como civilización hoy somos. Estudiando el universo concibieron el zodiaco, estableciendo así una lectura de la creación universal que nos explica.
Y a partir de este zodiaco dedujeron el avance de la humanidad por ciclos de dos mil años, cada uno de los cuales evolucionaría el conocimiento del mundo y la idea de sí mismo. Esto, por niveles progresivos de estados de conciencia; suponiendo que al fin de ellos se encontrará tanto el origen como el destino: ¡al fin seriamos uno y nosotros mismos! Según lo anterior, en el año 2001 iniciamos un período de dos milenios llamado «era de Acuario», representada por un viejo niño vaciando un cántaro de agua. Cristo inició en el año cero la era de Piscis, representada por dos peces nadando en el agua. Tras Él, culminan las ideas y el grado de conciencia mística y civil de los griegos y los romanos occidentales, con quienes la humanidad culminó la era de Aries. Nuestra conciencia occidental empieza con ellos, como conquista y simbiosis de la evolución de dos civilizaciones en las que nos enraizamos por el tamaño de sus conciencias. Conciencias-estados logradas por los egipcios, pasando por los fenicios, tras dos mil años de forja en busca de la cabeza de la humanidad, de la presencia de Dios en la tierra.
Jesús inició la marcha milenaria de lo que hoy somos como conciencias, ideas y sistemas sociales, aquellos con los que nos gobernamos y entendemos actualmente. La misión de los siglos iniciales de los primeros mil años de nuestra era fue permitir el auge romano y, luego, su muerte, sembrada como semilla de las naciones de Europa y hereditaria de las ideas clásicas. Roma resurgió extranjera, en el civilismo marino de las ciudades-puertos mediterráneas, comerciando por el gran mar y surtiendo a las ciudades de Europa con las mercancías asiáticas. Esta edad es de monasterios y principados feudales, y culminó en la migración mental de ese civilismo y sus feudos hacia las naciones y los negocios. En el estado de conciencia actual, producto del renacer del universalismo por conquistar la ciencia, somos seres del mundo, al que explotamos para capitalizar a unos cuantos y permitirnos el gozo de nuestra técnica. El misterio de nuestra verdad se fragmentó en Iglesias, partidos e intereses sociales, y yace, sepultado por el racionalismo científico, en nuestro corazón dormido, arrullado por el encanto de la modernidad.
Hoy, la civilización occidental se encuentra de frente a la oriental, compitiendo por conquistar mercados; mientras, la inmigración denuncia el hurto de sus riquezas por parte de aquellos que desarrollaron el mercantilismo, el industrialismo y el capitalismo con nacionalismos, en los que se ahogan enormes porcentajes de la humanidad. Lo mismo que la historia es a las sociedades, facultándolas en su estado de civilización, así es la conciencia para el hombre individual, que propicia su idea y ética como forma de vida. En este avance por la civilización, y en el estado espiritual de conciencia alcanzada por las sociedades, caímos en mentalidades que distan mucho del universalismo buscado por los renacentistas, en el cual, al fin, el hombre se encontrará a sí mismo, como individuo libre, en sociedades conscientes y promotoras de sus partes. Ese es el objetivo del futuro. De aquí en delante, la humanidad debe controlar sus capitales, sus inventos y sus beneficios. El hombre debe tomar conciencia de sí mismo «como entidad universal», respetando el mercantilismo de su verdad como hombre del mundo y, a la vez, buscando y proponiendo un universalismo que revele nuestro misterio interior.
Mundo y universo en el corazón humano: ese es nuestro destino. Por eso intento hacer estas meditaciones sobre Teotihuacan y su misterio: Quetzalcóatl. Tenemos los dos mil años de la era de Acuario para liberar nuestro ser espiritual de la sola idea del mundo y encontrar nuestra conexión con el universo. Lo que avancemos en la conquista de nuestra divinidad dependerá de nosotros. Estas meditaciones independientes y consecutivas son avances en ese sentido. Atrévete a buscarte a ti mismo.
Estudiante La ciencia de la vida mueve el mundo. Entender mundo y vida es tu objeto de estudio. Las herencias del esfuerzo de millones, en orden y método formativo, están prestas a armarte para vivir. Enfrentarás las corrientes del pensar. Sus lógicas y logias terminarán por definirte. Espero que la armonía sea tu conquista, amigo.
Tu estudio, con inteligencia, razón y apertura, te dará percepción, memoria y reflexión automática para edificar tu futuro con criterio, como mezcla de la vida y tus estudios. Crearás tu identidad social. Ten en cuenta que, para identificarte, tienes un origen y un final más allá del cuerpo y el mundo. Conquista el mundo y domínate a ti mismo. Si dominas tu carácter, para elevar tu espíritu crítico a la comprensión de ti y de todos, tu identidad será armoniosa, equilibrada. Creo en ti.